Alida Valli

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la trascendencia que atesoró Alida Valli en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que estuvo en la tierra fue determinante no sólo para aquellas personas que trataron a Alida Valli, sino que quizá legó una huella mucho más profunda de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Alida Valli de modo personal.Alida Valli fue un ser humano que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Alida Valli, cautivan nuestra curiosidad, deben servirnos siempre como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Alida Valli, el motivo por qué Alida Valli vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Alida Valli

(Alida Maria Altenburger; Pula, 1921) Actriz de cine italiana de origen croata. Nació en el seno de una familia de origen austriaco domiciliada en la vieja Yugoslavia. Desde muy joven mostró su interés por el planeta de la interpretación. Estudió en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma, del que salió para transformarse en entre los semblantes mucho más populares del cine italiano de preguerra. La comedia y el drama dominaron su trayectoria en los años treinta y primeros años 40 del siglo XX.

Sin embargo, durante los años 40 ofreció ciertos de sus mucho más atrayente trabajos en películas como Tiempos pasados (1940), de Mario Soldati, quien dirigió nuevamente a Alida en Eugenia Grandet (1946) y La mano del extranjero (1952). También fue bien aprovechada en historias románticas como A las nueve, lección de química (1941), Cadenas invisibles (1942), Esta noche no hay nada nuevo (1942) o La vida regresa a comenzar (1945), todas y cada una ellas del veterano Mario Mattoli.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, el cine neorrealista no ofreció elecciones a Alida, quien trabajó con Carmine Gallone en múltiples películas y se implicó en otros muchos proyectos de todo el mundo de suma importancia y proyección personal. Fue lanzada en el mercado estadounidense por el productor David O. Selznick como entre los descubrimientos mucho más esenciales -comparable al de Greta Garbo-, instante en el que Alfred Hitchcock le dio el papel de Magdalena Anna Paradine en la película El desarrollo Paradine (1947), con Gregory Peck como personaje principal. Su siguiente paso fue El tercer hombre (1949), una producción británica de Carol Reed, en el inolvidable papel de la actriz Anna Smith, a la vera de Joseph Cotten. Estos 2 trabajos consagraron a la actriz cuyo nombre figuró sencillamente como Valli en los avisos que se imprimieron.

Si bien no abandonó Hollywood, en Europa su trabajo fue incesante durante los años cincuenta. En este sentido resaltó en especial el papel de la condesa Livia Serpieri en Senso (1954), de Luchino Visconti, un inusual trabajo en el contexto de un ambiente decadente y sosteniendo un pulso interpretativo con Farley Granger (como el Teniente Franz Mahler).

Volvió a probar su buen realizar en El grito (1957), de Michelangelo Antonioni, en una historia muy distinta -tanto en su fondo como en su forma- a eso que había interpretado hasta hoy. Fue un óptimo instante que le dejó conectar mucho más de forma fácil años después con el nuevo cine italiano de Pier Paolo Pasolini (Edipo, el hijo de la fortuna, de 1967) o de Bernardo Bertolucci (La estrategia de la araña, de 1970; y 1900, de 1975, por ejemplo).

A lo largo de su trayectoria no evitó intervenir en toda clase de coproducciones. Por eso desde los años cincuenta aprovechó papeles de dispar fortuna en El tirano de Toledo (1952), de Henri Decoin y Fernando Palacios; Prisionero del mar (1957), de Gillo Pontecorvo; o El puente de Cassandra (1976), de George Pan Cosmatos, por ejemplo, para dejarse ver en las pantallas de europa. Fueron años en los que desarrolló una intensa carrera teatral de enorme nivel.

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Sin duda descubrir en lo más recóndito a Alida Valli es algo que se reserva a un grupo limitado de personas, y que tratar de reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Alida Valli es una suerte de puzzleque a lo mejor alcancemos a rehacer si cooperamos conjuntamente.

Por esta razón, si eres de esas personas que creen en que cooperando se puede crear algo mejor, y conservas información sobre la vida de Alida Valli, o con respecto a algún aspecto de su figura u creación que no hayamos contemplado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.

Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre esenciales, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de alguien como Alida Valli, que detentó su relevancia en un momento concreto de la historia, es imprescindible tratar de ofrecer un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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