Bill Gates

Ya sea inspirando a más personas o formando parte de la acción. Bill Gates es una de esas personas cuya vida, en efecto, merece nuestro interés por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Bill Gates es conocer más acerca de época determinada de la historia del ser humano.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Bill Gates, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa básica para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Bill Gates, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Bill Gates, gentes a quienes de un modo u otro Bill Gates influyó, y por supuesto, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Bill Gates.

Las biografías y las vidas de personas que, como Bill Gates, atraen nuestra atención, tienen que servirnos en todo momento como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Bill Gates, el motivo por qué Bill Gates vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Bill Gates

(William Henry Gates III; Seattle, Washington, 1955) Informático y empresario estadounidense, principal creador de Microsoft. La fortuna de este precoz programador, que no llegó a finalizar sus estudios y que a los 31 años era ahora multimillonario, procede del éxito arrollador de su S.O., el MS-DOS (1981), que evolucionaría hasta transformarse en el habitual Windows 3.1 (1992) y daría sitio a las consecutivas ediciones de este S.O., omnipresente hasta nuestros días en la enorme mayoría de los ordenadores portátiles y de sobremesa.

Es bien difícil evaluar hasta qué punto fue suerte o excelente intuición avisar que, en la eclosión de la informática de consumo, había un mercado tan apreciado en la fabricación de ordenadores (hardware) como en la creación del S.O. y de los programas que debían usarse en ellos (programa). Lo es cierto que, mientras que los desarrolladores competían fuertemente por el hardware, una secuencia de situaciones llevaron a que su S.O. se extendiese hasta quedar sin solamente rivalidad. De hecho, con frecuencia se ha acusado a Microsoft de prácticas monopolísticas, y a su principal creador de falta de verídica imaginación. Pero, aun admitiéndolo, va a deber reconocerse que su contribución eficaz a la popularización de la informática (y a la vertiginosa escalada tecnológica que ha conllevado) fue enorme.

Biografía

Bill Gates nació en una familia acomodada que le dio una educación en centros de élite como la Escuela de Lakeside (1967-73) y la Universidad de Harvard (1973-77). Siempre en colaboración con su amigo Paul Allen, se ingresó en el planeta de la informática formando un pequeño aparato destinado a la realización de programas que vendían a compañías o gestiones públicas.

En 1975 se trasladaron a Alburquerque (Nuevo México) para trabajar proveyendo a la compañía MITS una secuencia de programas susceptibles de ser empleados con el primer microordenador, el Altair, para el que habían creado una versión del lenguaje de programación BASIC. Ese mismo año crearon en Alburquerque su compañía de producción de programa informático, Microsoft Corporation, con Bill Gates como presidente y directivo general. Su negocio consistía en realizar programas amoldados a las pretensiones de los recientes microordenadores y ofrecérselos a las compañías desarrolladores mucho más económicos que si los hubiesen creado ellas mismas. Cuando, en 1979, Microsoft empezó a medrar (contaba entonces con dieciséis usados), Bill Gates decidió mover su sede a Seattle.

El negocio del programa

A principios de la década de 1970, la invención del microprocesador dejó abaratar y achicar el tamaño de las enormes PCs que ya están hasta el momento. Era un paso definitivo hacia un sueño extensamente acariciado por muchas compañías punteras en el campo tecnológico: crear ordenadores de tamaño y precio razonable que dejasen llevar la informática a todas las compañías y hogares. El primero en llegar podría comenzar un negocio demasiado lucrativo y de colosal potencial. Era impensable que una compañía como Microsoft, dedicada únicamente al programa (S.O. y programas) pudiera jugar algún papel en esta carrera entre desarrolladores de hardware, o sea, de máquinas.

Y de esta manera fue al comienzo: una competición entre desarrolladores de ordenadores no bastante franca, ya que hubo mucho más de un plagio. A mediados de los años setenta, en un estacionamiento atestado de latas de aceite y bartulos familiares, Steve Jobs y Stephen Wozniak diseñaron y edificaron una placa de circuitos de PC, una exhibe de innovación y de imaginación. Al principio tenían la intención de vender solo la placa, pero próximamente se persuadieron de la conveniencia de montar una compañía, Apple, y vender ordenadores. En 1977 comenzaron a comercializar la segunda versión de su PC personal, el Apple II, que se vendía con un S.O. asimismo desarrollado por Apple: un jalón histórico que marca el nacimiento de la informática personal.

Bastante inocentemente, Apple cometió el fallo de anunciar a otras compañías las informaciones precisas del Apple II. Para desarrollar su primer pc, la compañía IBM copió y amoldó la arquitectura abierta del computador de Apple y eligió el microprocesador Intel 8088, que manejaba ahora letras y números de 16 bits. De este modo, en 1981, IBM ha podido publicar su primer PC (Personal Computer, computador personal). Pero el S.O. de su PC, indispensable para su desempeño, no había sido desarrollado por IBM, sino más bien por Microsoft. Un año antes, en 1980, Bill Gates había llegado a un convenio con IBM para suministrarle un S.O. amoldado a sus ordenadores personales, el MS-DOS, que desde 1981 iría instalado en todos y cada uno de los ordenadores de la marca.

IBM consiguió un enorme éxito comercial con su PC. Con un precio que, con el paso del tiempo, sería poco a poco más accesible, cualquier cliente podía obtener una PC de tamaño achicado, cuyas apps no hacían sino más bien acrecentar, y que englobaban tanto el ocio como múltiples ocupaciones laborales. Pero IBM asimismo cometió fallos en la utilización de la patente. Muchas compañías, conscientes del enorme boom que se aproximaba, se publicaron a la fabricación y comercialización de PC compatibles, llamados en la jerga informática clónicos, mucho más económicos que los de IBM.

El mercado se anegó de ordenadores personales compatibles con el de IBM que funcionaban con el S.O. de Microsoft, que podía venir instalado o adquirirse separadamente, pues, si bien IBM lo había solicitado, el MS-DOS no era de sus propiedad: había cedido los derechos de venta a Microsoft. Por otro lado, además de las compañías y gestiones, no en todos los casos los individuos adquirían la licencia del MS-DOS. Era sencillísimo hallar una copia y también instalarlo sin abonar, hecho que favoreció aún mucho más su difusión.

Del MS-DOS a Windows

Aún existían otra opciones, pero se han quedado en minoritarias: merced a su bajo coste, la combinación PC mucho más MS-DOS terminó copando el mercado y transformándose en el estándar. Mientras los desarrolladores de ordenadores procuraban achicar costos, entregados a una guerra de costes de la que absolutamente nadie ha podido sacar una situación dominante, una compañía de programa, la de Bill Gates, se realizó con casi todo el mercado de S.O. y parte importante del de programas.

A partir de ese instante, la expansión de Microsoft fue increíble. Y no solo pues los PC precisaban un S.O. para marchar, sino más bien asimismo por el hecho de que los programas y apps específicas (un procesador de contenidos escritos, un hoja de cálculo, un juego) se desarrollan sobre la base de un S.O. específicamente, y ese sistema era el MS-DOS. Las diferentes compañías de programa (y entre ellas exactamente la misma Microsoft) podían desarrollar, por servirnos de un ejemplo, diferentes procesadores de contenidos escritos, rivalizando entre ellas para agradar al usuario. Pero como la enorme mayoría de clientes tenía MS-DOS, desarrollaban programas para marchar con MS-DOS, y terminaban por llevar a cabo un favor a Microsoft, que podía alardear de que sobre su S.O. podían marchar todos y cada uno de los programas imaginables: los suyos y prácticamente todos los de la rivalidad. Esa retroalimentación viciosa era el fantástico activo de Microsoft, y Bill Gates supo preservarlo.

El MS-DOS, no obstante, era un ambiente poco accesible, cuyo manejo requería el saber de comandos que se introducían a través del teclado. Con la publicación en 1984 del computador personal Macintosh, Apple pareció tomar nuevamente la frontal. Su sistema de ventanas supuso un salto cualitativo; su plataforma de trabajo simulaba la distribución de una mesa de trabajo a través de iconos. Un pequeño aparato, el ratón, cuyo movimiento se reflejaba en la pantalla con un icono parpadeante, dejaba recorrerla en busca del archivo o programa buscado. En rincón de tener que rememorar los comandos de todas las operaciones y teclearlos en todos y cada instante, alcanzaba asistir a los listados de acciones probables y clickear con el ratón sobre la opción escogida.

Por el instante, aquellas creaciones no parecían llevar a cabo sombra a Bill Gates. En 1983 Paul Allen dejó Microsoft, aquejado de una grave patología. Y en el momento en que, en 1986, Microsoft salió a la Bolsa, las acciones se cotizaron tan prominente que Bill Gates se transformó en el multimillonario mucho más joven de la historia. Volcado en un desarrollo de innovación tecnológica acelerada, y en su caso imitando mucho más el Macintosh de Apple que perfeccionando, Gates lanzó una interfaz para MS-DOS llamada Windows: Windows 3.0 en 1990 y Windows 3.1 en 1992.

No era, de todos modos, un nuevo S.O., sino más bien, como se dijo, una interfaz con ratón, iconos y ventanas bajo la que proseguía corriendo el viejo MS-DOS, pero fue realmente bien recibido por los clientes, que disponían por último de un sistema tan deducible como el de Macintosh pero considerablemente más económico al marchar sobre un PC, merced a lo que se impuso de forma fácil en el mercado. El gran éxito llevó a la auténtica renovación que fue Windows 95 (en cuya campaña de promoción a escala mundial aceptó nuestro Gates el papel de profeta de la sociedad cibernética como personificación de Microsoft), al que proseguirían Windows 98 y las consecutivas ediciones de este S.O., de entre aquéllas que se destaca Windows XP (2001), el primero 100 por ciento nuevamente tipo, que dejaba totalmente de lado el viejo MS-DOS.

Entretanto, el negocio no había cesado de medrar (de los 1.200 usados que tenía en 1986 hasta mucho más de 20.000 en 1996), y, con la generalización de Windows, Bill Gates pasó a ejercer un virtual monopolio del mercado del programa mundial, reforzado por su victoria en el litigio de 1993 contra Apple, que había demandado a Microsoft por estimar que Windows era un plagio de la interfaz de su Macintosh. Desde 1993 embarcó a la compañía en la promoción de los aguantes multimedia, en especial en el campo educativo.

Aparte de Windows, varios de los programas y apps específicas mucho más básicas y también esenciales producidas por la compañía (el bulto ofimático Microsoft Office, por poner un ejemplo) eran siempre y en todo momento las mucho más vendidas. Surgieron muchas voces críticas que censuraban su situación monopolística, y en varias oportunidades Microsoft fue llevada por este motivo a los tribunales por compañías contendientes y gobiernos, pero nada logró parar su continua ascensión.

Empresario y filántropo

El talento de Gates se ha reflejado en múltiples programas informáticos, cuyo empleo se ha publicado por todo el planeta como idiomas básicos de los ordenadores personales; pero asimismo en el éxito de una compañía maleable y competitiva, gestionada con criterios heterodoxos y con una atención particular a la selección y motivación del personal. Las creaciones de Gates contribuyeron a la rápida difusión del empleo de la informática personal, generando una innovación técnica trascendental en las maneras de generar, trasmitir y consumir la información. El presidente George Bush reconoció la relevancia de la obra de Gates otorgándole la Medalla Nacional de Tecnología en 1992.

Su veloz enriquecimiento fué acompañado de un alegato visionario y ilusionado sobre un futuro transformado por la penetración de los ordenadores en todas y cada una de las facetas de la vida diaria, respondiendo al sueño de ingresar un computador personal en todos y cada casa y en todos y cada puesto; este alegato, que incita una actitud efectiva frente a los enormes avances sociales de nuestra temporada, disfruta de enorme audiencia entre los jóvenes de todo el planeta por seguir del hombre que representa el éxito material apoyado en el empleo de el intelecto (su libro Camino al futuro fue entre los mucho más vendidos en 1995).

Los opositores de Bill Gates, que asimismo son varios, le recriminan, con razón, su falta de imaginación (precisamente su talento y sus creaciones no son equiparables a las de un Steve Jobs, y mucho más bien prosiguió los caminos que abría el principal creador de Apple), y critican además su política empresarial, aseverando que se fundamentó siempre y en todo momento en el monopolio y en la absorción de la rivalidad o del talento a golpe de talonario. A los críticos les agrada resaltar un hecho completamente real, a pesar de que parezca una historia de historia legendaria urbana: no el MS-DOS es obra suya. Bill Gates lo adquirió por 50.000 dólares americanos a un programador de Seattle llamado Tim Paterson, le cambió el nombre y lo entregó a IBM.

En esta época, Microsoft todavía es una de las compañías mucho más valiosas de todo el mundo, más allá de haber perdido distintas peleas, en especial la de Internet y la de los S.O. para teléfonos móviles inteligentes, que lidera en este momento Google (Sergei Brin y Larry Page), otro enorme tan apreciado como Microsoft. Frente al dinamismo de la era de Internet, donde brotan y se transforman de forma rápida en multimillonarias novedosas ideas como la comunidad Facebook, de Mark Zuckerberg, la compañía de Gates semeja haber quedado algo atrofiada, si bien no se pone en duda la solidez de su situación.

Tampoco ello es única compromiso de Bill Gates, que en el año 2000 cedió la presidencia ejecutiva de Microsoft a Steve Ballmer y pasó a ser arquitecto jefe de programa para centrarse en los puntos tecnológicos. Bill Gates había contraído matrimonio en 1994 con Melinda French, con la que tendría tres hijos. En el año 2000 creó, adjuntado con su mujer, la Fundación Bill y Melinda Gates, institución beneficiosa encargada de temas sanitarios y académicos cuya magnífica dotación económica procede en su mayoría de su fortuna personal. No en balde el principal creador de Microsoft es un frecuente de las listas cada un año de la gaceta Forbes: en 2014 la había encabezado ahora en quince oportunidades como el hombre mucho más rico del mundo.

En 2008, Bill Gates abandonó finalmente Microsoft para ocuparse íntegramente a sus trabajos en la fundación, que había recibido el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 2006. Si antes fue una figura discutida, esta novedosa etapa como filántropo lúcida mucho más bien unánime admiración: de la misma lo fue su compañía, su fundación es la mucho más grande de todo el mundo por lo relacionado a la cuantía de sus aportaciones económicas a todo tipo de programas de asistencia, investigación y avance.

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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre determinantes, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de un ser como Bill Gates, que detentó su trascendencia en una época concreta, es esencia tratar de brindar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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