Adolf Von Harnack

Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Adolf Von Harnack, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa esencial para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de Adolf Von Harnack, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Adolf Von Harnack, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Adolf Von Harnack influyó, y sin duda, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Adolf Von Harnack.

Las biografías y las vidas de personas que, como Adolf Von Harnack, atraen nuestro interés, deben valernos siempre como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Adolf Von Harnack, el motivo por el cual Adolf Von Harnack vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Adolf Von Harnack

(Dorpat, 1851 - Heidelberg, 1930) Historiador y teólogo protestante alemán, gerente respetado del protestantismo liberal. Empezó a estudiar bajo la guía de su padre, instructor de teología. Ingresado en la Universidad de Leipzig, se graduó en ella y enseñó entonces en exactamente la misma Historia de la Iglesia, como instructor libre en 1873 y supernumerario después. Desde el principio experimentó la predominación de A. Ritschl y de su teología historicista.

Movido en 1879 a Giessen y en 1886 a Marburgo, inició bajo semejantes influjos la publicación del esencial Manual de historia de los dogmas, que, aparte de corroborar sus méritos de historiador, le llevó a ser reconocido como jefe del protestantismo liberal. El éxito de la obra, no obstante, le atrajo la hostilidad de las autoridades de la Iglesia prusiana, que impidieron su regreso a Leipzig; sin embargo, merced al acompañamiento de Bismarck ha podido conseguir, un par de años después, la cátedra de Historia del cristianismo en la Universidad de Berlín, donde continuó hasta 1921.

Profesor de fuerte atracción, escritor refulgente y publicista de espectacular fecundidad (en lo que se refiere a volumen su obra no acepta comparación viable en el campo de los estudios histórico-religiosos), Adolf Von Harnack se vio envuelto en insignes polémicas (las mantenidas sobre la substancia evangélica del Símbolo de los Apóstoles y sobre la esencia del Cristianismo); pero resalta de modo singular como el orientador mucho más influyente de la espiritualidad evangélico-luterana en el periodo de transición del pasado siglo al presente.

Nuevo Erasmo, no fue extraño a ninguno de los movimientos culturales, pedagógicos, políticos y sociales de su país. Como es natural, consiguió reconocimientos de toda suerte: integrante en 1890 y después presidente de la Preussische Akademie der Wissenschaften, directivo desde 1905 de la Staatsbibliothek de Berlín y presidente de la Kaiser-Wilhelm Gesellschaft zur Foerderung der Wissenschaften, fue, por fin, alto a la categoría nobiliaria (1914).

Actuó como directivo y colaborador en ediciones y gacetas de suma importancia; sus proyectos mucho más visibles son Das apostolische Glaubensbekenntnis (1892), Geschichte der altchristlichen Litteratur bis Eusebius (1893-94, 3 vols.), Das Wesen des Christentums (1900, Esencia del cristianismo) y Die Mission und Ausbreitung des Christentums in drei ersten Jahrhunderten (1902). Consagró los últimos años de su historia al estudio de Marción (Marción, el evangelio del Dios extranjero) y, más que nada, al del Nuevo Testamento (en 1931 se dieron a conocer póstumos tres vols. de Studien zur Geschichte des. N. T. und der alten Kirche).

Harnack centró sus estudios exegéticos en saber el núcleo primitivo del Evangelio para liberarlo de todo cuanto hubiese perdido de su fuerza original, o se le hubiese añadido desde fuera en el lapso de la historia. Para Harnack, Jesús fue mero hombre; no logró genuinos milagros, ya que, entendidos como infracción del orden natural, no son probables. La predicación de Jesús fue fundamentalmente dogmática, y de ninguna manera disciplinaria; y la iglesia, en relación sociedad externa jerárquico-monárquica, es absolutamente extraña al pensamiento de Jesús. Sus ideas se encuentran expuestas, en parte importante, en su libro sobre Marción, a quien trata de reivindicar contra el juicio negativo con el que fué tratado, observando en su antilegalismo y antijudaísmo un precursor de Lutero.

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