Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que tuvo Alberto Urdaneta en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para quienes frecuentaron a Alberto Urdaneta, sino que posiblemente produjo una huella mucho más profunda de lo que podamossospechar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Alberto Urdaneta en persona.Alberto Urdaneta fue una de esas personas que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
(Bogotá, 1845 - 1887) Dibujante y pintor colombiano. Fue entre las personalidades mucho más atrayentes del siglo XIX como caricaturista, periodista, escritor, coleccionista de arte, agricultor, militar y catedrático; pero sobre todas y cada una estas facetas de su historia, merece la pena resaltar su entusiasmo por la civilización, que lo animó a ser un fecundo promotor cultural.
Efectuó sus estudios en el Instituto de Cristo, en el Seminario de los Jesuitas y al final en la Academia de Mutis. En 1865 viajó a París, donde aprendió los métodos para la agricultura y la ganadería. De regreso al país en 1868, se dio a la labor de fundar El Agricultor, órgano informativo que le sirvió para iniciarse como periodista. En 1876 se vinculó activamente a la guerrilla de El Mochuelo, movimiento formado por jóvenes conservadores que luchaban contra el gobierno extremista de Aquileo Parra.
Desde su situación revolucionaria, publicó el diario El Mochuelo (1877), caracterizado por su contenido de abierta crítica al radicalismo, acompañado de mordaces representaciones en dibujo que él mismo hacía. Su primer intento innovador consistió en difundir su autorretrato, donde apareció como un guerrillero cuyas armas eran el lapicero y la pluma. De pie, con pantalón ajustado, con botas sobre la rodilla, con espuelas y sombrero de ala ancha, una espada en la cintura y un fusil al hombro. Urdaneta porta en la mano izquierda una pluma de ganso y en la derecha una plumilla a forma de lanza. Por este fundamento fue encarcelado, y su padre se vio obligado a negociar su independencia a cambio del exilio obligado.
De nuevo en París, Urdaneta hizo la fundación de su tercera compañía periodística, la gaceta literaria ilustrada Los Andes, semanario americano ilustrado. A su regreso a Colombia (1880), Urdaneta se consagró al periodismo literario, histórico y también ilustrado. En esta ocasión se dedicó completamente a la fundación de la Escuela de Grabado en los claustros de San Bartolomé. Sin embargo, su primordial compañía fue la fundación del Papel Periódico Ilustrado (1881-1888). En torno a ella reunió a los más destacados grabadores y escritores de la temporada, mejoró el sistema de grabado y lo aplicó hasta ofrecer a su Papel Periódico Ilustrado la categoría y el valor de una obra de arte.
El acierto mayor de Urdaneta consistió en sostener su compañía en una línea apolítica, o mejor, dando cabida a todas y cada una de las tendencias y partidos. Esta estrategia le dejó tener la colaboración de las personalidades del arte y la literatura. Por esta razón, su periódico fue considerado como un emprendimiento pacifista en Colombia que se sostuvo a lo largo del siglo XIX.
Asimismo se dedicó a otras ocupaciones, así como la de convocar a un certamen nacional de xilografía sobre temas colombianos; concibió y organizó la Primera Exposición Anual de la Escuela de Bellas Artes de Bogotá (1886). Combinó sus trabajos enseñantes y periodísticas con las de militar, en el momento en que fue designado comandante del Estado Mayor del Ejército (1885) y fiscal en la causa contra Ricardo Gaitán Obeso y sus compañeros en la revolución extremista. Finalmente, como coleccionista, reunió en su casa una importante compilación de cuadros, elementos, muebles, documentos y pinturas que hoy en día están en el Museo Nacional de Santafé de Bogotá.
Es creador del libro Centenario de los Comuneros (1881) y Lecciones de visión. Elaboró en lo personal La Guía, catálogo donde exhibió 1.200 proyectos de artistas nacionales y extranjeros, artículo considerado como el mayor bien común de Santafé de Bogotá. Como dibujante, dejó una producción dispar que tiene dentro desde retratos de las mucho más altas personalidades de la temporada, hasta ilustraciones para productos y poesías, individuos habituales, dibujos y pinturas de género histórico, entre aquéllas que se destaca su obra Caldas marcha al suplicio (1880).
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