La historia universal está escrita por los hombres y mujeres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho queel mundo, de un modo u otro,prospere.
Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que detentó Antonio de Torquemada en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo mientras permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para quienes trataron a Antonio de Torquemada, sino que posiblemente legó una huella mucho más honda de lo que podamosconcebir en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Antonio de Torquemada en persona.Antonio de Torquemada fue una persona que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Vida y Biografía de Antonio de Torquemada
(Astorga, León, c. 1507 - León, 1569) Escritor español. Estuvo al servicio del conde de Benavente. Fue creador de una novela de caballerías, Historia del insuperable caballero don Olivante de Laura, príncipe de Macedonia (1564), sentenciada al fuego por Cervantes en el Quijote (parte 1ª, cap. VI). Escribió asimismo Jardín de flores entrometidas (1570) y un considerable libro de diálogos, Los coloquios satíricos, con un coloquio pastoril y jocoso tras ellos (1553), el último de los que inauguró el género pastoril en España.
Originario aparentemente de tierras leonesas y también insigne poeta y humanista, Antonio de Torquemada fue secretario del conde de Benavente a lo largo de mucho más de veinte años. Su obra mucho más señalada es Los coloquios satíricos, con un coloquio pastoril y jocoso tras ellos (1553), donde se critican distintos puntos de la sociedad moderna. Consta de seis diálogos sobre temas distintos entre múltiples amigos (siempre y en todo momento diferentes), mucho más un séptimo que por su temática y avance cae fuera del género de los coloquios satíricos. La obra no es solo esencial por la utilización del diálogo, en la mucho más auténtica tradición lucianesca y erasmista habitual del humanismo español, sino más bien exactamente por ser el último de sus diálogos el primer ejemplo de narrativa pastoril en la literatura de españa.
Los seis primeros coloquios versan sobre diversos temas: sobre los daños anatómicos y espirituales del juego (I); sobre lo que los boticarios y médicos deben llevar a cabo para realizar su conciencia y trabajo (II); sobre las excelencias y perfección de la vida pastoril (III); sobre el caos en el comer, en el tomar (IV) y en el vestir (V); y, al final, sobre la honra (VI), diálogo que se distribuye en tres partes, dedicadas al término de honra, a los usos sociales y al enfrentamiento sobre si es mucho más importante la honra ganada por méritos propios que la que procede de los ancestros. La crítica ha considerado Los coloquios satíricos como obra de un moralista en la línea de Erasmo, más allá de que (dada su fecha de composición) sin el menor asomo de mordacidad y virulencia. Por otra sección, al lado de la veta erasmista, se puede destacar su íntima y honda situación cristiana, donde puede advertirse ahora la huella de la Contrarreforma.
El diálogo VII, desligado de la parte sobrante de la obra, es un coloquio pastoril en el que el pastor Torcato, enamorado de la pastora Belissia, lamenta amargamente el desdén de su querida. Pfandl (que, por otro lado, no supo ver la relevancia de Los coloquios) define este diálogo como "una extraña mezcla de novela pastoril por el estilo de la Diana, de lamentación cariñosa, según el modelo de la Questión de amor, y de sueño alegórico a la forma de la poesía de vicios y virtudes del siglo XV". Y ciertamente el coloquio está resuelto en el planeta propio de lamentaciones y desdenes pastoriles, pero se introduce en él un sueño contado por Torcato en el que la Fortuna, la Muerte, el Tiempo y la Crueldad, con sus propios cortejos simbólicos, se muestran al pastor, y Belissia, por orden de la Crueldad, le comienza del pecho el corazón y se broma de su mal. Igualmente, y ya que Los coloquios se dieron a conocer 12 años antes que la Diana de Jorge de Montemayor, debe considerarse a este diálogo la obra vanguardista del género en España.
Antonio de Torquemada es asimismo creador de Jardín de flores entrometidas, sugestiva miscelánea a la forma de Silva de varia lección, de Mexía. Publicada en Salamanca en 1570, versa sobre materias de humanidades, teología, filosofía y geografía, con otras cosas entrometidas y dulces. Tuvo enorme rema en el siglo XVI, siendo prohibida en el XVII y XVIII, y mereciendo ser traducida al francés y al italiano. Torquemada alcanzó además un destacable reconocimiento con la Historia del insuperable caballero don Olivante de Laura, príncipe de Macedonia (1564), novela de caballerías fuertemente criticada por Miguel de Cervantes, quien, por boca del cura, la condenó al fuego en el episodio del escrutinio de la biblioteca del ocurrente noble, en el capítulo VI de la sección primera de Don Quijote de la Mácula.
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