La historia del mundo está escrita por aquellas personas queen el transcurrir de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han ocasionado quela civilización, de un modo u otro,prospere.
Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que atesoró Bertolt Brecht en la historia. La forma en que vivió y las cosas que hizo mientras estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que trataron a Bertolt Brecht, sino que a caso dejó una huella mucho más vasta de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Bertolt Brecht de forma personal.Bertolt Brecht ha sido un ser humano que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Conocer lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Bertolt Brecht, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo esencial para que podamos apreciar no sólo la existencia de Bertolt Brecht, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Bertolt Brecht, gentes a quienes de de una u otra forma Bertolt Brecht influyó, y ciertamente, conocer y descifrar cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Bertolt Brecht.
Las biografías y las vidas de personas que, como Bertolt Brecht, cautivan nuestro interés, tienen que valernos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Bertolt Brecht, porqué Bertolt Brecht vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inexorable, la historia.
(Eugen Berthold Friedrich Brecht; Augsburg, 1898 - Berlín oriental, 1956) Escritor alemán. Además de ser entre los dramaturgos mucho más relevantes y también renovadores del siglo XX, cuyas proyectos procuran siempre y en todo momento la reflexión del espectador, trató asimismo de promover el activismo político con las letras de sus lieder, a los que Kurt Weill puso la música.
Empezó en Múnich sus estudios de literatura y filosofía en 1917, a los que agregaría más tarde los de medicina. Durante la Primera Guerra Mundial empezó a redactar y divulgar sus proyectos. Desde 1920 frecuentó el planeta artístico de Múnich y trabajó como dramaturgo y directivo de escena. En este ambiente conoció a Frank Wedekind, Karl Valentin y Lion Feuchtwanger, con quienes sostuvo siempre y en todo momento un ajustado contacto.
En 1924 se trasladó a Berlín, donde trabajó como dramaturgo bajo el mando de Max Reinhardt en el Deutsches Theater; más tarde cooperó asimismo en proyectos de carácter colectivo adjuntado con Elisabeth Hauptmann, Erwin Piscator, Kurt Weill, Hans Eisler y Slatan Dudow, y trabó relaciones con el pintor Georg Grosz. En 1926 empezó a interesarse con mayor intensidad por el marxismo y estableció un ajustado contacto con Karl Korsch y Walter Benjamin. Su Dreigroschenoper (Trabaja de 4 cuartos, 1928) consiguió en 1928 el mayor éxito popular en la República de Weimar. En ese año 1928 se casó con la actriz Helene Weigel.
Desde 1930 estrechó sus contactos con el Partido Comunista Alemán. Tres años después, la ascensión del nazismo forzó su salida del país: el 28 de febrero de 1933, un día siguiente de la quema del Parlamento, Brecht empezó su sendero hacia el exilio en Svendborg (Dinamarca). Tras una corto temporada en Austria, Suiza y Francia, marchó a Dinamarca, donde se estableció con su mujer y 2 cooperadoras, Margarethe Steffin y Ruth Berlau. En 1935 viajó a Moscú, Nueva York y París, donde intervino en el Congreso de Escritores Antifascistas, provocando una fuerte polémica.
Iniciada la Segunda Guerra Mundial, y temiendo la ocupación alemana, en 1939 se fue a Suecia; en 1940, a Finlandia, país del que debió huír frente a la llegada de los nazis; y en 1941, por medio de la Unión Soviética (vía Vladivostok), a Santa Monica, en los Estados Unidos, donde continuó apartado seis años, viviendo de guiones para Hollywood. En 1947 se llevó a la pantalla Galileo Galilei, con poquísimo éxito. A raíz del estreno de esta película, el Comité de Actividades Antinorteamericanas le consideró elemento sospechoso y debió marchar a Berlín Este (1948), donde organizó primero el Deutsches Theater y, más tarde, el Theater am Schiffbauerdamm. Antes había pasado por Suiza, donde cooperó con Max Frisch y Günther Weisenborn.
En Berlín, adjuntado con su mujer Helene Weigel, creó en 1949 el popular Berliner Ensemble, y se dedicó de forma exclusiva al teatro. Aunque siempre y en todo momento observó con escepticismo y duras críticas el desarrollo de restauración política de la República Federal, tuvo asimismo serios enfrentamientos con la cúpula política de la República Democrática.
El teatro de Bertolt Brecht
Brecht es indudablemente entre los dramaturgos mucho más relevantes del siglo XX, aparte de entre los líricos mucho más reputados. Aparte de estas 2 facetas, se puede destacar asimismo su prosa corto de carácter didáctico y dialéctico. La base de su producción es, ahora desde los tiempos de Múnich, una situación antiburguesa, una crítica a las maneras de vida, la ideología y la concepción artística de la burguesía, poniendo de relieve al tiempo la necesidad humana de felicidad como base para la vida.
Con su acercamiento al marxismo, esta posición se realizó considerablemente más extremista y pasó de realizar referencia a un sujeto apartado a enmarcarse en el campo del grupo de la sociedad: el sujeto autónomo aniquilado por el capitalismo (Mann ist Mann, El hombre es el hombre, 1924/25) logra novedosas características en el colectivo. Con el personaje que da título a su drama Baal (1922), Brecht creó un tipo que hace aparición durante su producción en distintas variantes (Schweyk im Zweiten Weltkrieg, Schweyk en la Segunda Guerra Mundial, 1943) y que se expresa de forma considerablemente más extremista en los extractos Untergang des Egoisten Johann Fatzer (El ocaso del egoísta Johann Fatzer, 1927/30) y Die Reisen des Glücksgotts (Los viajes del dios de la fortuna, 1941).
La situación opuesta la representan las figuras maternales, adjuntado con el colectivo innovador y los dialécticos (Geschichten von Herrn Keuner, Historias del señor Keuner, 1930). El avance literario de Bertolt Brecht, que en su lírica pasa desde una aproximación crítico a la "Neue Sachlichkeit" hasta maneras de resistencia colectiva (Lieder-Gedichte-Chöre, Canciones-Poemas-Coros, 1934), está influido por la Biblia de Lutero, la obra de Shakespeare y la Antigüedad Clásica, tal como por el teatro asiático y la filosofía china.
Brecht comprende la filosofía como la doctrina del buen accionar, una categoría que resulta primordial en su obra. En este sentido comprende sus contenidos escritos como intentos progresivos de ocasionar desconcierto, reflexión, reproducción y cambios de actitud y de accionar en el espectador. Para ello usa el popular "efecto de distanciamiento" ("Verfremdungseffekt"), que no ha de ser comprendido solo como una técnica estética, sino más bien como "una medida popular". Sus intentos trágicos mucho más radicales de carácter pedagógico y político son Lindberghflug (El vuelo de Lindbergh, 1929), Das Badener Lehrstück und der Neinsager (La parábola de Baden y el que afirmaba que no, 1930), Die Maßnahme, (La medida, 1930), Die Ausnahme und die Regel (La salvedad y la regla, 1930) y Die Horatier und die Kuratier (Los horacianos y los curacianos, 1934); en todos ellos se pone de relieve una fuerte separación entre ámbito y espectador.
Con la llegada del nacionalsocialismo todos estos intentos revolucionarios perdieron sus capitales sociales. En el exilio, Brecht escribió sin publicarlas ciertas de sus piezas mucho más conocidas: Leben des Galilei (Vida de Galileo Galilei, que apareció en 3 ediciones: una danesa de 1938-39, otra de america de 1945-46, y la tercera, berlinesa, de 1953-55), Mutter Courage und ihre Kinder (Madre Coraje y sus hijos, 1939), Der gute Mensch von Sezuan (El hombre bueno de Sezuan, 1943), Herr Puntila und sein Knecht Matti (El señor Puntila y su criado Matti, 1940), además de escritos teóricos sobre teatro (Der Messingkauf, La compra de latón, 1939/40) y ciertos apuntes para unas novelas (Tui-Roman, Novela de Tui, 1930/42; Die Geschäfte des Herrn Julius Caesar, Los negocios del señor Julio César, 1938/39). Con sus análisis sobre el fascismo y los Svendborger Gedichte (Poemas de Svendborg, 1939) tomó parte activa en la pelea antifascista.
Condicionado por la situación popular, tras 1945 trabajó solo en proyectos de carácter didáctico, olvidando sus ensayos de los primeros años. Tal vez esto fue lo que le transformó en un tradicional hasta el punto de que el teatro alemán de posguerra (tanto en la vieja RDA como en la vieja RFA) sería impensable sin él.
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