Ya sea inspirando a más personas o siendo una pieza esencial de la acción. Arthur Miller es uno de esos sujetos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Arthur Miller es comprender más acerca de una época concreta de la historia del ser humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la trascendencia que detentó Arthur Miller en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo mientras permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para aquellas personas que conocieron a Arthur Miller, sino que posiblemente produjo una señal mucho más profunda de lo que podamossospechar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Arthur Miller de forma personal.Arthur Miller fue una de esas personas que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Comprender las luces y las sombras de las personas significativas como Arthur Miller, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es una cosa sustancial para que podamos apreciar no sólo la existencia de Arthur Miller, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Arthur Miller, personas a quienes de de una forma u otra Arthur Miller influyó, y por supuesto, conocer y descifrar cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Arthur Miller.
Las biografías y las vidas de personas que, como Arthur Miller, seducen nuestra curiosidad, deben valernos siempre como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Arthur Miller, el motivo por el cual Arthur Miller vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inevitable, la historia.
(Nueva York, 1915 - Roxbury, Connecticut, 2005) Dramaturgo estadounidense. Autor de proyectos simbólicas como La muerte de un viajante y Las brujas de Salem, y ganador en un par de ocasiones del premio Pulitzer, Arthur Miller se considera como de los mejores dramaturgos del siglo XX. Escritor puesto en compromiso, Miller supo mover a los niveles el enfrentamiento del humano y el espíritu crítico, arremetió contra el masificador antihumanismo estadounidense, se aproximó al marxismo para después criticarlo, se opuso activamente a la “caza de brujas” del senador Joseph McCarthy y denunció la intervención estadounidense en Corea y Vietnam. Su nombre fue homónimo de audacia y de separación, tanto temática como estructural.
Arthur Asher Miller nació en Nueva York el 17 de octubre de 1915, tercer hijo de un matrimonio de emigrantes austriacos compuesto por Isidore Miller (un desarrollador de abrigos judío que se arruinó a lo largo de la Gran Depresión) y Augusta Bernett. Se graduó en la Abraham Lincoln High School y para pagarse los estudios de periodismo, que cursó en la Universidad de Michigan, trabajó en una radio local, en un almacén y como editor a la noche en el Michigan Daily.
Antes de conseguir la licenciatura, escribió Todavía medra la yerba (1938), una comedia que le valdría los primeros reconocimientos. Tras terminar sus estudios, regresó a Nueva York y se inició en la escritura de seriales radiofónicos.
La década de 1940 supuso un periodo de cambios para Miller. Por un lado, en 1940 contrajo matrimonio con su novia de la facultad, Mary Grace Slattery, con la que tuvo un hijo, Robert, y una hija, Jane, y por otro se afianzó como escritor. Después de debutar en Broadway con El hombre que tuvo toda la fortuna de todo el mundo, una comedia de poco éxito comercial, pero que le dio el Theatre Guild Award en 1944, raramente fue una novela, Focus (1945), un alegato contra el antisemitismo, la que le reportó su primer éxito.
Influido por Henrik Ibsen, Miller mostró su preocupación por la sociedad que le rodeaba y su problemática en Todos eran mis hijos (1947), donde abordó la actividad de los que se aprovechan de la guerra. La obra consiguió el premio de la Crítica de Nueva York en 1948, anotó al creador en el realismo estadounidense de su tiempo y supuso su espaldarazo definitivo.
En estos sus primeros títulos se entrevé ahora lo que sería el elemento primordial de su obra: la crítica acerba a todos esos valores de carácter conservador que empezaban a asentarse en la sociedad de Estados Unidos. Dos años después llegaría su mayor triunfo con una demanda del carácter ilusorio del sueño americano: La muerte de un viajante (1949), obra por la que consiguió el Pulitzer de Teatro y, nuevamente, el premio de la Crítica de Nueva York, y que de forma frecuente se cita entre las mejores del teatro contemporáneo. Ese mismo año el montaje teatral, comandado por Elia Kazan, consiguió seis premios Tony. La obra se representó sin pausas desde el diez de febrero de 1949 hasta el 18 de noviembre de 1950, y más tarde se estrenó en salas de todo el planeta. En 1985 fue llevada al cine por Volker Schlöndorff, con un inolvidable Dustin Hoffman en el papel personaje principal.
Arthur Miller padeció en sus carnes la “caza de brujas” del senador McCarthy. Su obra Las brujas de Salem (1953), un alegato contra la intolerancia y el puritanismo pensado en 1692, era de todos modos una demanda contra las indagaciones que desde 1946 llevaba a cabo el llamado Comité de Actividades Antiamericanas. El comité, comandado por Joseph McCarthy, había sido ungido con la capacitad de saber la filiación política de los ciudadanos, al objeto de depurar el país de “antiamericanos” y marxistas. Actores, directivos, argumentistas y escritores fueron multados o mandados a prisión. En 1956 Miller compareció frente al comité, que lo condenó por desacato al no estimar delatar a los integrantes de un círculo literario sospechosos de ocupaciones procomunistas. Miller apeló la sentencia y al final fue absuelto.
Las brujas de Salem se representó por primera vez en Broadway en 1953 y consiguió un enorme éxito. En esta ocasión el solicitado del montaje no fue Elia Kazan, quien en un episodio obscuro de su historia había delatado a múltiples camaradas frente al comité (Miller no le charló a lo largo de años), sino más bien el legendario Jed Harris. Muchos años después, nuestro Miller se ocuparía del guion de la versión cinematográfica, que fue interpretada por Daniel Day-Lewis (marido de Rebecca Miller) y se tituló en castellano El crisol (1996), de conformidad con su título original inglés (The Crucible).
La vida de Arthur Miller cambió radicalmente en el momento en que, tras divorciarse de Mary, el 29 de junio de 1956 contrajo matrimonio con la mítica actriz Marilyn Monroe. La boda coincidió con el estreno de Panorama desde el puente (1955), parte donde el creador reproducía el tema de la llegada de inmigrantes a Estados Unidos, y por la que conseguiría el segundo Pulitzer.
La popularidad del intelectual que había conocido ganarse el corazón de la mujer mucho más venerada del siglo XX medró entonces vertiginosamente. El matrimonio logró correr ríos de tinta a lo largo de los prácticamente cinco años que duró. Habitual del papel couché y del encanto de Hollywood, la pareja no fue feliz y al final las infidelidades de la actriz (que tuvo un romance con Yves Montand), sus inconvenientes con el alcohol y las tensiones a lo largo del rodaje de Vidas rebeldes (1961), película de John Huston con guion del dramaturgo y interpretada por Marilyn, terminaron con el matrimonio, que por último se divorció en el mes de enero de 1961. En esos años Miller se sostuvo distanciado de los niveles y no volvió a estrenar hasta 1964.
La seguridad sentimental le llegó con la reconocida fotógrafa austriaca Inge Morath, vanguardista del fotoperiodismo. Se habían popular a lo largo del rodaje de Vidas rebeldes, donde ella ejercitaba de fotógrafa oficial del rodaje. Se casaron en 1962 y por el momento no se separarían hasta el fallecimiento de Inge, 40 años después (2002). Morath le dio una hija, Rebecca, y, según el biógrafo del dramaturgo, un hijo, Daniel, nacido con síndrome de Down y del que Miller jamás charló.
Arthur Miller volvió a los niveles en 1964 con Después de la caída, un artículo autobiográfico muy duro en el que contaba su relación con Marilyn. Otras proyectos resaltadas siguientes, que no obstante por el momento no le reportaron tanta popularidad, fueron Incidente en Vichy (1964), El precio (1968), quizá su último éxito habitual, En Rusia (1969), La creación de todo el mundo (1972), En el paraíso (1974), La colcha de Marta (1977), El arzobispo (1977), El viajante en Beijing (1984), El descenso del monte Morgan (1991) y Cristales rotos (1994).
En 1997, tras un largo silencio, escribió Una mujer habitual, novela corta en la línea psicologista de sus últimas proyectos, que mereció geniales críticas. Entre sus aportaciones a otros géneros sobresalen la compilación de cuentos Ya no te necesito (1967), el guion de la película El reloj americano (1980), las recopilaciones de ensayos tituladas Ensayos teatrales de Arthur Miller (1978) y Al correr de los años. Ensayos reunidos (1944-2001) y la novela autobiográfica Timebends: A Life (1987), que se publicaría en España un año después con el título de Vueltas al mismo tiempo. Además de dramaturgo y escritor, intervino en distintas películas y reportajes, como El edén (2001). Entre 1965 y 1969 fue presidente del PEN Club, el colectivo de escritores que candela por la independencia de expresión.
Escogido el más destacable dramaturgo del siglo XX, según una encuesta convocada por el Royal National Theatre, donde participaron ochocientas personas de manera directa similares con el teatro, se encontraba en posesión de la Medalla de Oro de las Artes y las Letras (1959), del premio Angloamericano de teatro (1966) y del Lawrence Olivier Theatre Award (1995). En 2002 estuvo en España para recibir, de manos del príncipe Felipe, en una emotiva liturgia en el teatro Campoamor de Oviedo, el premio Príncipe de Asturias de las letras en reconocimiento a su capital contribución a la “renovación de la persistente lección humanística del mejor teatro”. Contestatario hasta el desenlace, un año antes había anunciado La política y el arte de accionar, un alegato contra el establishment político estadounidense, George W. Bush incluido.
En los últimos años, Miller vivía entre Nueva York, donde sus proyectos se proseguían representando de forma exitosa, y su vivienda de Connecticut. Desde 2002 vivía con Agnes Barley, una muchacha artista, con la que anunció públicamente que tenía intención de casarse. Enfermo de cáncer, neumonía y con inconvenientes cardiacos, en 2004 estrenó su última obra, Finishing the Picture. Falleció en su rancho de Roxbury el diez de febrero de 2005, acompañado de los suyos.
¿Qué juicio te merece la crónica de la vida de Arthur Miller? ¿Hallaste todo aquello que esperabas encontrar?
Obviamente llegar a comprender a Arthur Miller es algo que está reservado a un grupo limitado de personas, y que intentar reconstruir quién y cómo fue la vida de Arthur Miller es una especie de puzzleque posiblemente lleguemos a reconstruir si contribuimos todos juntos.
A causa de esto, si eres de aquellos que confían en que de forma colaborativa se puede elaborar algo mejor, y tienes información con respecto a la biografía de Arthur Miller, o sobre algún aspecto de su personalidad u creación que no se observe en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.
Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de un ser como Arthur Miller, que detentó su relevancia en un momento concreto de la historia, es fundamental procurar ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
Sin titubeos, contacta con nosotros para relatarnos qué conocimientos posees en relación con Arthur Miller. Estaremos ilusionados de ultimar esta biografía con más información.