Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la trascendencia que detentó Augusto Roa Bastos en la historia. El modo en que vivió y aquello que hizo en el tiempo en que estuvo en el mundo fue decisivo no sólo para aquellas personas que frecuentaron a Augusto Roa Bastos, sino que posiblemente produjo una señal mucho más profunda de lo que logremossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Augusto Roa Bastos de modo personal.Augusto Roa Bastos ha sido una persona que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
(Asunción, 1917 - 2005) Narrador y poeta paraguayo, indudablemente el escritor de su país más esencial del siglo XX y entre los enormes prosistas de la literatura sudamericana. Pasó su niñez en el pueblo de Iturbe, rincón que le sirvió de inspiración para muchas de sus producciones. En 1932 se escapó de su casa para alistarse en el ejército a lo largo de la guerra del Chaco. Esos años, a lo largo de los que continuó en la retaguardia, fueron vitales al darle anécdotas y experiencias que alimentarían su literatura.
Desde 1936 trabajó en Asunción como periodista para El País, del que fue entonces directivo. Por entonces, con Josefina Pla, Hérib Campos Cervera y otros pocos, inició la que sería la renovación poética paraguaya de la década de 1940. En 1944 viajó a Gran Bretaña, con una convidación del Consejo Británico, y trabajó allí como corresponsal para su periódico y asimismo en la BBC de Londres, donde fue el primer locutor paraguayo.
Poco tras regresar al país, fue forzado al exilio tras la Revolución de 1947, en el momento en que se ordenó su arresto, hecho que lo forzaría a vivir en el exterior durante más de 40 años, de los que los primeros treinta transcurrieron en Buenos Aires. Durante este largo periodo trabajó entre otras muchas cosas como escritor de guiones cinematográfico, una profesión que calificaría como "de supervivencia" pero que no obstante influyó en su "estilo descriptivo", tras haber estructurado los razonamientos de doce películas.
En 1953 publicó su compilación de cuentos El trueno entre las hojas, libro al que le prosiguió, en 1960, la novela Hijo de hombre, por la que recibió el unánime reconocimiento de la crítica. De modo fragmentario, esta obra comprende cien años de historia paraguaya, y en ella hay que poner énfasis el rigor técnico con que el creador traza su complejo relato y la fuerza expresiva de una prosa mestiza (mezcla de español y guaraní) que transcribe el charla regional.
Después dio a saber El baldío (1966), Madera quemada (1967) y Moriencia (1969). Pero su popularidad en todo el mundo no llegaría hasta 1974, en el momento en que publicó Yo el Supremo, novela histórica que protagoniza el dictador Gaspar Rodríguez de Francia. Por esta obra, que lo estableció finalmente en la vanguardia de los escritores del conjunto de naciones, pasaría a ser parte de la nómina de las considerables figuras del llamado boom de la literatura sudamericana, al lado de autores de la talla de Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar o Ernesto Sábato, entre otros muchos.
Figura siniestra y al unísono impresionante, con carices de déspota ilustrado, Gaspar Rodríguez de Francia encerró materialmente a su país en un círculo de autoritarismo y de aislamiento. En la novela, el narrador queda sustituido por un compilador que da materiales al lector a fin de que sea este quien la monte o edifique. Como obra de lenguaje, ahonda en las raíces del español paraguayo, en pos de lo que se ha calificado de "oralidad redactada", lo que capacidad la creación de neologismos, deformaciones y continuos juegos tanto léxicos como sintácticos.
En 1976 se integró al plantel de instructores de la Universidad de Toulouse, en Francia, donde enseñó literatura y guaraní hasta 1984. En 1982, a lo largo de una visita que efectuó a su país, fue expulsado del Paraguay y se le incautó el pasaporte, acusado por el régimen de Alfredo Stroessner de adoctrinar a la multitud joven con la ideología marxista. Como única prueba se presentaron documentos que probaban que había estado en Cuba.
De 1985 de ahora en adelante fue un opositor activo al gobierno de Stroessner y actuó como embajador no oficial del Acuerdo Nacional en Europa. En febrero de 1986 publicó una Carta Abierta al pueblo paraguayo, que circuló extensamente en el país y donde se demandaba una transición pacífica a la democracia. Poco tras la caída de Stroessner regresó al Paraguay. En noviembre de 1989 recibió el Premio Cervantes.
Sus publicaciones siguientes tienen dentro las novelas Vigilia del almirante (1992), El fiscal (1993), Contravida (1994) y Madama Sui (1995). También publicó piezas de teatro y varias antologías de cuentos como Los pies sobre el agua (1967), Cuerpo presente y otros cuentos (1971), Lucha hasta el alba (1979), Antología personal (1980) y Contar un cuento y otros cuentos (1984).
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