Angela Merkel

Ya sea inspirando a otras personas o siendo una pieza esencial de la acción. Angela Merkel es una de esas personas cuya vida, indudablemente, merece nuestra atención por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Angela Merkel es comprender más sobre un periodo concreto de la historia de la humanidad.

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que atesoró Angela Merkel en la historia. Cómo vivió y aquello que hizo mientras estuvo en este mundo fue determinante no sólo para quienes conocieron a Angela Merkel, sino que a caso dejó una huella mucho más vasta de lo que logremosconcebir en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Angela Merkel personalmente.Angela Merkel ha sido uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Angela Merkel, seducen nuestra curiosidad, tienen que valernos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Angela Merkel, porqué Angela Merkel vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Angela Merkel

(Hamburgo, 1954) Política alemana, presidenta del partido alemán Unión Demócrata Cristiana desde 2000 y canciller de la República Federal de Alemania desde 2005. Fue la primera mujer que aceptó la jefatura del Gobierno federal desde el momento en que nació el Estado alemán (1870), y asimismo el primer canciller originario de la extinta República Democrática Alemana (RDA).

Hija de un pastor protestante, Angela Merkel vivió desde el momento en que tenía pocos meses en la RDA, bajo los rigores del régimen comunista, y no fue disidente, sino más bien componente de la Juventud Alemana (comunista). Estudió física en la Universidad de Leipzig, por la que se doctoró en 1986. Investigadora en la Academia de Ciencias de la RDA, no entró en política hasta el caída del Muro, en el mes de noviembre de 1989, y efectuó una meteórica carrera: fue ministra de Juventud y Familia (1990-1994) y del Medio Ambiente y Naturaleza (1994-1997).

En el momento en que el veterano canciller Helmut Kohl (1982-1998) anunció su retirada, Angela Merkel, que había sido una angosta cooperadora suya, aceptó primero la secretaría general (1998) y después la presidencia del partido, cargo para el que fue escogida el diez de abril de 2000. Los comentaristas alemanes destacan que, en el seno de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), dominada por líderes católicos de las zonas occidentales, Merkel mostró una perserverancia admirable en la pelea por el poder desde el instante en que fue escogida asesora general en 1998. Durante el cataclismo que sacudió al partido por los óbolos ilegales (las cajas negras), que se llevó por enfrente al heredero de Kohl en la presidencia del partido, Wolfgang Schäuble, su ambición política predominó sobre el respeto que profesaba a su guía.

Angela Merkel no solo censuró a Kohl en un producto de prensa que ocasionó sensación, sino abogó por un nuevo impulso que liberara al partido de la pesada herencia. Aunque presidenta de la CDU desde abril de 2000, su meteórico ascenso provocaba recelos entre los barones del partido, que la consideraban una figura de transición, de forma que en el momento en que hubo que escoger un candidato para las selecciones, los parlamentarios de la coalición prefirieron a Edmund Stoiber, presidente de la rama bávara, la Unión Social Cristiana (CSU). Su pugna con el jefe del conjunto parlamentario, Friedrich Merz, amputó sus pretensiones, pero esa preterición, lejos de deprimirla, le insufló novedosas energías.

Presidenta de la CDU

La derrota de Stoiber por el canciller Gerhard Schröder, en las selecciones del 22 de septiembre de 2002, dejó a Merkel escalar un nuevo peldaño en la dura cucaña del poder: desplazó a Merz, desgastado por el fiasco electoral, y fue escogida presidenta del conjunto parlamentario CDU-CSU y, por lo tanto, jefe de la oposición en el Bundestag.

Si suponemos a su primordial biógrafo, Gerd Langguth, Angela Merkel prosiguió el consejo de Kohl, según el que para proteger el poder resulta necesario controlar el partido, pero asimismo sostuvo su proverbial desconfianza hacia los correligionarios enquistados en los engranajes burocráticos. Sus pretenciones no se concretaron hasta el momento en que fue reelegida triunfalmente presidenta de la CDU en un congreso en Hannover, el 11 de noviembre de 2002, consagrada como líder indiscutible. Volvió a ser reelegida un par de años después, en el mes de diciembre de 2004, y afianzó su reputación de mujer insuperable.

Durante sus tres años en el primer escaño de la oposición, Merkel no solo se mostró tenaz en sus diatribas contra las reformas de Schröder, que juzgó deficientes, sino ganó popularidad de adoptar una situación rigurosamente racional frente a los inconvenientes, de la que deriva un estilo político que escapa de las generalidades para atenerse a la observación y el estudio de los datos. En contraste con Kohl, un político clásico y católico, ofuscado por la historia y por el consenso popular y político, ella actuó como una científica pragmática, “sin dependencia de la ideología”, según sus expresiones, que pondera esmeradamente los pros y los contras, pero que no vacila en la resolución.

Aspirante a la cancillería

Escogida unánimemente aspirante de la coalición CDU-CSU a la cancillería el 30 de mayo de 2005, comenzó la campaña electoral con 20 puntos de virtud, pero esta empezó a difuminarse tan rápido como descubrió su programa económico y, más que nada, desde el momento en que anunció que subiría el impuesto sobre el valor añadido (IVA) en 2 puntos para fomentar la creación de empleo. En vez de enmendar el yerro, lo remachó al seleccionar como asesor fiscal a un instructor de la Universidad de Heidelberg de ideas ultraliberales, Paul Kirchhof, que abogó por una reforma extremista de los impuestos y ha propuesto de forma imprudente un gravamen único del 25% y la supresión de las subvenciones.

En el único desafío retransmitido por televisión entre los 2 aspirantes (4 de septiembre), la imagen de Merkel mejoró, y si bien las investigaciones concedieron un apretado triunfo a Schröder, sorprendió favorablemente a los espectadores, cuyas críticas reafirmaron que había estado “mejor de lo pensado”. No obstante, el alegato liberal y los nubarrones sobre las posibilidades sociales enfriaron el entusiasmo de los votantes por el cambio que habían reforzado las investigaciones. La CDU recuperó una parte del lote perdido una vez que ella se distanciara de las proposiciones de Kirchhof, pero su popularidad se resintió.

La política exterior no había sido su fuerte, pero era descrita como una devota de la OTAN que haría todo lo que es posible por progresar las relaciones con Washington. Según la politóloga Daniela Schwarzer, “todas sus resoluciones sobre Europa va a ser examinada bajo 2 condiciones: el interés de Alemania y sus secuelas transatlánticas”. Como otros líderes de los países que estuvieron bajo el yugo soviético, manifestaba su buena opinión y sintonía con Estados Unidos y recordaba habitualmente que la unificación de Alemania no se hubiese producido, por lo menos no tan de forma rápida, sin el acompañamiento del presidente George Bush padre en 1989-1990.

Encarnación del éxito de la reunificación de Alemania, a lo largo de la campaña destacó que se sentía orgullosa de “ser vista como la aspirante de la Alemania unificada”, si bien el análisis de los votos probó de forma indudable la disparidad de percepción entre el oeste, donde era vista por varios votantes como una oriental, y el este, donde aparecía como exageradamente occidentalizada, aun para su puritana familia. El desmoronado muro de Berlín provocaba aún esenciales efectos en el accionar electoral.

Primera canciller del Gobierno alemán

La virtud inicial quedó achicada a su mínima expresión en las urnas el 18 de septiembre. La CDU-CSU ganó las selecciones por un solo punto de diferencia (35,2 % de los votos, por el 34,2 % para los socialdemócratas del SPD) y consiguió 4 miembros del congreso de los diputados mucho más en el Bundestag (226 por 222), una victoria pírrica, según los distintos comentaristas.

Los 2 aspirantes reclamaron la cancillería, pero, tras revisar que era inviable otra solución, los emisarios de los dos partidos consumieron tres semanas en llegar a un convenio de principio para una enorme coalición (diez de octubre). Merkel se salió con la suya (“un temperamento de hierro”, concluyó Le Monde) y logró la cancillería, pero el SPD, con la vicecancillería y ocho ministerios esenciales (Exteriores y Hacienda, entre ellos), la sometería a una angosta supervisión.

El 11 de noviembre, Merkel presentó en Berlín el software-contrato de los 2 enormes partidos, cuyo propósito, según proclamó, era “invertir la inclinación a la baja”, pero las medidas sobre el incremento de impuestos y los recortes sociales para corregir el déficit presupuestario se preveían polémicas. El 22 de noviembre, en una solemne liturgia, fue ungida canciller por el Bundestag por 397 votos a favor (51 menos de los que sumaba la enorme coalición), 202 en contra, 12 abstenciones y un voto nulo.

Como prueba de su apuesta por el futuro europeo y al unísono atlantista, el 23 de noviembre (un solo día siguiente de su investidura) Merkel viajó a París para entrevistarse con Jacques Chirac, y visitó entonces la sede de la Alianza Atlántica en Bruselas. Durante la campaña electoral, en oposición a lo que es frecuente, Merkel apareció en ciertos instantes con su segundo marido, Joachim Sauer, instructor universitario de química en Berlín, con el que no posee hijos.

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