Ya sea inspirando a otras personas o formando parte de la acción. Alan Ladd es una de las personas cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Alan Ladd es comprender más acerca de una época concreta de la historia de la humanidad.
Las biografías y las vidas de personas que, como Alan Ladd, seducen nuestra curiosidad, tienen que ayudarnos siempre como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Alan Ladd, porqué Alan Ladd vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Alan Walbridge Ladd; Hot Springs, 1913 - Palm Springs, 1964) Actor de cine estadounidense. Tras resaltar como deportista en la facultad más allá de su corta estatura (1,68), trabajó en los mucho más diversos empleos y se trasladó entonces a Hollywood, donde comenzó con pequeños papeles. De rostro inexpresivo, parecía carecer de las características primordiales para transformarse en una estrella y, a lo largo de ciertos años, interpretó papeles secundarios. Pero merced a la perseverancia de su agente, la ex- actriz Sue Carol (que era asimismo su mujer), comenzó a hallar mejores contratos.
En 1942, con El cuervo, consiguió su primer enorme éxito; apuntada por Frank Tuttle, Ladd compartió por vez primera reparto con Veronica Lake y estuvo refulgente en su interpretación de un asesino a sueldo, papel que le valió ser reconocido como actor especialmente perfecto para el cine negro. Rubio y atrayente, su rostro impasible y su mirada helada se ajustaban a la provocativa frialdad de su pareja, Veronica Lake, con quien rodó otros recordables títulos del género, como La llave de cristal (1942), fundamentada en la novela de Dashiell Hammett, o La dalia azul (1946), con guion de Raymond Chandler.
A lo largo de los años 50 prosiguió interpretando papeles escritos a su medida, pero, con la salvedad de Raíces profundas (1953), de George Stevens, escasas de sus películas superaron la calidad de las de fácil consumo. Ladd encarnó en este western al pistolero personaje principal, que, atormentado por su violento pasado, busca la paz de espíritu lejos de las armas; recala no obstante en un territorio gobernado por los combates entre granjeros y ganaderos, y no puede eludir, por mucho que lo intente, su implicación en el enfrentamiento. La experiencia del directivo, la hermosa fotografía de Loyal Griggs, que sería retribuida con un Oscar, y un sugestivo guion de A. B. Guthrie Jr., que partiendo de una novela de Jack Schaefer pulsaba con perfección los resortes míticos del género, hicieron de Raíces profundas el mucho más importante de los superwesterns que se hicieron en la década de 1950.
Llamado por su físico "el ángel del cine negro", Alan Ladd supo hacer individuos al unísono duros y atacables, pero no en todos los casos acertó en la decisión de los guiones; por este motivo su filmografía entiende un elevado número de títulos olvidados, excepto grabes como los convocados y ciertos otros como Calcuta (John Farrow, 1947), Rebelión en el fuerte (Raoul Walsh, 1954), El rebelde orgulloso (Michael Curtiz, 1958), que protagonizó al lado de Olivia de Havilland, y Los voraces (Edward Dmytryk, 1964). El actor murió prematuramente a los cincuenta años, víctima de una sobredosis de calmantes.
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Es cierto que descubrir en lo más recóndito a Alan Ladd es algo que se reserva a pocas personas, y que intentar reconstruir quién fue y cómo fue la vida de Alan Ladd es una especie de puzzleque a lo mejor lleguemos a reconstruir si cooperamos conjuntamente.
Por eso, si eres del tipo de personas que creen en que de forma colaborativa es posible hacer algo mejor, y conservas información con respecto a la vida de Alan Ladd, o en relación con algún elemento de su personalidad u creación que no se observe en esta biografía, te solicitamos que nos lo envíes.
Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre imprescindibles, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Alan Ladd, que detentó su trascendencia en un momento concreto de la historia, es esencia tratar de brindar una visión de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
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