Las biografías y las vidas de personas que, como Augusto Bernardino Leguía, seducen nuestra curiosidad, deben ayudarnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Augusto Bernardino Leguía, el motivo por qué Augusto Bernardino Leguía vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inexorable, la historia.
Vida y Biografía de Augusto Bernardino Leguía
(Lambayeque, 1863 - Bellavista de Callao, 1932) Político peruano que alcanzó en un par de ocasiones la presidencia de la República (1908-1912 y 1919-1930). Cursó estudios primarios en Lambayeque, trasladándose entonces a Valparaíso (Chile) para estudiar comercio. A su regreso a Perú, inició su historia profesional en la vivienda Prevost y Compañía. Al reventar la guerra, en 1879, se incorporó en el Ejército, y combatió en las peleas de San Juan y en la de Miraflores.
Después volvió a su trabajo en la vivienda Prevost y en la New York Insurance; en representación de esta compañía viajó a Ecuador y Estados Unidos. Finalmente emprendió su andadura empresarial, que le dejó, en el curso de unos pocos años, hacerse una situación holgada en lo económico y encumbrada en el campo popular. Leguía se estrenó en la lid política como integrante del Partido Civil, que en ese instante lideraba Manuel Candamo. Durante el gobierno de este y el de José Pardo, Leguía fue ministro de Hacienda. En 1907 lanzó su candidatura presidencial, contando con el acompañamiento de una parte de su partido.
Augusto B. Leguía llegó a la presidencia de la República en el mes de septiembre del año siguiente, y poco después han comenzado los inconvenientes. Los seguidores de Nicolás de Piérola lo han tomado preso en palacio el 29 de mayo de 1909, obligándolo a renunciar tras ser conducido por las calles de Lima hasta el Congreso; pero fue por fin liberado por acción de un pelotón militar. La inestabilidad a nivel político, no obstante, marcaría el resto de su administración.
En el lote de la política exterior, Leguía procuró solucionar los enfrentamientos con Ecuador, Brasil y Bolivia, y cortó las relaciones diplomáticas con Chile; por otro lado, dio particular relevancia al avance de la agricultura y la minería. En 1912 entregó el gobierno a Guillermo Billinghurst; por año siguiente fue desterrado a Panamá.
En el momento en que en 1919 José Pardo concluía su orden presidencial, Augusto B. Leguía resurgió en el primer chato de la escena política peruana: lanzó de nuevo su candidatura, con el acompañamiento del Partido Constitucional y de ciertos campos del civilismo, y ganó las selecciones. No aguardó, no obstante, la transferencia de poder, y en el mes de julio de 1919, con el acompañamiento de los militares encabezados por el coronel Álvarez, dio un golpe de Estado y depuso a Pardo.
Empezó de este modo el largo periodo popular como el Oncenio, a lo largo del como se causó una sensible transformación política del Perú. Siempre preocupado por los inconvenientes lindantes, a lo largo de su administración se firmaron los tratados terminantes con Colombia y Chile. Con el trasfondo de la crisis económica mundial que se manifestó en el crack de 1929, el régimen de Leguía se tambaleó, tras mucho más de diez años de férreo gobierno, a lo largo de los que había contraindicado la actividad de los partidos.
Durante este segundo orden como presidente, Leguía aprovechó el furor nacionalista despertado por el festejo del centenario de la Independencia y de las peleas de Junín y Ayacucho para arrancar la construcción de enormes proyectos de carácter vial, sanitario, de casas y de monumentos conmemorativos. La educación fue también entre las áreas que han recibido un mayor impulso.
En cambio, se le criticó los métodos usados para obligar a los originarios a poner su fuerza de trabajo al servicio de las considerables proyectos emprendidas por su gobierno. Debilitado ahora su poder y habiendo perdido prácticamente todo su predicamento en los campos que lo habían apoyado durante su administración, Augusto B. Leguía fue depuesto en el mes de agosto de 1930 por el comandante Luis M. Sánchez Cerro, adelante de un movimiento que había explotado en Arequipa.
Achicado a reclusión, Leguía procuró la fuga, pero la nave donde se había embarcado fue detenida y obligada a regresar al puerto del Callao. Nuevamente preso, enfermó de gravedad; murió en el hospital naval de Bellavista el 6 de febrero de 1932.
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