Alberto II de Bélgica

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la relevancia que tuvo Alberto II de Bélgica en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en el mundo fue determinante no sólo para las personas que trataron a Alberto II de Bélgica, sino que posiblemente dejó una huella mucho más honda de lo que podamossospechar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Alberto II de Bélgica de modo personal.Alberto II de Bélgica ha sido un ser humano que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Alberto II de Bélgica

(Laeken, 1934) Sexto rey de Bélgica (1993-2013). Tercer y último hijo de Leopoldo III y la reina Astrid, Alberto II sucedió en el trono a su hermano, el rey Balduino I, tras su fallecimiento en 1993. Su madre, Astrid de Suecia, murió como consecuencia de un incidente de tráfico en Suiza, el 29 de agosto de 1935, en el momento en que Alberto tenía un año. Durante la Segunda Guerra Mundial, frente a la cercanía de los ejércitos alemanes, el rey Leopoldo III de Bélgica aceptó en lo personal el mando de las tropas, mientras que sus tres hijos salían del país y se refugiaban a lo largo de cierto tiempo en España.

Deportado al lado del resto de la familia real a Alemania y a Suiza a lo largo de la ocupación alemana, Alberto de Bélgica no regresó a su país natal hasta 1950, más allá de la liberación de la familia real cinco años antes. Alberto recibió una capacitación militar, que inició en 1952 en un centro de la marina en Brujas. Posteriormente se embarcó en múltiples oportunidades en diferentes buques de la Armada, y en 1957 fue ascendido al rango de teniente de navío. Con ocasión de su matrimonio, en 1959, ascendió al nivel de capitán de fragata, en 1964 al de capitán de navío y después al de comodoro.

Aconsejado por su padre, Alberto se consagró al estudio del avance de los transportes belgas y se interesó especialmente en la navegación y en el avance industrial de los puertos. Desde 1958, en el momento en que tenía 24 años, formó una parte del Senado, al que forma parte de derecho (producto 58 de la Constitución) como integrante de la familia real. En 1962 fue nombrado presidente de la Oficina de Exportación de Bélgica, cargo al que dedicó, antes de ser rey, la mayoría de sus energías, transformándose en un genuino embajador de los intereses comerciales belgas en el planeta. Esta actividad le valió el seudónimo de "súper embajador", dadas sus geniales relaciones con los hombres de negocios y la clase política, campos donde se granjeó una digna popularidad de hombre racional, pragmático y con un enorme sentido del humor.

Fueron usuales sus visualizaciones públicas en defensa del medioambiente y de la protección del patrimonio artístico y cultural de los belgas. Asimismo dirigió el Instituto Nacional para el estudio de la agronomía del viejo Congo belga y el Comité de Honor de la Exposición Universal de 1958. Antes de su llegada al trono asimismo encabezó la Cruz Roja belga y la Caja General de Ahorros y Pensiones, y fue presidente de honor del Comité Olímpico de su país.

Alberto II de Bélgica contrajo matrimonio con la princesa italiana Paola Ruffo di Calabria el 2 de julio de 1959, en la Catedral de San Miguel y Santa Gudula, de Bruselas. La pareja se había popular en Roma en 1958, a lo largo de la entronización del papa Juan XXIII, y tuvo tres hijos: el príncipe Felipe, nacido el 15 de abril de 1960; la princesa Astrid, nacida el 5 de junio de 1962 y casada con un archiduque austriaco en 1984; y el príncipe Laurent, nacido el 19 de octubre de 1963.

Tras el fallecimiento de su hermano mayor, el rey Balduino I, Alberto II aceptó la corona de Bélgica el 1 de agosto de 1993, en cumplimiento de la Constitución, que le ubicaba el primero en la línea sucesoria, como no había tenido Balduino hijos en su matrimonio con la reina de origen español Fabiola de Bélgica. Alberto decidió utilizar sus derechos en oposición a la mayor parte de los pronósticos, que apostaban por su renuncia a favor de su hijo Felipe, duque de Brabante.

El especial instante político que atravesaba el país, con una profunda reforma federalista en marcha (iniciada en 1970 con la distribución del territorio en tres zonas y acabada en 1993) y un desarrollo de las tensiones separatistas entre Flandes y Valonia, fue el aspecto que impulsó a Alberto II a asumir su compromiso como heredero directo de la Corona, al estimar que era pronto para cederla a Felipe, que entonces tenía 33 años. En 2013, tras veinte años de reinado, abdicó a favor de su hijo Felipe.

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