La historia del mundo la escriben aquellas personas queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado quela humanidad, de un modo u otro,prospere.
(Ante Pavelic, Pavelië o Pavelich; Bradina, 1889 - Madrid, 1959) Político croata, principal creador del partido nacionalista croata Ustacha y jefe del Estado croata implementado por Alemania y también Italia en la Segunda Guerra Mundial.
Pavelic estudió la carrera de derecho y empezó su andadura laboral como letrado en Zagreb; en su profesión, llegó a ocupar el puesto de vicepresidente de la Asociación de Abogados de Croacia. Entró a ser parte del movimiento nacionalista croata en las filas del Partido del Derecho Constitucional Croata, por el que fue escogido concejal de Zagreb en 1920, y diputado nacional en 1927. En el Parlamento Yugoslavo se opuso a la creciente centralización del Gobierno y a la opresión ejercida por la corona serbia; hasta el momento en que, en el primer mes del año de 1929, el rey Alejandro I instituyó una dictadura bajo la monarquía y disolvió el Parlamento.
Tras este hecho y la ilegalización de los partidos croatas, Ante Pavelic se refugió en Italia y formó la Ustasha-Hrvatska Revolucionarna Organizacija (Organización Revolucionaria Croata Insurrecto) con la intención de ordenar la acción revolucionaria y de establecer nuevamente la independencia de Croacia. A principio de los años treinta, el movimiento ustashi tenía unos 2 mil afiliados y no tenía una ideología clara, sino era mucho más bien una organización terrorista que actuaba eminentemente en el exilio, con base (y en ciertos casos acompañamiento) en Italia, Alemania, Austria, Bulgaria y Hungría, países que demandaban la revisión de los Tratados de Paz firmados tras la Primera Guerra Mundial.
En 1932 Pavelic, en su papel de dirigente de los ustachas, redactó una Carta de Principios en la que declaró como misión la independencia del Estado croata a través de una revolución armada del pueblo, que había de ser encabezada por los propios ustachas, que pasarían a ocupar el gobierno del nuevo Estado. Pavelic, tal como el resto cabecillas del movimiento ustachas y otros líderes croatas en el exilio, fue objeto, a lo largo de esta temporada, de intentos de asesinato perpetrados por los agentes de la dictadura yugoslava. Los hechos desembocaron en el homicidio en Marsella, el 9 de octubre de 1934, del rey Alejandro I y el ministro de Asuntos Exteriores francés a manos de los ustachas, en colaboración con terroristas macedonios.
Tras este hecho, Pavelic procuró conseguir el acompañamiento del Partido Campesino, fuerza mayoritaria de Croacia, hecho que provocó una separación de Pavelic con todos y cada uno de los croatas moderados; ha propuesto además de esto un giro hacia posiciones antisemitas y cercanas al fascismo. El partido asimismo había perdido sus apoyos en el exterior debido, más que nada, al asesinato del rey Alejandro I: precisamente unos quinientos activistas fueron detenidos en el extranjero, entre ellos Pavelic, que fue detenido en Italia, si bien de una forma mucho más bien testimonial.
A lo largo de los años de detención, entre 1936 y 1937, Pavelic prosiguió concretando las líneas ideológicas del movimiento ustachas, identificándolo poco a poco más con tendencias fascistas y racistas, propugnando una fórmula croata de nacional-catolicismo. El movimiento ustashi cobró mucho más fuerza y, tras la firma del Compromiso de agosto de 1939 a través de el que los croatas conseguían autogobierno, salvo en Defensa y Asuntos Exteriores, contaron con unos treinta o 40 mil afiliados furtivos en Yugoslavia y una extensa representación asilada en Alemania.
La derrota de Yugoslavia a lo largo de la Segunda Guerra Mundial (abril de 1941) a manos del ejército alemán abrió el sendero de la independencia de Croacia. Parte de Croacia fue anexionada por Italia y Hungría y, el resto, fue ocupado por Alemania y también Italia dando permiso la creación, adjuntado con Bosnia-Herzegovina y parte de Dalmacia, del Estado Independiente de Croacia (NDH).
Su gobierno fue brindado en primera instancia a Vladko Macek, jefe del conservador Partido Campesino croata, pero, tras la renuncia de este, Hitler decidió dar el poder a Ante Pavelic (que fue liberado de su confinamiento en Italia) y los ustashi. Pavelic se transformó de esta forma en poglavnik (presidente) del Estado Independiente de Croacia, implantando un régimen de partido único y proscribiendo al previo partido mayoritario, el Partido Campesino.
El número de seguidores de Pavelic y los ustachas medró tras la incorporación de cientos de seguidores del Partido Campesino, pero, más que nada, ganó seguidores entre la población de la clase baja urbana, alumnos y también intelectuales croatas y los practicantes y obispos correspondientes a la iglesia nacionalista católica. Pavelic procedió asimismo a conformar su cuerpo de élite, conformado por unos ciento cincuenta mil militares ustachas.
La primordial oposición al régimen fascista de Pavelic fueron los partisanos marxistas del Ejército de Liberación Nacional, comandado por el croata Tito (Josip Broz). La característica mucho más señalable del régimen de Pavelic fue el sanguinolento intento de creación de una Croacia étnicamente pura, que condujo a la persecución y exterminio de todas y cada una de las etnias minoritarias u opuestas a su régimen.
Estas persecuciones se centraron primordialmente en los serbios ortodoxos, que en el instante de la independencia de Croacia formaban mucho más del 20% de la población total, esto es, cerca de un millón de personas. En un primer instante fueron obligados a escapar del país o a transformarse al catolicismo para, más tarde, ser víctimas de matanzas, homicidos en masa y confinamientos en campos de concentración (el número de estos campos de concentración fue encriptado en mucho más de una veintena, entre aquéllos que sobresalió el de Jasenovac).
Todas y cada una estas ocupaciones contra los ortodoxos contaron con el visto bueno del clero. El número final de serbios ortodoxos fallecidos a lo largo de este periodo de tiempo se calcula en unos 250.000. Otro conjunto que padeció singularmente las persecuciones de Pavelic fueron los judíos, erradicados de Croacia en su enorme mayoría, ocasionando unos 30.000 o 40.000 fallecidos, mientras que un achicado número logró resguardarse huyendo a la región italiana. Las matanzas y homicidos alcanzaron asimismo a los gitanos y a los marxistas, tal como a otros disidentes políticos y, en una medida menor, a los bosnioherzegovinos musulmanes.
Tras la derrota de Alemania en la guerra, en el mes de mayo de 1945, un ejército conformado por 150.000 soldados croatas al cargo de fuerzas alemanas procuró vanamente sugerir la última resistencia en Croacia al ejercito yugoslavo. Después de su capitulación, Pavelic abandonó Croacia, refugiándose por un tiempo en Austria y también Italia. La mayoría de sus fieles fueron fallecidos en combate o ejecutados tras la derrota.
En 1949 escapó hacia Argentina, donde creó un gobierno ustacha en el exilio; en este intérvalo de tiempo padeció un nuevo intento fallido de asesinato. En 1957 decidió resguardarse en Paraguay, de donde, para eludir su detención y extradición tras ser culpado a muerte en rebeldía, escapó hacia España, donde continuó hasta su muerte a fines de 1958.
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