Carlos Arturo Imendia

Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo una pieza esencial de la acción. Carlos Arturo Imendia es uno de esos sujetos cuya vida, en verdad, merece nuestra atención debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Carlos Arturo Imendia es comprender más sobre periodo preciso de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la trascendencia que atesoró Carlos Arturo Imendia en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo mientras estuvo en la tierra fue decisivo no sólo para las personas que frecuentaron a Carlos Arturo Imendia, sino que a caso legó una huella mucho más vasta de lo que logremosconcebir en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Carlos Arturo Imendia de forma personal.Carlos Arturo Imendia ha sido una persona que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Comprender lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Carlos Arturo Imendia, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo sustancial para que podamos poner en valor no sólo la vida de Carlos Arturo Imendia, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Carlos Arturo Imendia, aquellas personas a quienes de de una u otra forma Carlos Arturo Imendia influenció, y indudablemente, entender y comprender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Carlos Arturo Imendia.

Vida y Biografía de Carlos Arturo Imendia

(Sonsonate, 1864 - Ahuachapán, 1904) Poeta y periodista salvadoreño. Tras conseguir el nivel de Bachiller en el Colegio de Guadalupe, optó por proseguir su innata vocación humanística a través del periodismo y la literatura. El 16 de enero de 1891 se unió en matrimonio con Rosa Boquín, y un año después empezó a trabajar de redactor en el rotativo La Palmera, de su localidad natal, ocupación que debió cambiar -para lograr sostener a su familia- con el puesto de agente local de ventas de otras 2 publicaciones: la gaceta infantil neoyorquina La Edad de Oro (que, en 1889, estuvo apuntada por el enorme poeta cubano José Martí), y el períodico El Dos de Abril, de San Salvador. Asimismo, desde 1893 actuó asimismo como agente de ventas en Sonsonate de la United Artists Association.

Ahora por ese momento era Carlos Arturo Imendia un escritor muy que viene dentro en los primordiales círculos literarios salvadoreños, en los que figuraba como integrante de la Sociedad Científico-Literaria "La Juventud" (1881) y de la Academia de Ciencias y Bellas Artes (1888). Esta presencia en el panorama cultural de su país le dejó establecer relaciones con las figuras mucho más predominantes de su temporada, como el nicaragüense Rubén Darío, con cuya amistad se honró a lo largo del periodo juvenil que el agradable poeta modernista pasó en El Salvador (1882-83), en el momento en que los dos jóvenes compartieron varias veladas literarias organizadas por la asociación juvenil recién citada.

Esta sólida amistad entre Carlos Arturo Imendia y Rubén Darío no se deshizo en el momento en que el poeta nicaragüense abandonó El Salvador: los dos autores volvieron a hallarse en 1889, a causa de la visita que Rubén rindió en Sonsonate al doctor Rubén Rivera; y en 1893 en la localidad de norteamérica de Nueva York, en el momento en que el popular poeta modernista se encontraba a puntito de dejar los Estados Unidos para instalarse en Buenos Aires (Argentina), para ejercer allí de cónsul de Colombia.

Unos años antes, en su localidad natal de Sonsonate, Carlos Arturo Imendia había empezado a formar parte activamente en la vida pública de su nación, por medio de la fundación del Liceo San Agustín, cuya dirección aceptó en 1885. Posteriormente, desempeñó otras funcionalidades administrativas de determinado relieve en la ciudad más importante salvadoreña, en este momento como miembro del Ministerio de Instrucción Publica.

Entretanto, el poeta de Sonsonate no abandonaba su afición hacia el cultivo de la creación literaria, y esto más allá de que su primer poemario designado a la imprenta (Páginas rimadas) había resultado un terminado fracaso, en tanto que la tipografía neoyorquina de La Revista Ilustrada, que de entrada había asumido su publicación, se negó a última hora a sacarlo a la calle.

Pero este fiasco, lejos de sumir en el desánimo al joven Carlos Arturo Imendia, le sirvió de estímulo y acicate para continuar escribiendo. Y de esta manera, en 1894 dio a la imprenta un volumen de versos que se titula Lugareñas, obra que halló un extenso eco en los círculos poéticos del país, ya que venía avalada por un prólogo del enorme poeta salvadoreño Francisco Gavidia. Posteriormente, Imendia publicó las letras y partituras de Cantos institucionales (1899), un precioso cancionero elaborado en colaboración con el músico Ciriaco de Jesús Alas, obra a la que prosiguió, un año después, la aparición de Estelas (1900), una compilación de versos y prosas prologada por Modesto Distritos.

De esta manera las cosas, reconocido ahora como entre los autores mucho más refulgentes actualmente, Carlos Arturo Imendia escribió la letra del emotivo Himno a la bandera salvadoreña, artículo al que prosiguió otro trabajo que venía a corroborar su peso concreto en la civilización oficial del país: el célebre Discurso de apertura del parque "Gerardo Distritos", pronunciado en 1902 para abrir ese hermoso paraje que, hoy en día, recibe el nombre de "Parque Bolívar").

Asimismo por esos primeros años del siglo XX empezó a conocer traducidas ciertas de sus creaciones a lenguas tan extendidas como la lengua inglesa y la lengua francesa, y a alguna otra tan lejana -pero prestigiada en el campo literario- como el sueco. Uno de sus mayores éxitos en el cultivo de la creación literaria vino a través de su relato que se titula "El faro del señor Lucas", que en 1904 fue premiado con el segundo premio en el certamen literario convocado por el Diario de El Salvador.

El resto de los escritos poéticos de Carlos Arturo Imendia quedó esparcido en varios diarios y gacetas de todo el mundo, situados eminentemente en los Estados Unidos de América, Guatemala y Costa Rica. Entre los medios salvadoreños que han publicado ciertas de sus creaciones, sobresalen La Juventud Salvadoreña, el citado Diario de El Salvador, el Repertorio Salvadoreño, La República de Centro América, el Repertorio del Diario de El Salvador y El Porvenir de Centro América.

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¿Qué juicio te merece la existencia de Carlos Arturo Imendia? ¿Hallaste todo aquello que pensabas que ibas a hallar?

Es cierto que llegar a comprender a Carlos Arturo Imendia es algo que está reservado a pocas personas, y que intentar reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Carlos Arturo Imendia es una especie de puzzleque probablemente consigamos reconstruir si colaboramos todos en conjunto.

Debido a esto, si eres del tipo de personas que confían en que de forma cooperativa se puede hacer algo mejor, y tienes información acerca de la biografía de Carlos Arturo Imendia, o con respecto a algún faceta de su figura u creación que no hayamos contemplado en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre imprescindibles, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de un ser como Carlos Arturo Imendia, que poseyó su trascendencia en un momento concreto de la historia, es fundamental procurar ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

No lo dudes y contacta con nosotros para contarnos qué sabes tú en relación con Carlos Arturo Imendia. Estaremos muy contentos de completar esta biografía con más información.