Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la importancia que tuvo Buenaventura Durruti en la historia. Cómo vivió y lo que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para quienes frecuentaron a Buenaventura Durruti, sino que tal vez produjo una señal mucho más insondable de lo que podamossospechar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Buenaventura Durruti personalmente.Buenaventura Durruti fue una de esas personas que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Buenaventura Durruti, cautivan nuestra curiosidad, tienen que ayudarnos siempre como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Buenaventura Durruti, porqué Buenaventura Durruti vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma implacable, la historia.
(León, 1896 - Madrid, 1936) Dirigente anarquista español, una de figuras legendarias del anarquismo. Hijo de un obrero de ideología socialista, trabajó desde los catorce años como mecánico ferroviario. En 1913 se inscribió en la sección metalúrgica de la Unión General de Trabajadores (UGT). Tras formar parte en la huelga revolucionaria de agosto de 1917, tuvo que exilarse a Francia.
A su regreso a España en 1920, se estableció en Barcelona y también ingresó en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Junto a Ricardo Sanz, Francisco Ascaso y Juan García Oliver, entre otros muchos, creó en 1922 el conjunto anarquista Los Solidarios, al que se atribuiría en 1923 el atentado contra el cardenal y arzobispo de Zaragoza Juan Soldevila. Su propósito era combatir contra las bandas armadas dirigidas por los hombres de negocios catalanes. El conjunto intervino en un atraco contra la sucursal del Banco de España en Gijón, en el que fue detenido Francisco Ascaso, quien fue liberado pocos días después por Durruti y sus ayudantes.
Buenaventura Durruti elaboró una teoría de la revolución popular fundamentada en el golpe para derrocar al gobierno insurreccional, al cargo de conjuntos de combate minoritarios. Con el advenimiento de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, Durruti y Ascaso viajaron a Argentina y a otros países de Hispanoamérica (1924-1925); a través de robos entendidos como activismo innovador, juntaron a lo largo de ese periodo de tiempo fondos para las agrupaciones ácratas. De nuevo en Europa, se radicaron en Francia. En 1927 fueron detenidos al descubrirse sus proyectos para raptar a Alfonso XIII. Expulsados de España el año siguiente, viajaron a Berlín y se establecieron en Bélgica en 1929.
Al proclamarse la Segunda República (1931), Buenaventura Durruti se instaló en Barcelona y también impulsó la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Opuesto a la consolidación de la República parlamentaria y a los consecutivos gobiernos republicanos, participó activamente en las revueltas ácratas de 1932 y 1933, y en la fracasada revolución de octubre de 1934. Esta experiencia le llevó a proteger el no boicot de la CNT a las selecciones de febrero de 1936; la participación mayoritaria de los afiliados contribuiría a la victoria del Frente Habitual.
Con el estallido de la Guerra Civil, dirigió las fuerzas ácratas en Barcelona a lo largo de los combates del 19 de julio de 1936. Promovió el Comité de Milicias Antifascistas y encabezó una columna de milicianos que fue mandada adelante de Aragón para tomar Zaragoza. Durante su avance hacia la ciudad más importante aragonesa procedió a la colectivización de los territorios recuperados, pero no logró ingresar en Zaragoza.
En noviembre se trasladó a Madrid para respaldar la defensa de la ciudad más importante frente a la ofensiva de las tropas sublevadas. Al mando de una columna de 2 mil milicianos, defendió el ámbito de la Ciudad Universitaria próximo al hospital Clínico, que acabaría no obstante cayendo a cargo de los nacionales. El 20 de noviembre murió de un tiro que había recibido el día previo mientras que inspeccionaba las ubicaciones de combate, en situaciones confusas. Su sepelio en Barcelona reunió a una enorme multitud.
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