Alberto Blest Gana

La historia del mundo la narran los hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado queel mundo, de un modo u otro,prospere.

Ya sea inspirando a otros o tomando parte de la acción. Alberto Blest Gana es una de las personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Alberto Blest Gana es comprender más sobre un periodo concreto de la historia del ser humano.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que atesoró Alberto Blest Gana en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo en el tiempo en que estuvo en este mundo fue determinante no sólo para quienes frecuentaron a Alberto Blest Gana, sino que tal vez dejó una huella mucho más honda de lo que podamosimaginar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Alberto Blest Gana en persona.Alberto Blest Gana ha sido una persona que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Alberto Blest Gana

(Santiago, 1830 - París, 1920) Narrador y diplomático chileno. Fue el primer enorme novelista chileno, adscrito desde sus principios al realismo, movimiento que dominó el panorama literario de su país entre finales del siglo XIX y principios del XX. Hermano del poeta Guillermo Blest Gana, se inició en la carrera militar y tras recibir el despacho de subteniente fue enviado a París a llenar estudios. Regresó a Chile en 1851, siendo designado a ejercer de instructor de topografía en la Escuela Militar. Poco tiempo desempeñó la profesión para la que había estudiado, puesto que próximamente orientaría sus pasos hacia la política y la diplomacia, llegando a ser gobernador en Colchagua, diputado y ministro de Chile en Francia.

Quizás influido por su hermano Guillermo, o por el ámbito actualmente, Alberto Blest Gana se inició literariamente en la poesía, pero la lectura de la obra de Honoré de Balzac lo decidió por la narrativa, género para el que se creía mejor dotado. Su primera novela fue Una escena popular, publicada con apariencia de folletín en el diario literario El Museo, en 1853. Aunque en ésta y otras de sus proyectos iniciales se deja sentir el lastre del sentimentalismo romántico y la novela folletinesca, se puede ver asimismo el influjo del realismo, lo que le causó no escasas críticas, especialmente del ámbito espiritual; la Iglesia no admitía todavía que en una creación artística se hablara de amantes, relaciones extramatrimoniales y violaciones.

Después, en 1855, publicó Engaños y desengaños y Los desposados, las dos en La Revista de Santiago. La imaginación de Alberto Blest era fecunda en su juventud; de esta forma, en el año 1858 daba a la imprenta otras 2 novelas: El primer amor y La fascinación, las dos en la Revista del Pacífico, si bien La fascinación fue publicada prácticamente simultáneamente con apariencia de libro. Por esa época, Alberto Blest Gana ahora aceptaba totalmente los postulados realistas, según los que las letras debían cumplir una tarea civilizadora, exponiendo en forma transparente la verdad, por cruda que ésta fuere, para prestar sus servicios a la causa del avance. Para el creador era la novela, y singularmente la costumbrista, el género que mejor podía cumplir esa función utilitaria, puesto que esta novela charlaba el lenguaje común, diario, del hombre de la calle, describiendo ocasiones y situaciones que todo el planeta podía comprender.

La consagración literaria de Alberto Blest Gana llegó en 1860. La Universidad de Chile había convocado, a instancias de José Victorino Lastarria, un certamen para fomentar del arte de la novela en Chile, género que no se encontraba muy publicado hasta el momento. Blest Gana ganó el primer premio con La aritmética en el cariño. La obra, saludada por Lastarria como enteramente chilena, fue publicada inmediatamente y abrió paso a su creador al cuerpo enseñante de la Facultad de Humanidades.

En su alegato de ingreso a esta institución, el escritor definió precisamente sus propósitos literarios, realizando una defensa del costumbrismo chileno en la inclinación general del realismo europeo, representado eminentemente por los franceses Balzac, Stendhal y Gustave Flaubert y la lengua inglesa Charles Dickens. Para Blest Gana, la novela debía desempeñar un papel en el avance de los pueblos y no ponerse un límite a ser un mero divertimento cultural de las elites letradas. Por otra sección, el costumbrismo, exultante de giros chilenos en el lenguaje, transformaba este estilo en el medio mucho más conveniente para dar a conocer la literatura entre el pueblo.

La aptitud autora del novelista era verdaderamente destacable. En 1859 escribió Un drama en el campo y Juan de Aria, y concluyó asimismo un libro de cuentos que se titula Cuadros de prácticas. Si la consagración como literato le llegó a Blest Gana con La aritmética en el cariño, la popularidad general se la concedió Martín Rivas (1862), una novela de prácticas político-sociales que asimismo apareció con apariencia de folletín, en esta ocasión en el jornal de enorme tirada La Voz de Chile. Ampliamente leída, los que leen, de forma especial las mujeres, padecían con las desventuras de los individuos y aguardaban con expectación el capítulo siguiente, decepcionándose si éste no se publicaba en la fecha sosprechada. Su personaje principal, Martín Rivas (que gaste su ascenso popular y amoroso al llegar a Santiago, casándose con la hija de un aristócrata), se transformó en un personaje que encarnaba algunos idóneas chilenos. Se trata de un relato lleno de ironía, con una meta ético y moralizador en el sentido mucho más extenso de la palabra. Martín Rivas influyó claramente en la novelística posterior.

Por año siguiente aparecía, en exactamente el mismo medio y asimismo con apariencia de folletín, otra novela de Blest Gana: El ideal de un calavera (1863), cuyo razonamiento está entrelazado con hechos políticos definitivos de la incipiente República chilena: el motín de Quillota y el fusilamiento de Diego Portales (1837). El éxito no fue tan colosal como en la situacion previo, quizás pues aquel año de 1863 fue fatídico en la crónica de Santiago, debido al trágico y mortífero incendio de la iglesia de la Compañía.

La última obra literaria de esta época del creador fue la novela corta La flor de la higuera (1864). Ese año el todavía joven Alberto Blest Gana (tenía treinta y 4 años) fue nombrado gobernador de Colchagua, y en 1866 el presidente José Joaquín Pérez Mascayano le nombró solicitado de negocios en Washington. Blest Gana salió del país para no regresar jamás mucho más.

La carrera diplomática lo tuvo muy ocupado. Su estancia en Estados Unidos fue corta, pero dejó una huella literaria en su relato De Nueva York al Niágara. En 1868 fue ministro de Chile en Londres y a fines de 1869 se le destinó con igual cargo a París. Durante su estancia parisina se encargó de conseguir créditos para el ferrocarril de Angol y del caso del rey de la Araucanía, el aventurero francés Orélie-Antoine I. Además, apoyó desde la distancia a Chile en la guerra contra Perú y Bolivia, entorpeciendo el suministro de armas a los países contrincantes y ordenando la construcción de 2 buques blindados para la Escuadra Nacional chilena.

En medio de sus anhelos diplomáticos, ha podido dedicar cierto tiempo a la literatura y logró que se publicaran en París ciertas de sus novelas, una de ellas en francés: El ideal de un calavera. La extendida estancia del novelista en tierras de europa fue usada en contra suya por sus contrincantes políticos, quienes consiguieron que el presidente José Manuel Balmaceda lo destituyera de sus cargos, acto que lo hirió en lo mucho más profundo, ocasionando su petición de retiro a fines de 1887.

Escribió por entonces una exclusiva novela, Durante la Reconquista, que fue mandada a Chile para su publicación; al no conseguir su cometido, la obra vio la luz en 1897 en la imprenta Garnier de París. Se trata de una narración histórica que se lleva a cabo en Chile a lo largo de la época del desastre de Rancagua (1814). Ya en el nuevo siglo, Blest Gana publicó Los trasplantados (1904), obra que por su temática fué vista como un antecedente de Rayuela, de Julio Cortázar. Alberto Blest Gana trató en ella, en clave satírica, el inconveniente de la transculturización de los chilenos en Europa, varios de los cuales, en su afán por complementarse totalmente en la sociedad francesa, inglesa o alemana, olvidaban sus orígenes.

En plena ancianidad, a los 79 años, escribió y dio a la prensa El ido estero (1909). Se trata de una bella novela costumbrista de increíble factura donde retornaba a su amado Santiago, remontándose a los años treinta del siglo XIX. Blest Gana murió en París, a los noventa años. La predominación de Blest Gana en la novelística chilena es excepcional; es necesario llegar a Eduardo Barrios para conseguir un novelista chileno con la capacidad de parangonarse con el creador de Durante la Reconquista.

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