La historia universal está escrita por los hombres y mujeres quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho queel mundo, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otras personas o siendo parte de la actuación. Antonio Berni es uno de esos sujetos cuya vida, realmente, merece nuestro interés por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Antonio Berni es comprender más sobre época determinada de la historia de la humanidad.
Apreciar lo bueno y lo malo de las personas significativas como Antonio Berni, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa sustancial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Antonio Berni, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Antonio Berni, gentes a quienes de de una forma u otra Antonio Berni influyó, y ciertamente, conocer y descifrar cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Antonio Berni.
Vida y Biografía de Antonio Berni
(Rosario, 1905 - Buenos Aires, 1981) Pintor argentino. Tras un periodo de buscas en Europa, cuya etapa mucho más singular fue el aporte expresionista, Berni se inclinó hacia el realismo, poniendo su pintura al servicio del ideal humano y popular.
Sus talentos artísticas le llevaron, a la temprana edad de diez años, a entrar como aprendiz en un taller de vidrieras policromadas. En el taller aprendió las primeras nociones de dibujo, especialidad que cursó después asimismo en Rosario. A los quince años Berni ahora tenía clarísimo cuál era su vocación y efectuó una primera exposición con panoramas y retratos que le valieron la cuenta de niño prodigio.
Fue invitado a mostrar hasta 4 ocasiones, en Rosario y en Buenos Aires, antes de recibir una beca para efectuar un viaje de estudios a Europa. Con veinte años, Berni llegó a Madrid y dedicó tres meses a recorrer España: Segovia, Toledo, Córdoba, Granada y Sevilla, ciudades monumentales cargadas de historia en las que tuvo la posibilidad de saber las proyectos de los profesores españoles (como El Greco, Francisco de Zurbarán, Velázquez o Goya), que indudablemente impresionaron al joven artista.
Tras este primer contacto con el Viejo Mundo, Berni llegó a París en el mes de febrero de 1926. En esta localidad, que todavía era la ciudad más importante del arte, el joven pintor descubrió las vanguardias y se inició en ciertas técnicas (grabado y collage) y los estilos (Fauvismo y Surrealismo) que conformarían su obra futura. Recibió clases de pintura del neocubista francés André Lhote y del fauvista Othon Friesz, que ejercitaron enorme predominación en su estilo, y aprendió la técnica del grabado con Max Jacob.
En estos años frecuentaba el círculo de artistas argentinos popular como el Grupo de París. Conoció al pintor Lino Eneas Spilimbergo, con el que trabó una sólida amistad que les llevaría a ayudar en varios proyectos durante sus vidas. En 1929 tomó contacto con el círculo de los surrealistas a través del escritor Louis Aragon, amigo de el y que ejercitó una enorme predominación en el pintor. La obra de Berni salió decantando precisamente hacia este estilo y el día de hoy se le considera como entre los primeros artistas latinos de estilo surrealista. Desde París efectuó una sucesión de viajes a Italia, Holanda y Bélgica.
En 1930 volvió terminantemente a su país natal, donde se halló con su amigo Spilimbergo y con el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros. Juntos han recibido el encargo de efectuar un mural en Rosario (Mural Botana, 1933). Tras esta enriquecedora experiencia, el estilo pictórico de Berni se decantó precisamente hacia una pintura comprometida, siendo consciente de una situación muy diferente a la que había dejado en París; un estilo popular como realismo popular narrativo, propio de todo el conjunto de naciones americano, si bien con marcadas diferencias entre los diferentes países.
Se instaló en su localidad natal, Rosario, una localidad con una vida cultural muy activa. En esta década de 1930, Berni desarrolló una enorme actividad política: tomó parte esencial en la creación de la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos y se inscribió al partido comunista. En 1933 creó el conjunto Nuevo Realismo, desde el que se hicieron proyectos artísticos cargados de intención política que transformaban lo diario en objeto de la obra de arte.
Viajó por todo el país para saber la verdad popular y también investigar la vida diaria de su ambiente, hasta el momento en que en 1936 se instaló terminantemente en Buenos Aires, donde empezó a ofrecer clases de dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes, actividad que compaginó desde ese momento con su tarea creativa. En este intérvalo de tiempo fue nombrado presidente de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos, institución a la que siempre y en todo momento estuvo relacionado.
Para entonces ahora era un artista consagrado y recibió el encargo de efectuar un mural, adjuntado con su amigo Spilimbergo, para el pabellón argentino de la Feria Mundial de Nueva York (Agricultura y Ganadería), al que prosiguieron los de la Sociedad Hebraica, efectuado en 1943, y el de la Galería Pacífico, de 1946. Simultáneamente efectuó una esencial serie de retratos de su mujer y su hija Lili, que indudablemente indicaban un giro en su obra hacia un intérvalo de tiempo de introspección que le llevó en la década de 1950 a adoptar un estilo expresionista, de tintes trágicos, que desembocó en una secuencia de panoramas urbanos en los desaparecía la figura humana.
En la década de 1960 reanudó su interés por retratar los individuos que le rodeaban como instrumento para realizar crítica popular. Su estilo preservó el carácter expresionista, pero poderosamente influido por el Pop Art y el realismo popular. En este periodo de tiempo creó 2 individuos: Juanito Laguna y Ramona Montiel, los dos de los bajos fondos; él, de los suburbios de Buenos Aires, y ella, de los mucho más sórdidos entornos parisinos.
Las series protagonizadas por estos individuos retratan con enorme agudeza de observación, y desde un criterio crítico, capítulos de la vida diaria. La técnica predominante es el collage, tanto el clásico collage "matérico" (efectuado desde materiales de desechos) como el montaje fotográfico. En estas series (aparte de la citada, efectuó 2 mucho más tituladas La Luna y Los monstruos, tal como un grupo de retratos populares), Berni alcanzó una alta calidad plástica y un estilo personal en el que reanudó la estética surrealista. En 1962 recibió el Premio Internacional de Grabado y Dibujo de la Bienal de Venecia.
En la década de los setenta efectuó una sucesión de trabajos escenográficos y ornamentales, tal como ilustraciones y colaboraciones con gacetas, tanto nacionales como extranjeras. Los medios gráficos, que siempre y en todo momento habían entusiasmado a Berni y en los que se manejaba con maestría, fueron un considerable canal de distribución de su obra. Continuó con sus series populares y creó nuevos individuos como La finada Correa, que llegó a transformarse en un mito habitual. Su pintura proseguía dominada por la técnica del collage. En sus últimos años efectuó una sucesión de estatuas.
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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de alguien como Antonio Berni, que detentó su relevancia en un momento histórico concreto, es esencia intentar mostrar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
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