La historia de las civilizaciones está escrita por los hombres y mujeres quea lo largo de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado queel género humano, de un modo u otro,prospere.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la importancia que tuvo Alfonso VII el Emperador en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo mientras permaneció en este mundo fue determinante no sólo para las personas que frecuentaron a Alfonso VII el Emperador , sino que tal vez dejó una huella mucho más vasta de lo que logremosconcebir en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Alfonso VII el Emperador de modo personal.Alfonso VII el Emperador fue una persona que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Alfonso VII el Emperador , cautivan nuestra atención, tienen que ayudarnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Alfonso VII el Emperador , porqué Alfonso VII el Emperador vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Alfonso VII de León, llamado el Emperador; Caldas de Reis, 1106 - Fresneda, 1157) Rey de León y de Castilla, primero de la dinastía de Borgoña. Era hijo de doña Urraca (hija de Alfonso VI, que reinó en Castilla entre 1109 y 1126) y de Raimundo de Borgoña. Su madre le reconoció como rey de Galicia en 1111. Y enseguida encabezó la resistencia de los castellanos contra las ambiciones de su padrastro, Alfonso I de Aragón: efectuó múltiples campañas para recobrar los territorios que el rey de Aragón había retenido tras separarse de Urraca; las Paces de Támara (1127) evitaron el choque entre los dos y afianzaron a Alfonso VII en el trono español, al que había accedido un año antes.
Sin embargo, debió llevar a cabo en frente de múltiples rebeliones nobiliarias entre 1130 y 1133, fruto de la autonomía de la que habían disfrutado los nobles en el intérvalo de tiempo de caos que prosiguió a la desaparición de Alfonso VI. Tras la desaparición sin sustituto de Alfonso I (1134), pretendió además de esto el trono de Aragón y, si bien no lo logró, el intento le valió la adquisición de La Rioja, la posesión temporal de Zaragoza y el vasallaje del rey de Navarra, el conde de Barcelona y múltiples señores del sur de Francia.
Aprovechó esta situación para hacerse proclamar emperador (1135), expresando la intención leonesa de hegemonía peninsular y de peculiaridad en la reconquista en frente de los musulmanes. Dichas metas no se consiguieron, ya que el reinado de Alfonso VII contempló una alguna disgregación de la Corona español-leonesa: por una parte, se vio obligado a admitir la independencia de Alfonso I Enríquez como rey de Portugal (1143); por otro, al confrontar los reinos de Navarra y Aragón, tuvo que decantarse por respaldar a uno en oposición al otro, lo que le puso en guerra con García V de Navarra y le forzó a firmar con Aragón el Tratado de Tudellén (1151), por el que reconocía a Ramón Berenguer IV de Aragón el derecho a reconquistar Valencia, Denia y Murcia; roto ahora el sueño imperial, al fallecer Alfonso repartió el reino entre sus hijos Sancho y Fernando, que reinarían como Sancho III de Castilla y Fernando II de León.
En lo que se refiere a la Reconquista, Alfonso concibió un plan consistente en acosar a las ciudades hispano-musulmanas hasta el momento en que se rebelaran contra los almorávides, para situar en el poder a su aliado y vasallo Zafadola; a tal fin, efectuó desde 1139 múltiples expediciones de saqueo y de contribuye a sublevaciones locales.
Pero la invasión de los almohades desde 1146 desbarató el plan, forzando a Alfonso a fortificar la frontera y a aliarse con el almorávide Ibn Ganiya para ordenar la resistencia. Su compañía mucho más increíble fue una enorme expedición donde llegó hasta Córdoba (1144) y tomó Almería (1147); los almohades recobraron este esencial puerto en 1157 y Alfonso murió en el momento en que retornaba de aquella guerra.
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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son en todos los casos importantes, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de alguien como Alfonso VII el Emperador , que tuvo su importancia en una época determinada, es esencia procurar brindar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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