La historia de las civilizaciones está contada por los hombres y mujeres quea lo largo de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado queel mundo, de un modo u otro,progrese.
Ya sea inspirando a otros o siendo una pieza esencial de la acción. Abdulhamit II es una de las personas cuya vida, en verdad, merece nuestro interés por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Abdulhamit II es conocer más sobre una época concreta de la historia de la humanidad.
Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la importancia que atesoró Abdulhamit II en la historia. El modo en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que permaneció en este mundo fue determinante no sólo para quienes trataron a Abdulhamit II, sino que posiblemente legó una señal mucho más profunda de lo que podamosimaginar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Abdulhamit II de forma personal.Abdulhamit II fue una de esas personas que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Vida y Biografía de Abdulhamit II
(Estambul, 1842-1918) Sultán de Turquía. Trigésimo cuarto sultán otomano de la dinastía de Osmán, ocupó el trono entre 1876 y 1909. Encabezó un gobierno autocrático, si bien asimismo fue el máximo motor de la Tanzimat (reorganización) de la administración otomana.
Era el segundo hijo del sultán otomano Abdülmecit I. Sucedió en el trono el 31 de agosto de 1876 a su hermano Murad V, quien había sido proclamado inútil por patología mental por Midhat Bajá. Presionado por este último, Abdulhamit se vio obligado a aprobar la primera constitución otomana el 23 de diciembre de 1876. La Carta Magna, que le reconocía como califa de todos y cada uno de los musulmanes, establecía la indivisibilidad del Imperio, la creación de un Senado y una Cámara de Diputados, la inviolabilidad de la independencia individual y la independencia de enseñanza.
Los miembros del senado serían nombrados de manera directa por el sultán y tendrían carácter vitalicio, al tiempo que los integrantes de la Cámara de Diputados serían seleccionados por escrutinio misterio cada 4 años. El sultán, a través de un decreto decretado el diez de septiembre, anunció el comienzo de la Tanzimat, nombre con el que era popular el movimiento que pretendía la reorganización del estado otomano.
Su reinado estuvo caracterizado por los continuos combates con las primordiales potencias extranjeras que, utilizando la debilidad de su gobierno, pretendían influir en la política interna del Imperio otomano. En 1876 ordenó la matanza de los rebeldes búlgaros, lo que provocó la indignación de las potencias de todo el mundo. En 1877-78 se causó la segunda guerra ruso-turca, a la que puso fin el desfavorable Tratado de San Stefano, y cuyos pactos fueron ratificados por el tratado que se firmó en el Congreso de Berlín (1878).
Estos 2 pactos supusieron el comienzo de la desintegración del Imperio otomano en Europa. Chipre fue asignada a Inglaterra, Tesalia y el Egeo a Grecia y Albania a Montenegro. Esta situación fue aprovechada por el sultán para ofrecer un giro a su política y, acto seguido, empezó a adoptar medidas de corte reaccionario y absolutista para fomentar una política confesional y panislámica. En febrero de 1878 suspendió la Constitución, disolvió el Parlamento y distanció del gobierno a Midhat Bajá, quien fue ejecutado por orden del sultán en 1883.
El sultán usó el panislamismo para consolidar su poder. Se proclamó defensor del Islam, y para ganarse el favor de los leales edificó el ferrocarril del Hiyaz, que unía Anatolia con Medina, con el objetivo de beneficiar las peregrinaciones a La Meca. Trató de enaltecer a los musulmanes que vivían en las colonias de las potencias de europa, con la intención de hacer a estas inconvenientes en sus territorios. Temiendo por su historia, rigió encerrado a lo largo de prácticamente 40 años desde su palacio de Yildiz en Constantinopla, ayudado por una beligerante policía segrega.
Efectuó una aproximación a Alemania, país que le asistió a reorganizar las finanzas y el ejército turco. Los alemanes, en compensación, han recibido la concesión para la construcción del ferrocarril que unía Estambul con Bagdad. Las relaciones entre Turquía y Alemania se estrecharon todavía mucho más en 1899 con la visita del káiser Guillermo II al Imperio otomano. Su reinado padeció un duro golpe en 1885 en el momento en que se causó la unión de Bulgaria y la Rumelia oriental.
Dio muestras de su crueldad en 1895 en el momento en que ordenó las matanzas de armenios. Esta acción le valió el alias del "Sultán Colorado". La matanza de cristianos en Creta en 1897 logró que Grecia declarase la guerra a Turquía. El resultado catastrófico de la Guerra Greco-Turca (1897) produjo la aparición del partido de los Jóvenes Turcos, en el que se unieron una secuencia de revolucionarios molestos con las continuas perdidas territoriales.
A partir de 1900 impulsó una profunda reforma didáctica. Estableció varias academias expertos y creó la que más tarde sería la Universidad de Estambul. Creó durante todo el Imperio una red de academias primarias, secundarias y militares. Reorganizó el ministerio de Justicia, y extendió un sistema de trenes y telégrafos por todo el imperio. Abdulhamit II padeció en 1905 un atentado del que resultó ileso en el momento en que se dirigía a la mezquita a rezar. En 1908 se causó la declaración de independencia de Bulgaria y la consumación del dominio político de Austria sobre Bosnia y Herzegovina.
La presión de los Jóvenes Turcos, que se habían sublevado en Macedonia, le forzó en 1908 a promulgar una Constitución, entregar la amnistía a los asilados políticos y a convocar de nuevo el Parlamento turco, que fue reabierto ese año. A inicios de 1909 fomentó una contrarrevolución que terminó en fracaso. Fue obligado a abdicar por la Asamblea Nacional en el mes de abril de 1909, y sustituido por su hermano Reshid Effendi, que fue coronado con el nombre de Mohamed V. Abdulhamit debió exilarse en Salónica.
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