Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la trascendencia que detentó Adolfo Ibáñez Gutiérrez en la historia. La manera en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que permaneció en este mundo fue determinante no sólo para quienes trataron a Adolfo Ibáñez Gutiérrez, sino que posiblemente produjo una señal mucho más honda de lo que logremosfigurar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Adolfo Ibáñez Gutiérrez personalmente.Adolfo Ibáñez Gutiérrez fue una de esas personas que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Apreciar lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Adolfo Ibáñez Gutiérrez, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa esencial para que podamos apreciar no sólo la vida de Adolfo Ibáñez Gutiérrez, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Adolfo Ibáñez Gutiérrez, personas a quienes de de una u otra forma Adolfo Ibáñez Gutiérrez influyó, y indudablemente, conocer y descifrar cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Adolfo Ibáñez Gutiérrez.
Vida y Biografía de Adolfo Ibáñez Gutiérrez
(Santiago, 1827 -1898) Político chileno. Se tituló de letrado en 1852. Desempeñó cargos judiciales a lo largo del gobierno de Manuel Montt, empezando sus trabajos expertos en La Serena como secretario y relator de la Corte de Apelaciones.
En 1855 se trasladó al juzgado de letras de Chiloé, y por año siguiente se desempeñó como juez del delito y de letras de Valparaíso. Su destacable aptitud le dejó añadir a sus trabajos judiciales las diplomáticas, con lo que en el gobierno de Federico Errázuriz Zañartu fue nombrado solicitado de negocios y después, en 1871, ministro plenipotenciario en Perú.
Fue el presidente de Relaciones Exteriores de Chile, cargo que desempeñó entre 1871 y 1875. Esta compromiso era central en aquella época, ya que las relaciones de todo el mundo de Chile pasaban por instantes críticos. Existía un ámbito de enemistad con Perú y Bolivia, que podía llevar a la guerra cualquier ocasión.
No menos grave era la situación con Argentina, que había deshauciado el tratado de paz y amistad de 1856 y demandaba derechos sobre la Patagonia. Ibáñez era partidario de un arbitraje, pues estimaba que Chile tenía los títulos históricos suficientes. Con sus ideas debió asumir la defensa de los derechos de Chile sobre toda la Patagonia, en oposición al acuerdo del gobierno de Chile de ceder a Argentina unos 700.000 km² por estimar la región inhóspita y también infecunda. El tratado, según el que Chile renunciaba a sus derechos históricos sobre la Patagonia, fue firmado el 28 de julio de 1881 al término del gobierno de Aníbal Pinto.
Con su enorme conocimiento del tema, previó en sus reportes el desequilibrio que se creaba en el radical austral del conjunto de naciones y los inconvenientes que este suceso podría conllevar. Fruto de su experiencia escribió La diplomacia chileno-argentina. Su carrera pública continuó siendo nombrado ministro plenipotenciario en Estados Unidos. Entre 1876 y 1882 se desempeñó como senador por Valdivia. Posteriormente fue senador por Santiago entre 1882 y 1888. Bajo el gobierno de José Manuel Balmaceda, en 1890 fue nombrado ministro del Interior.
A lo largo de la guerra civil de 1891 apoyó la causa balmacedista, razón por la que fue perseguido y su casa saqueada, con lo que debió emigrar a Argentina. Allí se le reconoció su título de letrado, se realizó integrante de la Sociedad Geográfica Argentina y del Ateneo Literario. En 1895 regresó a Chile, y por año siguiente se desempeñó como ministro de Justicia y también Instrucción Pública, bajo la presidencia de Federico Errázuriz Echaurren.
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