La historia de la civilización la narran aquellas personas quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela civilización, de una forma u otra,prospere.
Las biografías y las vidas de personas que, como Agapito Marazuela, cautivan nuestro interés, deben ayudarnos siempre como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Agapito Marazuela, el motivo por el cual Agapito Marazuela vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
(Agapito Marazuela Albornos; Valverde de Majano, 1891 - Segovia, 1983) Folclorista y musicólogo español. Recopilador por Castilla la Vieja de material musical en vías de extinción (tonadas y romances populares, armonías para tamboril y dulzaina), probó el origen berberisco de la música castellana. Es creador del Cancionero segoviano (1964) y principal creador de una escuela de dulzaina en Segovia.
Agapito Marazuela formó su sensibilidad y gusto musical entre las canciones que cantaba la madre y las elementales clases de guitarra del padre. Desde muy niño se sintió atraído por la música de los dulzaineros que pasaban ocasionalmente por su pueblo y que (según él mismo refiere) influyeron en su capacitación de futuro virtuoso de la dulzaina. En 1898 se sometió a una frágil operación de cataratas que le costó la pérdida de la visión del ojo derecho y una parte de la del izquierdo. La contrariedad de lectura a la que se vio abocado desde ese momento condicionó sus estudios y le forzó a desarrollar una capacidad memorística que, transcurrido un tiempo, favoreció su calidad de intérprete.
Desde 1904 asistió en Valladolid a las clases del dulzainero Ángel Velasco, su enorme profesor, músico que convirtió la dulzaina (principalmente diatónica) en un instrumento cromático, al añadir unas llaves que mejoraban la digitación. Mientras tanto, Marazuela salió familiarizando con las canciones populares de pastoreo, laboreo y matanza y con los cantos cariñosos y religiosos que oía por los pueblos de su provincia.
Convocado en Madrid el Concurso Nacional de Folclore del Ministerio de Instrucción Pública (1934), se apuró a compilar los cantos y las músicas (temas para dulzaina primordialmente) de las provincias de Ávila, Valladolid y Segovia. El trabajo, que se titula inicialmente Cancionero de Castilla la Vieja, logró el primer premio del certamen y fue anunciado, en 1964, bajo el título de Cancionero Segoviano; asimismo fue popular, desde una reedición de 1981, como Cancionero de Agapito Marazuela o Cancionero de Castilla.
Esta primordial recopilación folclórica, que exhibe los orígenes árabes de la música castellana, se compone de 12 partes musicales con 337 canciones, contenidos escritos literarios y también índices de cantores, dulzaineros y tamborileros; los ejemplos musicales están formados por rondas, romances, jotas, dianas, reboladas, pasacalles, paloteos, fandangos, canciones de boda, religiosas, de trabajo, infantiles y nanas, aparte de varias notaciones de ritmos distintos.
Los años de posguerra fueron singularmente bien difíciles para Marazuela; el régimen de Franco lo recluyó por sus ideas políticas y pasó seis años en prisión (1939-1945). Gracias al esfuerzo de acompañamiento en su favor de seguidores y amigos, se logró que fuera nombrado catedrático de folclore en Segovia; pero su avance profesional no resultó en lo más mínimo simple, debido, más que nada, a su adscripción al Partido Comunista de España (PCE). Todavía en 1977, ahora iniciada la transición a la democracia, las autoridades de Madrid prohibieron el homenaje nacional que se le había listo.
Agapito Marazuela fue Académico de Mérito de la Academia de Historia y Arte de San Quirce, y integrante de la Asociación Española de Etnología y Folclore y de la Corporación Científica del Instituto de Etnografía y Folclore de Santander. Le fueron concedidas la Medalla de Oro de la provincia de Segovia y la de Plata de Segovia.
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