Adolfo Ruiz Cortines

Ya sea inspirando a otros o siendo una pieza esencial de la acción. Adolfo Ruiz Cortines es uno de esos seres humanos cuya vida, realmente, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Adolfo Ruiz Cortines es comprender más acerca de una época concreta de la historia del ser humano.

Comprender las luces y las sombras de las personas significativas como Adolfo Ruiz Cortines, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo esencial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Adolfo Ruiz Cortines, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Adolfo Ruiz Cortines, personas a quienes de de una u otra forma Adolfo Ruiz Cortines influyó, y desde luego, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Adolfo Ruiz Cortines.

Vida y Biografía de Adolfo Ruiz Cortines

(Veracruz, 1890-1973) Político mexicano, presidente de la República entre 1952 y 1958. Su orden significó un giro progresista en frente de la orientación mucho más conservadora de sus 2 inmediatos precursores en el cargo. Se impulsó la educación y la sanidad pública y se concedió el derecho a voto a las mujeres.

A los 22 años se instaló en la Ciudad de México, donde logró amistad con el ingeniero Alfredo Robles Domínguez. Cuando el presidente Francisco I. Madero fue ejecutado en el mes de febrero de 1913, los dos se unieron para combatir contra Victoriano Huerta. En agosto de 1914, Robles Domínguez fue nombrado gobernador del Distrito Federal por el Ejército Constitucionalista y Ruiz Cortines continuó a su lado para asistirle en trabajos administrativas, labor que siguió después al lado del general Heriberto Jara. Al vencer el constitucionalismo ocupó múltiples cargos públicos y, en 1920, apoyó la sublevación de Agua Prieta.

En 1944, Ruiz Cortines fue escogido gobernador de Veracruz. Dos años después, el 30 de junio de 1946, aceptó la Secretaría de Gobernación en el gabinete de Miguel Alemán, que abandonó en 1951 para arrancar su campaña presidencial como candidato del Partido Revolucionario Institucional. Resultó escogido y aceptó la presidencia el 1 de diciembre de 1952.

Adolfo Ruiz Cortines debió confrontar a la división del conjunto en el poder, cristalizada en la disidencia de Henríquez Guzmán, y a la impopularidad causada por el gobierno alemanista. Además de haber dado muestras de autoritarismo, se había desprestigiado por la corrupción y el enriquecimiento de sus gobernantes, desarrollados como hombres de negocios, en la medida en que el prominente valor de la vida afectaba a las clases trabajadoras.

Ruiz Cortines trató de establecer actualizaciones sociales y su política se inclinó por la austeridad. Llevó a cabo además de esto una campaña de moralización para contrarrestar la corrupción del sexenio previo. Una de sus primeras medidas fue una reforma a la Constitución para dar a la mujer derechos políticos. Así se concedió el voto femenino por vez primera en la historia del país. También se alteró el producto 28, para sancionar con dureza a los monopolios de artículos de primera necesidad. Con el objetivo de batallar la inflación y sanear las finanzas públicas, se hizo un recorte en el gasto público. La política de control de comercio y austeridad dio sitio a que en 1953 los hombres de negocios mexicanos, al sentirse descontentos, sacaran sus capitales del país. Por este fundamento, a inicios de 1954 Ruiz Cortines alteró su política para producir seguridad en el ámbito de la idea privada.

A lo largo del sexenio de Ruiz Cortines aumentó el control sobre los trabajadores. A su vez, hubo una intensa pugna entre los líderes obreros por el poder del movimiento ordenado. Además, brotó un nuevo organismo obrero que reunía a múltiples centrales en pos del gobierno, pero que se encontraba en oposición a la CTM. Esta novedosa entidad se llamó Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC). A través de la CNC el gobierno logró acompañamiento para hacer sus programas agrarios. El PRI asimismo formó un puntal inseparable del gobierno. En lo relacionado a los gobernantes, Ruiz Cortines halló el modo perfecto de eliminar a quienes no estaban según su ideario, o que eran abiertamente alemanistas.

En 1954 se devaluó el peso mexicano en oposición al dólar. Esto redujo todavía mucho más el poder de compra de los trabajadores y hubo en el país una seria amenaza de huelga general, conjurada merced a la oportuna intervención del secretario del Trabajo, Adolfo López Mateos. En 1955 se convocaron selecciones federales para miembros del congreso de los diputados, miembros del senado y gobernantes de siete estados. El PRI llegó a esta contienda muy robustecido, ya que se habían incorporado a sus filas mucho más de un millón de mujeres y los integrantes de los sindicatos de burócratas. Además, por el momento no había divisiones en el seno del partido. La abstención fue altísima, de cerca del 70 por ciento. El triunfo para el partido oficial fue rotundo, más allá de que en el Distrito Federal el 43 por ciento de los votos favoreció al PAN.

A lo largo de 1958, el gobierno tuvo que confrontar con múltiples movimientos sociales. El primero de ellos fue la invasión, en múltiples estados del norte de la República, de características (muchas de ellas latifundios) por la parte de campesinos sin tierra. El gobierno expropió ciertos de estos terrenos y procedió al reparto agrario, con lo que controló el inconveniente. También sucedió un enfrentamiento en la enseñanza causado por un conjunto de enseñantes formados en el cardenismo, que tenían inconvenientes con el sindicato oficial y eligieron declararse en huelga como medio de presión. El movimiento fue reprimido con crueldad por la fuerza militar y policial, pero frente a la condena de la opinión pública, el gobierno decidió negociar y concedió las actualizaciones salariales que demandaban los profesores disidentes. Surgió además de esto otro enfrentamiento en el sector ferrocarrilero, que fue considerado peligrosísimo para la estabilidad a nivel político nacional, dada la relevancia de los trenes en la economía mexicana y las consecuencias que podría tener el movimiento en otros sindicatos. Esta vez no hubo conciliación y el enfrentamiento se extendió hasta el próximo sexenio, en que se refrenó con crueldad y fueron detenidos sus promotores.

Las relaciones con Estados Unidos prosiguieron siendo cordiales. Gran proporción de trabajadores mexicanos proseguían emigrando. En 1954 se firmó un nuevo acuerdo según el que Estados Unidos los contrataría en la frontera (con lo que se ahorraba el valor de transporte) y se comprometía a dar el seguro de desempleo. Por otra sección, para eludir el paso de ilegales, se acentuó la supervisión con una operación famosa como wetback, y sucedió una deportación masiva de indocumentados.

En la primera época de su orden, Ruiz Cortines trató de eludir los créditos extranjeros, pero desde 1955, al comienzo de la política de "avance estabilizador", se valió de ellos para sostener los costos equilibrados y beneficiar la acumulación de capitales a través de la exención fiscal. Era preciso impulsar el desarrollo económico y el avance industrial. A pesar de sus propósitos iniciales, en 1958 ahora se había recibido el triple de préstamos en comparación con el periodo de Alemán. La inversión extranjera directa, en contraste a lo ocurrido en años precedentes, se destinó primordialmente a la industria manufacturera y al comercio. Comenzaron a aparecer enormes tiendas departamentales dirigidas especialmente a las clases medias expectantes de consumir toda clase de noticias.

Cerca del final del sexenio, ahora en 1957, se definió entre las reglas de la política mexicana: en la selección del candidato del PRI, la última palabra sería la del presidente de la República. Por primera oportunidad se escogió a un candidato oficial sin que brotara enorme conflicto en el conjunto del poder. De este modo se lanzó la nominación de Adolfo López Mateos, que sucedería a Ruiz Cortines en la presidencia de México.

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