Ya sea inspirando a otras personas o siendo una pieza esencial de la acción. Beato Diego José de Cádiz es uno de esos seres humanos cuya vida, en efecto, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Beato Diego José de Cádiz es conocer más acerca de un periodo concreto de la historia de la humanidad.
Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Beato Diego José de Cádiz, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa básica para que podamos apreciar no sólo la existencia de Beato Diego José de Cádiz, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Beato Diego José de Cádiz, personas a quienes de un modo u otro Beato Diego José de Cádiz influenció, y sin duda, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Beato Diego José de Cádiz.
Las biografías y las vidas de personas que, como Beato Diego José de Cádiz, atraen nuestra curiosidad, deben ayudarnos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Beato Diego José de Cádiz, porqué Beato Diego José de Cádiz vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inexorable, la historia.
(Cádiz, 1743 - Ronda, 1801) Predicador español. Estudió en Ubrique, en Grazalema y en Ronda y también ingresó en el noviciado de los capuchinos de Sevilla (1757). Prosiguió sus estudios en Écija y en Cádiz y, ordenado sacerdote, fue designado a la predicación y a las metas. En 1786, acusado de charlar públicamente contra los permisos regalistas de la corona y de haber injuriado a ciertos individuos, se le instruyó desarrollo y se le postergó a Casares, pero fue absuelto y reivindicado. Sus sermones son incontables; entre ellos, cabe rememorar Memorial al rey con ocasión de la guerra contra la República francesa (1794).
En 1757 ingresó en el noviciado capuchino de Sevilla, donde profesó un par de años después. Después de breves estancias en distintos conventos marchó a Ubrique (Cádiz). Luchó contra las ideas ilustradas, la ciencia en fase de prueba y el pensamiento laico por norma general. Imbuido de un extremado rigorismo ética, condenó cuanto se separaba del riguroso cumplimiento de los deberes de un óptimo católico. En 1782 el obispo de Málaga redactó un memorial en el que tenía la duda de su entendimiento de las Sagradas Escrituras, rechazaba su autoproclamada “ciencia infusa”, criticaba su desobediencia a la jerarquía eclesiástica y desaprobaba su afirmación de que en España se encontraba deprimida la independencia de la Iglesia.
En 1783 el Padre Cádiz se presentó a la familia real y a la Corte en Aranjuez y consiguió la admiración de la princesa de Asturias (la futura reina María Luisa de Parma, mujer de Carlos IV). En 1784 fue denunciado al Consejo de Castilla por haber vertido algunos conceptos que atentaban contra las regalías del monarca en un sermón pronunciado en la catedral de Sevilla, pero todo terminó con una amonestación y un destierro simbólico a Málaga. A partir de mediados de la década de 1780 acentuó sus predicaciones y amplió el radio de acción de sus viajes pastorales, lo que le llevó a Zaragoza (1786) y a múltiples pueblos del arzobispado, Barcelona, Valencia y Murcia. En su segunda salida, iniciada en el último mes del año de 1794, visitó Galicia, Asturias, León, Zamora y Salamanca.
En Zaragoza protagonizó un grave hecho con Lorenzo Normante, que desde 1784 ocupaba la cátedra de Economía Civil y Comercio de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del país. En el curso de unos ejercicios espirituales festejados en el mes de noviembre de 1786, fray Diego José de Cádiz acusó de forma indirecta a Normante de mantener proposiciones heréticas al proteger la legimitad de la usura, la herramienta del lujo y la conveniencia de no profesar en religión hasta los veinticuatro años, y al declarar que el celibato eclesiástico era amenazante al Estado. Estas acusaciones las repitió por mes siguiente en una delación entregada al Santo Trabajo.
A raíz de las manifestaciones de la Sociedad, el Consejo de Castilla recabó información a la Real Audiencia de Aragón. Entretanto el padre Jerónimo José de Cabra, superior del convento de capuchinos de Córdoba, publicó un libro en el que apoyaba el criterio de Cádiz, lo que provocó novedosas protestas de la Sociedad. Ante el miedo de que la discusión se enconase aún mucho más, a fines de 1787 el Consejo ordenó a las partes que guardasen silencio hasta el momento en que se emitiera el dictamen definitivo. Para elegir la situacion se nombró una junta particular compuesta por tres teólogos y 2 juristas. En abril de 1788 esa junta resolvió desechar la demanda contra Normante y aconsejó desagraviar a la Sociedad.
Entre 1790 y 1795 el prestigio de Diego José de Cádiz padeció serios reveses. Ni la Revolución Francesa ni la Guerra contra la Convención le dejaron recobrar su popularidad, puesto que si por una parte el gobierno español trató de frenar las ideas reformistas, por otro se resistió a patrocinar campañas de publicidad antifrancesa, pensando que estas contribuían de forma involuntaria a publicar hechos y también ideas del país vecino.
Al objeto de inflamar los ánimos de los combatientes de la citada contienda, el padre Cádiz dio a la imprenta una obra llamada El soldado católico en guerra de religión (Erija y Barcelona, 1794), donde llamaba al exterminio del enemigo como venganza por sus impiedades. En la segunda mitad de la década de 1790 se enemistó con Manuel Godoy, se distanció de la Corte y fue denunciado al Tribunal de la Inquisición, acusado de promover una piedad supersticiosa y de abrazar ideas escandalosas y heréticas. Durante la epidemia de 1800-1801 desarrolló una intensa actividad misionera y recorrió varios pueblos asegurando que la patología era un castigo divino por la corrupción del siglo. Una una parte de la producción literaria del padre Cádiz está en la Colección de las Obras del R. P. Fr. Diego Josef de Cádiz (1796-1799) y, de manera mucho más resumida, en las Obras del Venerable P. Fr. Diego José de Cádiz (1865). En 1894 fue beatificado por el papa León XIII.
¿Qué piensas de la crónica de la vida de Beato Diego José de Cádiz? ¿Has encontrado toda aquella información que pensabas que ibas a hallar?
Sin duda alguna descubrir en lo más recóndito a Beato Diego José de Cádiz es algo que se reserva a pocas personas, y que tratar de recomponer la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Beato Diego José de Cádiz es una suerte de enigmaque tal vez consigamos rehacer si cooperamos juntos.
Por esta razón, si eres del tipo de personas que confían en que colaborando se puede elaborar algo mejor, y detentas información sobre la existencia de Beato Diego José de Cádiz, o acerca de algún característica de su personalidad u obra que no se contemple en esta biografía, te solicitamos que nos lo envíes.
Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de un ser como Beato Diego José de Cádiz, que poseyó su relevancia en un momento concreto de la historia, es vital tratar de mostrar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
No lo dudes y contacta con nosotros para contarnos qué sabes sobre Beato Diego José de Cádiz. Estaremos complacidos de ultimar esta biografía con más información.