La historia del mundo está escrita por las personas quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han ocasionado quela humanidad, de un modo u otro,prospere.
Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Augusto Pi y Suñer, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa sustancial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la vida de Augusto Pi y Suñer, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Augusto Pi y Suñer, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Augusto Pi y Suñer influenció, y sin duda, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Augusto Pi y Suñer.
Las biografías y las vidas de personas que, como Augusto Pi y Suñer, cautivan nuestra atención, deben valernos siempre como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Augusto Pi y Suñer, porqué Augusto Pi y Suñer vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inexorable, la historia.
Vida y Biografía de Augusto Pi y Suñer
(Barcelona, 1879 - México, 1965) Medico fisiólogo español. Hijo de Jaume Pi i Sunyer, catedrático de nosología general de la Facultad de Medicina de Barcelona, estudió medicina, licenciándose en 1899. Se doctoró en Madrid, en 1900, con una proposición sobre la vida anaerobia. Desde sus años de estudiante frecuentó el Laboratorio Municipal de Barcelona y allí prosiguió haciendo un trabajo una vez terminados sus estudios. Durante estos años estuvo muy influido por Ramón Turró, que le dirigió sus primeros trabajos de investigación.
En 1904 consiguió la cátedra de fisiología de la Facultad de Sevilla. Pudo, no obstante, mantenerse en Barcelona, unas ocasiones en calidad de añadido en comisión y otras como directivo del curso de fisiología general ordenado por el Laboratorio Municipal. En 1916 consiguió la cátedra de fisiología de Barcelona, pasando a Ramón Coll i Pujol. En 1920 se creó el Instituto de Fisiología y Augusto Pi i Sunyer fue nombrado directivo del mismo. Con estos medios ha podido hacer una sólida escuela y un eficiente aparato de investigación.
La guerra civil frustró esta tarea y deshizo el aparato. Pi i Sunyer se exilió, y tras una corta estancia en París, fue nombrado instructor de fisiología en la Facultad de Medicina de Caracas. En tierras venezolanas creó y dirigió el Instituto de Medicina Experimental, fue instructor de bioquímica de la Facultad desde 1946 y, desde 1942, instructor, además, de biología y bioquímica del Instituto Pedagógico Nacional de Caracas. La tarea de Pi i Sunyer en Caracas fue asimismo excepcionalmente provechosa. El panorama de la fisiología venezolana cambió radicalmente desde su llegada, pudiéndose asegurar, sin miedo a la exageración, que toda la presente escuela de fisiología de Venezuela tiene sus raíces en la obra de Pi i Sunyer.
Su tarea estudiosa comienza con su proposición doctoral sobre la vida anaerobia. Fue ese un trabajo mucho más abundante en erudición que en aportaciones de materiales. En él, tras unos episodios premeditados a demoler la peculiaridad de la oxidación, se pasa gaceta a las transformaciones químicas que ya están en los seres vivos que se efectúan sin intervención del aire: hidrataciones, hidrólisis y transposiciones moleculares.
Acabada su proposición doctoral, emprendió una exclusiva etapa en su investigación, sumándose al programa de Ramón Turró sobre los mecanismos de la inmunidad natural. Como es conocido, Turró procuraba una tercera teoría, diferente a la de Elie Metchnikoff y a la de Paul Ehrlich, para la explicación de estos fenómenos. La hipótesis central de esa teoría era una supuesta identidad entre los mecanismos inmunitarios y los digestibles a nivel celular. Aunque no puede decirse que los desenlaces en este campo fueran refulgentes, sí sirvieron, cuando menos, a fin de que Pi i Sunyer se interesara por el inconveniente de la sensibilidad trófica, sendero que le llevaría, transcurrido el tiempo, a estudiar los reflejos alterados de adaptación, una de sus primordiales aportaciones a la fisiología.
Uno de estos mecanismos reflejo que estudió fue el regulador de los movimientos respiratorios. Cuando, en 1918, inició su estudio en fase de prueba de la participación de la sensibilidad química periférica en la regulación respiratoria, eran ahora populares varios reflejos capaces de cambiar el ritmo y la hondura de los movimientos respiratorios, pero todos ellos ocasionados por estímulos físicos; como mecanismo químico de regulación respiratoria se conocía y aceptaba de forma exclusiva la actuación directa de estímulos de este tipo sobre los centros de la respiración.
Los trabajos de Pi i Sunyer lograron probar que la contestación hiperventilatoria de los perros, con neumogástricos íntegros, que respiraban aire con una concentración de CO2 anormalmente alta, era adecuada en parte importante a reflejos que quimioreceptores periféricos con aferencia vagal. Pensó que estos quimioreceptores estarían ubicados en los pulmones. Cuando, después, Comeille Heymans ha podido probar que los quimiorreceptores están en distintos sitios de la trama vascular, las contribuciones de Pi i Sunyer han quedado algo apagadas, pero recientemente, al haberse podido probar la presencia de quimioreceptores en los vasos pulmonares los trabajos de Pi i Sunyer han vuelto a ser valorados.
De manera paralela se interesó por los reflejos reguladores de la glucemia, logrando probar que las condiciones inquietas vegetativas intervienen en la regulación glicémica, tanto en el sentido descendente como en el ascendiente. La aptitud de trabajo de Pi i Sunyer le dejó emprender varios otras caracteristicas de la fisiología (bioquímica de los hidratos de carbono, acción transformadora y fijadora en el metabolismo hepático, electrocardiografía, etcétera) en los que, además de probar estar a la perfección informado, logró ciertas contribuciones de un cierto relieve. La fisiología renas fue del mismo modo objeto de su trabajo, ayudando a probar que la sangre urémica tenía una acción inhibidora sobre la secreción urinaria.
El interés por campos tan distintos le quitó, quizás, hondura en sus indagaciones, pero le dejó, en cambio, la redacción de trabajos de síntesis realmente bien documentados, e inclusive, la confección de los manuales que consiguieron un increíble éxito. La figura de Pi i Sunyer queda, no obstante, incompleta si se restringe únicamente a su actividad científica. Fue, indudablemente, entre los individuos claves del resurgir de la medicina catalana en el primer tercio del siglo XX. Su aptitud de organización, aglutinación e incluso de entusiasmo la puso al servicio de 2 idóneas: que su país pudiese integrar los hábitos de europa de investigación de laboratorio y que el idioma catalán se transformara en un medio habitual de comunicación científica. Participó muy activamente en prácticamente todas las compañías médicas colectivas que se organizaron en Cataluña entre 1900 y 1936.
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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son en todos los casos importantes, ya que destacan la singularidad, y en el caso de la vida de alguien como Augusto Pi y Suñer, que poseyó su importancia en un momento histórico concreto, es vital procurar ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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