Alonso de Ercilla

La historia del mundo la narran los hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho queel género humano, de una forma u otra,prospere.

Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo parte de la actuación. Alonso de Ercilla es una de esas personas cuya vida, en verdad, merece nuestro interés debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Alonso de Ercilla es conocer más acerca de periodo preciso de la historia del género humano.

Vida y Biografía de Alonso de Ercilla

(Madrid, 1533 - id., 1594) Poeta español que relató la conquista de Chile en el célebre poema épico La Araucana. Educado en la corte, donde su madre era dama de la emperatriz, sirvió como paje al príncipe Felipe, futuro Felipe II, y le acompañó en sus viajes por Flandes y también Inglaterra.

Desde Londres partió hacia Chile (1555), donde se habían rebelado los araucanos. Participó en distintas peleas y comenzó a redactar La Araucana, poema épico de ensaltación militar en 37 cantos, donde relata los hechos mucho más significativos de la expedición. Tras intervenir en unas campañas en Lima y Panamá, regresó a España en 1563, y publicó en 1569 la sección primera de su enorme obra, encargada de Felipe II. Fue nombrado gentilhombre de la corte y caballero de Santiago, tras lo que participó en distintas acciones diplomáticas.

En 1570 contrajo matrimonio con doña María de Bazán, la que aportó como dote mucho más de ocho millones de maravedíes. Instalado en Madrid, vivió, según dicen, una vida feliz y exenta de intranquilidades materiales que le dejó finalizar las partes segunda y tercera de su poema.

La Araucana

En el poema épico La Araucana, escrito en octavas reales y dividido en tres partes (1569, 1578 y 1589), Ercilla cuenta durante treinta y siete cantos las cruentas luchas sostenidas en Chile entre araucanos y españoles. Al parecer, Ercilla escribió alguna de sus partes de forma directa en el campo de guerra utilizando "cuero por carecer de papel".

El poema comienza con una extensa descripción geográfica del país y de las prácticas de los araucanos. Estos se disponen a soportar a la amenaza de los españoles, pero están muy divididos para seleccionar un jefe supremo. Por consejo del cacique Colocolo deciden ofrecer el mando a quien lleve mucho más lejos un abultado leño sobre sus espaldas y la prueba es ganada por Caupolicán. Este ocupa Tucapel para eludir que la localidad caiga a cargo del capitán español Pedro de Valdivia, quien, derrotado por el cacique Lautaro, es perseguido hasta Santiago dejando a cargo de los araucanos la localidad de la Concepción, que es saqueada y también incendiada.

Mientras que los araucanos festejan con enormes fiestas su victoria, Francisco de Villagrán, con novedosas tropas mandadas entretanto por el marqués de Cañete, agrede al cacique Lautaro cercado en un fuerte y extermina a todos y cada uno de los araucanos, incluido Lautaro, que se había negado a rendirse. Los indios se reúnen en reunión y brotan diferencias y retos entre los caciques. Los araucanos asaltan el fortín español de Penco y las naves, pero son rechazados y el cacique Tucapel, herido, escapa. Los españoles, habiendo recibido refuerzos, entran en el estado de Arauco y, a pesar del heroísmo de los caciques Tucapel, Rengo y Galvarino, a quien los españoles cortan las manos, alcanzan vencer en la guerra.

La discordia regresa a aparecer entre los araucanos, y Tucapel y Rengo se retan a singular combate, hiriéndose los dos; pero Caupolicán logra apaciguarles y les lanza temerariamente al ataque de los españoles, que destruyen al enemigo y hacen preso a Caupolicán, quien, antes de padecer el suplicio, se hace católico. Todos los óbices están removidos frente a los conquistadores que se dirigen hacia la novedosa tierra doblegada al imperio de Felipe II.

El poema trata de conjuntar, siguiendo las huellas de Ariosto y de Torquato Tasso, los elementos históricos y les fabulosos, pero la fusión no está completamente conseguida y el tiempo de crónica de la narración contrasta con los varios capítulos librescos (las historias cariñosas del héroe araucano Lautaro con Guacolda, de Caupolicán y de Fresia, las peripecias de la india Glaura) y las ficciones y los recuerdos tradicionales (el sueño del poeta en la guerra de San Quintín, la visión de la guerra de Lepanto en la gruta del mago Filón, la crónica de Dido tomada de Virgilio, la aparición de la Virgen María). El propósito de Ercilla de ser historiador aparte de poeta, que él manifestó muy precisamente, da al poema un carácter mucho más descriptivo que fabuloso. Por el opuesto tienen bastante relieve cosas y puntos de la verdad ambiental, con lo que Ercilla puede considerarse la primera voz poética del alma de america.

La fuerza de la experiencias contadas logró meditar a los que leen y críticos siguientes que La Araucana era una genuina crónica de la campaña del Arauco. Sin embargo, el enorme mérito de este poema es estético y no histórico. Utilizando los elementos épicos comunes de su tiempo, Ercilla reprodujo varios de los tópicos del Renacimiento, como acrecentar los méritos del enemigo para engrandecer al vencedor.

Esto enseña que las figuras mucho más heroicas sean las de los amos Caupolicán y Lautaro, pues, lejos de descubrir una posición proindigenista, destacan la naturaleza exótica que da un carácter inusual a la epopeya. Frente a los héroes españoles Valdivia, Villagrán, Reinoso, el general García Hurtado de Mendoza, el soldado Andrés y exactamente el mismo poeta, están los indómitos héroes araucanos, adoptando reacciones nobilísimas, y captados en su psicología de defensores de su tierra.

El tono autobiográfico se combina con usuales alusiones letradas que se usa para aumentar la verosimilitud y la excelencia de una historia cuyos individuos consiguen dimensión tradicional. La nobleza de las octavas reales y la musicalidad de los versos sobrepasan otras creaciones contemporáneas: La Jerusalén conquistada de Lope de Vega o Bernardo o la victoria de Roncesvalles de Bernardo de Balbuena. También resultan espectaculares las glosas en las que piensa sobre los hechos contados o las interpolaciones que comunican la redacción misma del poema. La obra tuvo varios imitadores, como el Arauco domado de Pedro de Oña, y una gran trascendencia en la poesía de america posterior.

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