La historia de la civilización la escriben las personas queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado quela civilización, de un modo u otro,progrese.
(¿Córdoba?, c. 1475 - Sevilla, 1546) Pintor español, parece ser de origen alemán. Sus primeros trabajos en España los efectuó en Córdoba (Cristo de la columna con San Pedro y donantes, Tríptico de la Santa Cena), proyectos que, pese a su acusado estilo gótico, patentizan ahora una predominación renacentista. En 1508 se estableció en Sevilla para trabajar en las pinturas del retablo mayor de la catedral y, en el transcurso de un cuarto de siglo, fue la personalidad dominante de la pintura sevillana. Hacia 1520 pintó su obra mucho más conocida, el retablo de la capilla de maese Rodrigo, y en 1522 acabó el retablo de Marchena. La Virgen de la Rosa y la Virgen de los Navegantes, pintadas las dos desde 1530, sobresalen entre sus producciones de tema mariano.
Si bien ciertos autores le suponen nativo de Córdoba, las referencias reportajes que mencionan a este pintor como “profesor Alexos, pintor alemán” semejan definitivos en el momento de contradecir esta hipótesis. Asimismo, las especificaciones de su estilo muestran una indudable filiación norteña. Vivió en Córdoba cuando menos desde 1496, año en que casó con una hija del pintor Pedro Fernández, María, de quien quizá tomara el apellido.
En su producción se avisan 2 etapas básicas, la cordobesa y la sevillana. La primera se identifica por el mayor interés que se presta a los puntos escenográficos y arquitectónicos, basados en la app de las reglas de la visión albertiana para conseguir la adecuada consecución de la visión. En la segunda, no obstante, existe mayor preocupación por la figura humana, que evoluciona en su concepción desde la monumentalidad tradicional de las primeras proyectos hasta la estilización cercana al manierismo que caracteriza a sus individuos desde la ejecución del retablo de Marchena.
Este paso al manierismo es visible además en la concepción del espacio, que desde la década de 1520 ya no es unitaria para asumir una variedad de enfoques caracteristica de la época postclásica. La pintura de Alejo Fernández se encuadra de esta forma en las peculiaridades de la generación de transición hacia el Renacimiento en Andalucía, por la asimilación de los modelos italianos cinquecentistas desde los autores flamencos, lo que enseña su veloz alejamiento del clasicismo.
Alejo Fernández inició su producción artística con las pinturas efectuadas para el monasterio cordobés de San Jerónimo, que no se preservan; las proyectos de esta época que se le atribuyen son las tablas de Cristo atado a la columna con San Pedro y donantes (Museo de Córdoba), el Tríptico de la Santa Cena (basílica del Pilar, Zaragoza) y La flagelación (Museo del Prado), más allá de que ámbas últimas, de autoría segura, fueron datadas por ciertos autores en datas siguientes.
En estos trabajos se avisan influencias de autores italianos, eminentemente en la concepción de las arquitecturas y de la visión, sobre un substrato general de raigambre flamenca. La última de estas proyectos muestra elementos compositivos tomados del grabado Prevedari (1481), de Donato Bramante. La misma conjunción de aspectos italianizantes y norteños caracteriza a la tabla central de La Santa Cena, cuyas figuras muestran una expresividad de facciones relacionada con la obra de Quentin Metsys.
En 1508 se trasladó a Sevilla, donde estaba haciendo un trabajo su hermano el escultor Jorge Fernández (mucho más popular como Jorge Fernández Alemán), para formar parte en la decoración de la catedral por encargo del cabildo. Pintó múltiples tablas para el retablo mayor, de las que se preservan El abrazo frente a la Puerta Dorada, El nacimiento de la Virgen, La presentación en el templo y La Adoración de los Magos; esta última es la mucho más famosa de todas y cada una, por el hecho de estar fundamentada en un grabado de Martin Schongauer, lo que forma el primer ejemplo en la pintura sevillana del siglo XVI de la adopción de modelos norteños por medio de grabados.
Como resultado del prestigio conseguido tras su trabajo en la catedral, Alejo Fernández recibió varios pedidos de la nobleza sevillana, completados en el activo taller que estableció en la localidad. La popularidad conseguida por su pintura, que contrastaba extensamente con la producción gótica del resto de los autores que trabajaban en aquella época en la localidad, determinó el predominio de su estilo en Sevilla a lo largo de mucho más de tres décadas, caracterizando por consiguiente la producción de esta escuela en el primer tercio del siglo XVI. En 1525 contrajo segundas nupcias con Catalina de Ávila, cuñada del pintor Cristóbal de Cárdenas, con quien cooperó más tarde en múltiples oportunidades.
De esta etapa resalta el llamado Retablo de Maese Rodrigo (hacia 1520, Universidad de Sevilla), solicitado por Rodrigo Fernández Santaella, canónigo de la catedral; está destinado a la Virgen de la Antigua, al lado de la que se representa al donante según la usual diferencia de tamaño en relación a la figura divina característica de las proyectos medievales. A exactamente la misma época corresponde la realización de 2 retablos para el convento de franciscanas de Villasana de Mena (Burgos), encargados por el canónigo Sancho de Matienzo; aplicados a la Concepción de la Virgen y a la Virgen de la Leche, fueron destrozados en 1936. Hacia 1521 concluyó el retablo destinado a San Juan Bautista para la iglesia de Marchena (Sevilla), en el que se aprecian los influjos de los artistas de la Escuela de Amberes, especialmente del Pseudo-Blesius y de Juan de Cock.
Sus proyectos mucho más conocidas son las de tema mariano, entre ellas la Virgen de la Rosa (iglesia de Santa Ana de Triana, Sevilla), con un fuerte carácter simbólico que entronca con la tradición medieval, si bien estilísticamente se relaciona con proyectos cuatrocentistas italianas, y la Virgen de los Navegantes (Fichero de Indias, Sevilla), ejecutado hacia 1530 por encargo de la Casa de Contratación; la composición se apoya en los modelos góticos de la Virgen de la Clemencia. La relevancia de este cuadro reside, aparte de en su elevada calidad, en que forma entre las escasas proyectos similares con el tema de la conquista del Nuevo Mundo por los españoles; los semblantes personalizados de varios de los individuos fueron pretendidamente determinados con figuras similares con el hallazgo de América, como Fernando el Católico, Cristóbal Colón, Américo Vespucio y Hernán Cortés.
En los trabajos de sus últimos años, en que aparecen proyectos como el retablo de Écija (Sevilla), datado hacia 1540, se advierte un descenso en la calidad de ejecución, debido en buena medida a la mayoritaria intervención de sus acólitos o ayudantes de taller. Su predominación en el ámbito artístico hispalense degeneró desde 1537, con el lugar en la localidad de Pedro de Campaña, si bien sus acólitos sostuvieron los aspectos estilísticos de su obra en el área occidental de Andalucía hasta mediados de siglo. Alejo Fernández testó en múltiples oportunidades desde 1542, gracias a su precario estado de salud, que le impidió finalizar ciertas de sus proyectos, cuya finalización encargó a su colaborador Juan de Mayorga.
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