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(Kuwait, 1902 - Atenas, 1969) Rey de Arabia Saudita. Era el hijo de Ibn Saud III, al que sucedió en el trono saudí en 1953, ya que ocupó hasta 1964. A pesar de su enorme predominación en el planeta islámico, sus angostas relaciones con los países occidentales, en especial Estados Unidos, le valieron la enemistad de varios gobiernos de los países árabes.
Fue educado en Kuwait, donde su padre estaba exiliado. En 1933, un año de la constitución del reino de Arabia Saudita, fue proclamado príncipe heredero. Al frente de las tropas sauditas derrotó a los yemenitas en la campaña de 1934. En 1939 su padre Ibn Saud III le nombró comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y virrey de Hedjaz. Cuando su padre estableció a principios de 1953, por vez primera en la narración de Arabia Saudita, la institución del Consejo de Ministros, Ibn Saud IV se transformó en el presidente del mismo.
En septiembre el rey le nombró jefe de las fuerzas militares de la policía. Ascendió al trono en el mes de noviembre de 1953 con el acompañamiento de sus hermanos, tras generarse la desaparición de su padre. Una de sus primeras resoluciones fue denominar a su hermano Faysal príncipe heredero. Continuó con el software de modernización del país iniciado por su padre y creó los ministerios de Comercio, Educación y Sanidad. Puso particular empeño en impulsar el sistema educativo.
A pesar de esta aspecto occidental con el que dotó a su gobierno, su reinado estuvo caracterizado por un poder de corte autocrático y personalista, y el país prosiguió sumido en un régimen prácticamente feudal. Reforzó los nudos de amistad con Occidente y tomó una secuencia de medidas para hacer más simple los trabajos de las compañías petrolíferas. Su régimen estuvo sostenido gracias primordialmente a los superiores capital logrados por al extracción del petróleo, que paralelamente le dejaron amasar una notable fortuna personal, que le transformó en el hombre mucho más rico de todo el mundo. Adoptó una manera de vida lujosa, que sostuvo hasta su muerte. En sus traslados era acompañado por un basto harén y un séquito conformado por mucho más de 150 personas. Cuando en 1956 reventó la Crisis del Canal de Suez, Saud mostró su pleno acompañamiento a Egipto, rompiendo relaciones con Francia y Reino Unido, tal como bloqueando la distribución de petróleo a los dos países.
Sin embargo, la llegada del dinero complicó la composición de la administración, lo que logró que fuera irrealizable que fuera controlado de forma directa por el rey como había sucedido en el reino hasta el momento. El país se vio envuelto en una profunda crisis interna, en tanto que el rey se mostró inútil de arreglar los inconvenientes con los que se encaraba el país. Su mala administración sumió al país en el desastre económico. En 1957 puso fin a la administración separada para la zona de Hedjaz. Ese mismo año concluyó la construcción del nuevo Palacio Real de Nasriya, donde fijó su vivienda. También en 1957 efectuó su primer viaje de estado a Estados Unidos, país con el que se comprometió a dejar que prosiguiera utilizando la base aérea de Dharan, a cambio del envío de instructores y material de guerra.
Su vieja amistad con el dirigente egipcio Nasser se rompió, y también inició una sucesión de viajes por todo el planeta con el objetivo de substituir a Egipto como la primordial capacidad árabe. Su enemistad con Egipto le llevó a elaborar un complot contra el presidente egipcio; así mismo, trataba de eludir la creación por Siria y Egipto de la República Árabe Unida. El fracaso del complot contra el dignatario egipcio le logró perder una gran parte de sus apoyos en la corte de Riad.
Una patología le sumió en una ceguera prácticamente total, con lo que cedió a su hermano Faysal en 1960 la presidencia del consejo de ministros. El nuevo jefe de gobierno aceptó el pleno control de la política exterior y también interior. Estableció una administración mucho más parca y lamentó públicamente los viejos despilfarres de su hermano, que habían causado una dañina inflación. Sin embargo, para eludir combates con el rey, anunció que el soberano seguía preservando su autoridad y que él, como jefe de gobierno, proseguiría siendo leal a su hermano. Ibn Saud nombró a Faysal en 1959 ministro de Defensa, cargo que hasta el momento había ocupado nuestro hijo del soberano, Fahed.
La resolución de Faysal de acabar con la censura de prensa incordió a Ibn Saud, quien miedoso de perder su poder absoluto, volvió a asumir todos y cada uno de los poderes en 1960. Poco tras recobrar el poder dio novedosas muestras de su absolutismo, en el momento en que forzó al Consejo de Ministros a que admitiese la concesión de la refinería de Jidda para uno de sus hijos. Ante las manifestaciones que brotaron en la corte, en el primer mes del verano de 1960 convocó una asamblea de la familia real, donde dejó establecida las esferas de predominación de cada integrante de la familia. Poco después aceptó la dimisión de su hermano. Durante 1961 reafirmó su poder asumiendo de forma directa el control de la política interior con su clásico mano dura. Sus acciones llevaron a su hermano Talal y a múltiples integrantes de la familia real, que habían atacado el sistema feudal, a escapar del país.
Trató de reconciliarse con su hermano en el mes de octubre de 1962, en el momento en que le designó presidente y ministro de Asuntos Exteriores. Su patología le forzó a pasar una gran parte del año 1963 en el extranjero para recibir distintos tratamientos médicos. Su sepa logró que la oposición interna aumentara sensiblemente. Una de sus últimas visualizaciones como rey fue su participación en la Conferencia de El Cairo, a principios de 1964. Ante su incapacidad en el momento de regentar el gobierno, su hermano Faysal, quien era partidario de una mayor modernización del país, apoyado por una gran parte de la familia real, aprovechó una exclusiva estancia en el extranjero por fundamentos de salud dio un golpe de Estado y le derribó en el tercer mes del año de 1964.
Ibn Saud fue depuesto terminantemente en el mes de noviembre de 1964, en el momento en que Faysal fue proclamado rey de Arabia Saudita por un consejo de ulemas y emires. El monarca depuesto aceptó al convidación de uno de sus mas viejos contrincantes, el presidente egipcio Nasser, y se estableció en El Cairo. Posteriormente, se trasladó a vivir a la ciudad griega de Cavouri, que estaba en las cercanías de Atenas. Falleció en el año 1969 gracias a un ataque cardiaco. Con su muerte desapareció entre los últimos monarcas absolutos de Oriente.
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