Alejandro Casona

La historia universal está contada por aquellas personas queen el paso de los años, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado quela humanidad, de una forma u otra,avance.

Apreciar lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Alejandro Casona, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo básica para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de Alejandro Casona, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Alejandro Casona, gentes a quienes de de una u otra forma Alejandro Casona influyó, y sin duda, comprender y entender cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Alejandro Casona.

Las biografías y las vidas de personas que, como Alejandro Casona, cautivan nuestro interés, tienen que valernos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Alejandro Casona, porqué Alejandro Casona vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Alejandro Casona

(Alejandro Rodríguez Álvarez; Besullo, 1903 - Madrid, 1965) Comediógrafo español, creador de un teatro de talento y humor que mezcló de manera sabia fantasía y situación. En este sentido, la suya se considera una obra de carácter neosimbolista que jura la evasión, si bien observando siempre y en todo momento un tono en fase de prueba. Su producción, poéticamente rica, no empleó no obstante en lo más mínimo la construcción en verso.

Cursó estudios en la universidades de Oviedo y Murcia, y en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid. Se inició en el planeta teatral dirigiendo una compañía de apasionados, el Teatro de las Misiones Pedagógicas, formada por los estudiantes del centro del Valle de Arán, del que era instructor. La enseñanza formó, precisamente, una faceta esencial en la primera etapa de su historia, en tanto que fue nombrado inspector de Enseñanza Primaria a lo largo de la República, y publicó una primera obra teatral infantil, El pájaro pinto.

La obra de Casona rompió los moldes estilísticos establecidos en el teatro principalmente naturalista de la temporada, y también ingresó materiales nuevos para constituir sus individuos, así como la investigación sicológica y la fantasía. La enorme preocupación del creador fue dotar en todo instante de una dimensión poética a su teatro. Antes de la guerra civil publicó aún 2 proyectos: Otra vez el demonio, de 1935, y Nuestra Natacha, de 1936, parte dominada en su temática por inquietudes políticas de reforma popular.

Al comienzo de la confrontación fratricida, Alejandro Casona se trasladó a México primeramente, donde publicó Prohibido suicidarse en primavera (1937), donde ingresó su tema preferido de "la vivienda de los sueños" como rincón en el que las ilusiones y la verdad se confrontan. Posteriormente se estableció de manera determinante en Buenos Aires, lugar desde el que cosechó un enorme éxito en todo el mundo. En el exilio maduró su expresión y dominó a la perfección los elementos teatrales propios de la línea por él emprendida, que puede emparentarse con la del francés Jean Giraudoux y el británico J. B. Priestley.

Allí vieron consecutivamente la luz Las tres perfectas casadas (1941) y La dama del alba (1944), quizás su obra mucho más representativa, donde el tema de la desaparición está tratado con hondura frágil y destacable gravedad. Le prosiguieron La barca sin pescador (1945), La molinera de Arcos (1947), Los árboles mueren parado (1949), La llave en el desván (1951), Siete chillidos en el mar (1952), La tercera palabra (1953), Corona de amor y muerte (1955) y La casa de los siete balcones (1957). Retablo jovial (1962) es recopilación de cinco imposturas en una acto compuestas a lo largo de sus años de institutor: Sancho Panza en la Ínsula, Entremés del joven que casó con mujer brava, Farsa del cornudo apaleado, Fablilla del misterio bien guardado y Farsa y justicia del Corregidor.

Su tardía vuelta a España, en 1963, aún le dio tiempo a estrenar una última obra, El caballero de las espuelas de oro (1964), sobre la figura de Francisco de Quevedo. Carente a veces de genuina fuerza trágica, sus valores teatrales y literarios, tal como poéticos y humanos, lo resaltan sin embargo como entre los enormes autores de la escena de españa y también iberoamericana del siglo XX.

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