Benjamin Franklin

La historia de la civilización la escriben los hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado queel género humano, de un modo u otro,prospere.

Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo parte de la actuación. Benjamin Franklin es uno de esos seres humanos cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Benjamin Franklin es comprender más sobre un periodo concreto de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la importancia que tuvo Benjamin Franklin en la historia. Cómo vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en la tierra fue determinante no sólo para quienes trataron a Benjamin Franklin, sino que tal vez dejó una huella mucho más insondable de lo que logremosfigurar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Benjamin Franklin en persona.Benjamin Franklin fue uno de esos seres humanos que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Benjamin Franklin

(Boston, 1706 - Filadelfia, 1790) Político, científico y también inventor estadounidense. Estudioso de la electricidad y de cuanto atrajo su interés, inventor del pararrayos y de otros útiles artefactos, sincero y eficaz hombre público y señalado artífice de la independencia de los Estados Unidos, Benjamin Franklin fue quizás el personaje mucho más amado de su tiempo en su país y el único americano de la temporada colonial británica que alcanzó popularidad y notoriedad en Europa.

Solo desde la admiración es viable aproximarse a su figura, y al tiempo es bien difícil meditar en Franklin sin presenciar una sensación de calor humano. Su fachada era tan simple, su personalidad resultaba tan interesante y su sentido del humor afloraba tan espontáneamente que para la multitud resultaba simple quererlo y respetarlo. Unos enormes ojos grises y una boca vulnerable a la sonrisa adornaban la cara de este dechado de virtudes, que fue con la capacidad de sobresalir en cuantos campos se ha propuesto.

"La intención, el talento, el genio y la felicidad se reunían en él, tal y como si la naturaleza al formarle se hubiera sentido derrochadora y feliz", aseveró uno de sus biógrafos. Más allí de esos dones, Franklin siempre y en todo momento creyó firmemente que era viable cambiar los puntos negativos del carácter a través de una especialidad al unísono despacio y incesante. En su juventud llevaba siempre y en todo momento consigo una lista de características dignas de admiración, que después se transformó en un pequeño libro donde cada página se encontraba consagrada a una virtud. Franklin dedicaba una semana de atención a todas ellas, que releía en relación tenía ocasión, y volvía a comenzar en el momento en que llegaba en el final.

Biografía

Decimoquinto hermano de un total de diecisiete, Benjamin Franklin cursó únicamente estudios elementales, que abandonó a la edad de diez años; la vasta erudición universal que exhibiría en su madurez fue el resultado de una curiosidad insaciable y de un esfuerzo autodidacta que compaginaría siempre y en todo momento con sus ocupaciones expertos. A los 12 años empezó a trabajar como impresor en una compañía propiedad de John Franklin, uno de sus hermanos.

En 1723, tras una disputa con su hermano, escapó a Filadelfia, donde, sin un céntimo en el bolsillo, halló trabajo en una tipografía. Tras haber desempeñado por espacio de un par de años exactamente la misma actividad en Inglaterra, adonde había sido enviado con sugerencias sin valor, regresó a Filadelfia y trabajó por su cuenta como tipógrafo y editor. En 1727 fue responsable de la emisión de papel moneda en las colonias británicas de América. Más tarde creó el diario La Gaceta de Pensilvania, que publicó entre los años 1728 y 1748, y en 1732 emprendió la edición del Almanaque del pobre Richard (1732-1757).

Con la publicación del Almanaque, un género de anuario misceláneo recurrente en la temporada que incluía el santoral, horóscopos, consejos médicos y previsiones meteorológicas, se abrió en su historia un periodo de prosperidad. El propio Franklin ejercitaba como redactor, editor y directivo, si bien atribuía la autoría del mismo a un personaje ficcional que terminaría siendo muy famoso: el extravagante Richard Saunders, de donde procede el título de Almanaque del pobre Richard.

El tal Richard es un viejo "yanqui" provinciano de variable humor, un pensador rústico con sus puntas y ribetes de misoginismo, que, con enorme desesperación de su mujer Bridget, se pasa el tiempo entre sucios libros y cálculos astrológicos, en vez de hacer dinero para mantener a su familia; escoge modificar el almanaque, exactamente, para lograr conciliar sus aficiones con esa necesidad.

Al lado de las partes comunes, Franklin tuvo el acierto de integrar además de esto todo tipo de máximas, proverbios, sentencias y oraciones insignes, extraídas de fuentes variadas; a veces, aplicando su genio y experiencia a la conducta humana, llegó a inventarlas él mismo, con tanta fortuna que terminaron pasando al acervo habitual. Después de veinticinco años de publicación ininterrumpida, con tiradas que alcanzaron los diez mil ejemplares (un número pasmante para la temporada), Benjamin Franklin había logrado un notable patrimonio que le dejó dejar la impresión.

El estadista

La temporada de sobra intensa actividad política de Benjamin Franklin se inició en 1757, una vez terminada aquella extendida etapa como impresor. Lo más esencial de exactamente la misma fue su labor como inspirador y activo factótum de la independencia. Puede atribuírsele la iniciativa primigenia de unos Estados Unidos como nación única y no como un conjunto de colonias separadas, en tanto que 2 décadas antes de la guerra de independencia de america concibió un sistema de gobiernos estatales reunidos bajo solo una autoridad federal.

Antes, transformado ahora en entre los mucho más esenciales individuos públicos de Filadelfia, había sido escogido integrante de la Asamblea legislativa; llevó a buen fin el tratado con los indios rebeldes, halló un sistema racional para la limpieza de las calles y fomentó varias ideas y actualizaciones. Su temperamento activo y polifacético lo impulsaría a formar parte en las cuestiones de campo local, por servirnos de un ejemplo, en la creación de instituciones como el cuerpo de bomberos de Filadelfia, la biblioteca pública y la Universidad de Pensilvania, tal como la Sociedad Filosófica De america. Como directivo general de Correos en Filadelfia, primero de relevancia de los múltiples cargos públicos que desempeñaría con refulgente eficacia, Franklin alcanzó una secuencia de éxitos resplandecientes en la optimización del servicio, amplió sensiblemente la continuidad de los envíos y mejoró los caminos postales.

En el momento en que en 1757 fue enviado a Londres para proteger los intereses de las colonias americanas frente a la metrópoli, Benjamin Franklin inició una intensa tarea política que terminaría dando los frutos apetecidos. En una conocida ocasión estuvo a lo largo de todo el día en la Cámara de los Comunes, contestando con enorme capacidad las cuestiones que le dirigían los integrantes de tan honorable institución cerca de la resistencia de las colonias frente a la muy odiada ley tributaria inglesa, que resultaba deplorable para los intereses de los colonos americanos. El resultado fue que el Parlamento anuló la ley (1766) y la guerra se retrasó diez años, dando a los independentistas suficiente tiempo para prepararse.

Frente a las novedosas presiones fiscales y políticas ejercidas por la metrópoli, Benjamin Franklin dejó Londres; regresó a Filadelfia en 1775 y se adhirió claramente al movimiento independentista. Ese mismo año fue nombrado diputado por Pensilvania frente al II Congreso Continental, en el que los representantes de las trece colonias norteamericanas eligieron conformar un ejército para combatir contra Inglaterra. Al año siguiente redactó, en conjunto con Thomas Jefferson y John Adams, la histórica Declaración de Independencia (1776).

Gracias a su prestigio, se le eligió en el último mes del año de ese año para llevar a cabo una da un giro por Europa (1776-1785) en pos de acompañamiento para la causa independentista. Era primordial hallar la asistencia de Francia, sin la que la contienda podía alargarse indefinidamente e inclusive perderse. George Washington se había entregado a la organización de un ejército estadounidense, pero la metrópoli tenía todo el poder, las armas y también esenciales socios. Era exacto contrarrestar ese poderío logrando el auxilio de Francia. Franklin no solo persuadió al reluctante monarca francés, Luis XVI, de que enviara secretamente recursos al general Washington, sino un año después (1778) logró que entrara abiertamente en la guerra como aliado tras firmar un tratado de amistad.

Terminada la guerra y conseguida la independencia eficaz, Benjamin Franklin fue partícipe en las diálogos para terminar el tratado de paz que pondría fin al enfrentamiento (1783). Tras su regreso a Filadelfia fue nombrado integrante de la convención encargada de la redacción de la Constitución estadounidense (1787). Franklin logró además de esto solucionar un inconveniente que conminaba con complicar con seriedad la capacitación del nuevo país: los pequeños Estados deseaban tener idéntica representación en el Congreso que los enormes y, por su parte, estos pretendían que el número de encargados se escogiera según la población de cada Estado.

Franklin resolvió la contrariedad admitiendo la primera iniciativa como base para el Senado y la segunda para la Cámara de Representantes; entonces, en el momento en que la Constitución estuvo lista, se hizo cargo en lo personal de que fuera ratificada por los diferentes Estados, labor para la que debió poner en juego sus talentos de persuasión y sus habilidades de magistral razonador: ninguno de sus interlocutores se resistió a sus razonamientos. Vuelto a Filadelfia, ahora viejo y fatigado, y con la promesa de un reposo bien justo, se vio en el instante agobiado por novedosas responsabilidades públicas, llevando de nuevo a cabo con su especial y admirable estilo las metas confiadas.

El científico

El interés de Benjamin Franklin por los temas científicos empezó en la época del siglo y coincidió precisamente con aquella etapa de intensa actividad política. Durante una estancia en Francia, en 1752, realizó el popular ensayo de la cometa, que le dejó probar que las nubes están cargadas de electricidad y que, por consiguiente, los rayos son fundamentalmente descargas de tipo eléctrico.

Para la realización del ensayo, no exento de peligro, usó una cometa dotada de un alambre metálico unido a un hilo de seda que, según con su suposición, debía cargarse con la electricidad captada por el alambre. Durante la tormenta aproximó la mano a una llave que pendía del hilo de seda, y observó que, lo mismo que en los ensayos con botellas de Leyden que había efectuado de antemano, brincaban chispas, lo que probaba la existencia de electricidad.

Este hallazgo le dejó inventar el pararrayos, cuya efectividad dio rincón a que en 1782, en la localidad de Filadelfia, se hubieran instalado 400 de estos ingenios. Sus trabajos sobre la electricidad le llevaron a elaborar conceptos así como el de la electricidad negativa y efectiva (desde la observación del accionar de las varillas de ámbar) o el de conductor eléctrico, entre otros muchos. Expuso además de esto una teoría sobre la electricidad donde creía que esta era un fluido sutil que podía enseñar un exceso o un defecto, descubrió el poder de las puntas metálicas al ver que un cuerpo con carga eléctrica se descarga considerablemente más rápidamente si acaba en punta, y enunció el principio de conservación de la carga eléctrica.

Benjamin Franklin inventó asimismo la llamada estufa Franklin (1742), una estufa de hierro de mayor eficacia y menor consumo, y las lentes bifocales. La enorme curiosidad que sentía por los fenómenos naturales le indujo a estudiar, entre otros muchos, el curso de las tormentas que se forman en el conjunto de naciones americano, y fue el primero en investigar la corriente cálida que discurre por el Atlántico norte y que hoy en dia se conoce con el nombre de corriente del Golfo.

Músico y también instrumentista especialista, escribió asimismo sobre los inconvenientes de la composición musical, particularmente sobre los referentes a la adaptación de la música a la letra a fin de que esta última pudiese ser inteligible. Una relación descriptiva de sus descubrimientos resultaría interminable y agotadora, ya que su aptitud autora y su sentido de anticipación fueron completamente expepcionales.

Benjamin Franklin murió en Filadelfia a los 84 años de edad. Había continuado activo prácticamente toda su historia; solo un par de años antes había decidido retirarse de la vida pública y llenar su Autobiografía (iniciada hacia 1771), que vería la luz póstumamente. Una de las causas que lo llevaron a la longevidad fue su profundo conocimiento de los temas relativos a la salud. Daba largas travesías en relación tenía ocasión, era un caso de muestra de moderación en la mesa y, en oposición a varios prejuicios acatados por sus contemporáneos, tenía hábitos que resultaban inusuales para el americano medio, como la práctica, considerada extravagante y perjudicial, de reposar con las ventanas abiertas completamente.

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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son decididamente imprescindibles, ya que perfilan la diversidad, y en el tema de la vida de una persona como Benjamin Franklin, que tuvo su significación en un momento concreto de la historia, es fundamental tratar de brindar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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