Amedeo Modigliani

Las biografías y las vidas de personas que, como Amedeo Modigliani, cautivan nuestra curiosidad, deben servirnos siempre como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Amedeo Modigliani, el motivo por qué Amedeo Modigliani vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Amedeo Modigliani

(Livorno, 1884 - París, 1920) Pintor italiano. La facilidad de líneas y la pureza de los semblantes en los retratos del pintor italiano Amedeo Modigliani aportaron a sus producciones una singular inspiración que logró de él una de las considerables personalidades de la pintura de principios del siglo XX.

Modigliani nació el 12 de julio de 1884 en Livorno, Italia, en el seno de una familia judía de pequeños mercaderes. A causa de su salud insuficiente tuvo que abandonar una educación usual, y fue entonces en el momento en que comenzó a estudiar pintura en su localidad natal (en la escuela de Bellas Artes, con Guglielmo Micheli), y más tarde en las de Florencia y Venecia. En 1906 se trasladó a París, donde frecuentó los círculos artísticos y literarios (fue amigo de Maurice Utrillo y de Pablo Picasso) y recibió visibles influencias de Henri de Toulouse-Lautrec, Picasso, Georges Braque y Paul Cézanne. Sus primeras pinturas dejan sentir la predominación de los macchiaioli, pero más tarde le interesó el movimiento modernista y el de la secesión, aparte del arte primitivo. En 1908 presentó cinco cuadros en el Salón de los Independientes, entre ellos La judía (compilación Alexandre, París).

En 1909 conoció al escultor rumano Constantin Brancusi, cuya obra lo impresionó, y se resolvió a proseguir el sendero de la estatua. Las fuentes en las que se inspiró, además de Brancusi, fueron las estatuas griegas anticuadas de los kúroi (jóvenes deportistas desnudos) y aquellas máscaras africanas en las que los aspectos se extienden con énfasis (de forma especial, sus Cariátides). En su estatua, Modigliani esculpía la piedra de forma directa en un intento de proteger en la manera la unidad plástica del bloque. En 1912 expuso un Conjunto ornamental de ocho cabezas de piedra en el Salón de Otoño.

Próximamente regresó a la práctica de la pintura, pero su experiencia como escultor tendría secuelas escenciales en su estilo, que se plasmarían en la simplificación de la imagen y en la utilización del color. Al achicar o a veces remover el claroscuro, logró una solidez en la imagen plana, afín a la escultórica. Aunque fue entre los profesores del retrato del siglo XX, Modigliani no era un retratista profesional. Tienen sus proyectos un aire familiar en su distinción y alargamiento, pero al tiempo reproducen la personalidad del retratado con enorme agudeza. Entre sus retratos cabe nombrar los de Kisling, Paul Guillaume, Zborowsky y el de una de su amantes, Beatrice Hastings, que se titula Madame Pompadour.

En 1917, minada ahora su salud por el alcohol y las drogas, empezó una sucesión de desnudos femeninos que están entre sus mejores proyectos. Ese mismo año empezó una relación con la pintora Jeanne Hébuterne, con la que tuvo una hija. Fue asimismo un periodo refulgente para su pintura, que se realizó poco a poco más refinada de líneas y frágil de color. Modigliani murió tuberculoso en el Hospital de la Caridad de París, el 24 de enero de 1920. Debe matizarse que la vida desvanecida que se le imputa se debió mucho más a la pobreza y a la insatisfacción de su búsqueda artística que al vicio. El poeta Zborowsky decidió ser su marchante y le asistió cuanto ha podido, pero con poco éxito, por el hecho de que el artista se había sumido ahora en un terminado abandono físico y ética. Pese a ello, los últimos cinco años de su historia fueron los mucho más productivos.

Desde 1915 hasta 1920, año de su muerte, Modigliani efectuó su obra mucho más importante, constituida en la mayoría de los casos por retratos y desnudos femeninos. Los retratos son con frecuencia de amigos y individuos populares como Max Jacob (1916) o Jacques Lipchitz y su mujer (1917), pero recurrentemente representan a individuos anónimos como La criadita (1916). Sus múltiples desnudos femeninos, como Desnudo colorado con los brazos libres (1917, Kunsthaus, Zurich) rebosan una sensualidad abatida y complacida; la línea que concreta los cuerpos es sutil, melodiosa y muy elegante; los ojos almendrados de los semblantes dotan a las figuras de una mórbida melancolía que recuerda a Botticelli.

En oportunidades se le cita como un expresionista, pero es bien difícil ofrecer ese título a la finesse propia de Modigliani. El artista que mucho más adoraba fue Cézanne, si bien jamás se interesó por representar la naturaleza; solo pintó tres panoramas y no se conoce ninguna naturaleza fallecida suya. La predominación de la vanguardia no sería esencial para la creación de su característico estilo. El canon alargado de sus figuras prueba el gusto por el manierismo y enlaza sus individuos femeninos con las imágenes de los cuadros de Parmigianino. La afinada geometrización de las formas indica el encontronazo que sobre él ejercitó el hallazgo del arte africano, que efectuó merced a su amigo Brancusi.

La predominación del arte primitivo actúa en especial en sus estatuas. Los varios esbozos y dibujos preparatorios de las Cariátides se concretaron en una única estatua que efectuó entre 1913 y 1914 y que se guarda en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Su práctica escultórica fue esencial para la configuración de su pintura. Entendía que el único modo de llevar a cabo estatua era tallando de forma directa la piedra, y muy frecuentemente se sintió mucho más escultor que pintor. Las esculturas que han subsistido (unas veinticinco) no se ajustan a ninguna de ámbas tendencias predominantes en la época (cubismo y futurismo); en ellas está un prominente nivel de sentido plástico, una solidez en las formas y una inclinación hacia el ritmo y la esquematización que asimismo son especificaciones de su pintura.

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