La historia de la civilización la escriben aquellas mujeres y hombres quea lo largo de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado queel mundo, de una forma u otra,progrese.
Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. Baruj Benacerraf es uno de esos seres humanos cuya vida, realmente, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Baruj Benacerraf es conocer más sobre una época concreta de la historia de la humanidad.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la relevancia que atesoró Baruj Benacerraf en la historia. La forma en que vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que estuvo en la tierra fue decisivo no sólo para las personas que trataron a Baruj Benacerraf, sino que posiblemente legó una huella mucho más honda de lo que podamossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Baruj Benacerraf en persona.Baruj Benacerraf ha sido una de esas personas que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
(Caracas, 1921 - Boston, 2011) Médico estadounidense de origen venezolano que, al lado de George Snell y Jean Dausset, consiguió en 1980 el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por sus descubrimientos en el campo de la inmunología. Interesado en el estudio de la base genética de la contestación inmunológica, esto es, de la reacción del organismo al ataque de proteínas extrañas, examinó los genes de la histocompatibilidad, probando que determinan la interacción de múltiples células entre sí de manera complicada.
De ascendencia judioespañola, su padre, nativo de el Marruecos español, se dedicó en Venezuela al comercio textil. Su madre, natural de la Argelia francesa, lo formó en la civilización gala que, como él apuntó, tan honda predominación tuvo en su historia. En el año 1925 la familia se instaló en París, donde vivieron hasta 1939. De vuelta a Venezuela los progenitores eligieron mandar a Baruj a estudiar a Nueva York, donde completó con excelencia sus estudios preliminares en la Universidad de Columbia (1940-1942) y tomó la resolución de estudiar medicina, en vez de continuar el sendero familiar de los negocios.
De aquí y de allí consiguió negativas de las facultades, hasta el momento en que George Bakeman, el padre de un amigo, lo asistió a ingresar en la Universidad de Virginia. Ese mismo año, gracias a la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, fue reclutado al lado de otros alumnos de la capacitad en un programa de entrenamiento médico intensivo en "tiempos de guerra" y, por esta vía, por año siguiente consiguió la ciudadanía estadounidense. El mismo año de su cambio de nacionalidad, Baruj Benacerraf cambió de estado civil al casarse con la estudiante y asilada francesa Annette Dreyfus, a quien conoció en Columbia.
En 1945 consiguió el título de médico y trabajó como de adentro en el Queens General Hospital de Nueva York. Concluida la contienda, continuó en el ejército y fue nombrado por año siguiente teniente del Cuerpo Médico Militar y asignado primero a París y después a Nancy, localidad al noreste de Francia, donde se reunió con su mujer y vivió hasta 1947. Aquel año concluyó su servicio y volvió a Nueva York.
Benacerraf decidió entonces ocuparse a eso que verdaderamente le interesaba, la investigación inmunológica y los mecanismos de hipersensibilidad. Se entrevistó con cantidad considerable de médicos y al final, tras una convidación de Elvin Kabat para trabajar en los laboratorios del Instituto Neurológico de la Universidad de Columbia, inició su tarea como estudioso científico en el mes de febrero de 1948.
Corría el año 1949 y múltiples capítulos familiares modificaron la brújula del médico: nació su hija Beryl y sus progenitores se trasladaron de Caracas a París, donde ahora vivía la familia de su mujer Annette. Su padre padeció una apoplejía que lo dejó inválido, con lo que Baruj Benacerraf debió asumir asimismo una parte de los negocios familiares en Venezuela.
Por todas y cada una estas causas consideraron que era oportuno dejar Nueva York para instalarse en la ciudad más importante francesa, donde Benacerraf aceptó la iniciativa de ser parte del aparato de estudiosos del Laboratorio Bernard Halpern del Hospital Broussais a lo largo de seis años. La imposibilidad de detallar su laboratorio y desarrollar al cien por ciento su trayectoria en Francia lo llevó nuevamente a realizar sus maletas y arrancar la vuelta a los Estados Unidos.
Desde 1956 Benacerraf estudió en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, donde reanudó y amplió sus estudios de mecanismos hipersensibles y trabajó con un repertorio increíble de expertos en diferentes áreas de la inmunología. La facultad era un hervidero de ideas en ese lote y abrió el sendero para las indagaciones que después lo llevaron a detectar y determinar el desempeño (a través del estudio de animales) de los genes que crean anticuerpos, descubrimientos con lo que conseguiría el Premio Nobel.
En exactamente la misma facultad se hizo cargo asimismo de la Cátedra de Patología y preparó a científicos; la capacitación de los jóvenes estudiosos y la puesta en marcha de un espacio interdisciplinario de enfrentamiento y también trueque de ideas que diese rincón a una auténtica red social científica fue una de sus primordiales misiones. Por ello, si bien aceptó en el año 1968 la dirección del Laboratorio de Inmunología en Bathesda, por las virtudes que ofrecía para sus estudios, lo abandonó al poco tiempo, en 1970, por la Cátedra de Patología en la Universidad de Harvard, apelando a su necesidad de tener contacto con las novedosas generaciones de científicos y de estar en el centro de la discusión universitaria.
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Está claro que descubrir en lo más recóndito a Baruj Benacerraf es algo que se reserva a muy pocas personas, y que tratar de reconstruir quién y cómo fue la vida de Baruj Benacerraf es una suerte de enigmaque probablemente lleguemos a reconstruir si colaboramos todos juntos.
Por ese motivo, si eres de aquellos que creen en que de forma cooperativa se puede elaborar algo mejor, y tienes información sobre la biografía de Baruj Benacerraf, o sobre algún detalle de su persona u obra que no hayamos observado en esta biografía, te solicitamos que nos lo envíes.
Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son en todos los casos importantes, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de un ser como Baruj Benacerraf, que poseyó su significación en un momento histórico concreto, es imprescindible procurar mostrar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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