Tertuliano

La historia del mundo está escrita por las mujeres y hombres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho quela humanidad, de una forma u otra,avance.

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la relevancia que atesoró Tertuliano en la historia. El modo en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que conocieron a Tertuliano, sino que a lo mejor dejó una huella mucho más honda de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Tertuliano en persona.Tertuliano fue uno de esos seres humanos que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Tertuliano, atraen nuestra atención, tienen que servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Tertuliano, el motivo por el cual Tertuliano vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Tertuliano

(Quintus Septimius Florens Tertullianus; Cartago, el día de hoy desaparecida, de hoy Túnez, h. 160 - id., h. 220) Apologista católico reconocido como el máximo gerente de la literatura cristiana previo a San Agustín. Los pocos datos sobre su historia surgen de ciertas referencias en su obra y de autores siguientes, con lo que están sometidos aún a enfrentamiento. Al parecer, su padre era centurión, y Tertuliano recibió una esmerada educación en derecho, filosofía y oratoria. Vivió un tiempo en Roma, donde probablemente ejercitó como letrado, y se interesó por el cristianismo, si bien su conversión sucedió a su regreso a Cartago, cerca del 190. A partir de este instante desplegó una destacable actividad polémica contra los paganos y los herejes y en defensa del cristianismo mediante varios escritos. Tertuliano se transformó en una figura señalada en la Iglesia del norte de África, si bien es incierto que va a llegar a ser ordenado sacerdote. En sus escritos realizó una prosa latina original y desarrolló el vocabulario que después usaría el pensamiento católico.

La biografía de Tertuliano es bastante menos famosa que el avance de su pensamiento, atestiguado por unas treinta proyectos doctrinales, apologéticas, ascéticas y morales. Fue de origen africano, y también hijo de una familia pagana. Se formó en Cartago, animado centro cultural, donde recibió una capacitación que debió ser al tiempo literaria y jurídica. Su sabiduría, abierta a la realidad y a la hermosura y deliciosamente dialéctica, le facilitaba tanto el ejercicio de la oratoria y una magnífica erudición como el empleo de los elementos jurídicos mucho más refinados. La fusión de los dos elementos habría de dejarle poner un sello singular en la literatura apologética, que previamente había alcanzado un destacable avance en lengua griega.

En sus proyectos se encuentran ciertos testimonios sobre sus desviaciones juveniles: Tertuliano confiesa ser pecador, frecuentador de espectáculos inmorales y adúltero. No nos comunica, o al menos no tan precisamente, de qué manera se transformó al cristianismo: ello debió acontecer en torno por año 190, quizás en el curso de una estancia en Roma o tras su regreso a Cartago. Ciertas alusiones del creador dejan opinar en una viable y también intensa predominación en él de la heroica tranquilidad de los cristianos en el calvario, unida a eso que Tertuliano llama su poder de exorcismo: los mártires son la fácil verdad puesta frente a los ojos, a la que es imposible soportar. Contrajo matrimonio, y solicitó a su mujer, en un artículo dirigido a ella, que no celebrara segundas nupcias; esto piensa ahora entre los aspectos de su ideología estricta. Se piensa que fue asimismo sacerdote; sobran los razonamientos sólidos a favor de esta hipótesis, si bien no son definitivos.

En torno a 213 se distanció de la Iglesia y se acercó, atraído por su intransigencia y su rigor ética, a la herejía de los apocalípticos de Montano (montanismo), que propugnaba un retorno a la auténtica fe. Su austero ascetismo y su rigidez le llevó, aun en la secta frigia, a entablar una facción que sería llamada la de los tertulianistas, que pervivió como una iglesia sin dependencia hasta el siglo V. No cabe meditar que Tertuliano volviese a la Iglesia, opinión insinuada por ciertos. Según San Jerónimo, murió viejísimo (en torno por año 240), y fue "ejemplo popular, en la Antigüedad cristiana, de la dolorosa caída a la que se encuentran expuestas ciertas inteligencias consagrados".

Tertuliano reconoció y apreció los valores de la civilización grecorromana como la mayor parte de los cristianos cultos de su temporada, y discriminó entre aquéllos que consideraba admisibles y esos que debían rechazarse. Empleó el furor de su alma y la lucidez de su sabiduría en una secuencia de proyectos en las que exhibe brillantemente sus talentos de polemista, doctor y moralista bajo un aspecto formal de tipo académico abundante en medios expresivos, que en ocasiones rayan en la pesadez, pero que siempre y en todo momento son empleados con vigor y singularidad. Su mensaje se identifica por su rigorismo ética y su énfasis en la superioridad de la revelación y la fe sobre la razón, manifestada en la afirmación de que, tal como los profetas son los patriarcas de los cristianos, los pensadores lo son de los herejes; sus escritos sentaron también la esencial proposición de que las Sagradas Escrituras solo podían ser interpretadas por integrantes cualificados de la iglesia.

El grupo de estos escritos deja marcar su evolución espiritual, y se advierte en ellos que el tránsito del africano desde la ortodoxia a la herejía comienza mucho más de la naturaleza de su ardoroso temperamento, inclinado mucho más bien al exceso que al equilibrio del justo medio, que de la profundización racional y real en las verdades de la fe. La vasta obra de Tertuliano puede ser dividida en tres periodos: el ortodoxo, el llamado semimontanista y el periodo montanista exactamente. Entre sus escritos cabe denominar A las naciones, Apologético y A los mártires, en los que manifestó la impresión que le provocaron algunas reacciones y opiniones cristianas, como el valor y determinación de los mártires, el rigor ética, y la inflexible creencia en un solo Dios. En Sobre los espectáculos trató la prohibición para los cristianos de formar parte en los espectáculos públicos, considerados fuente de corrupción; en Contra los judíos aseveró que el pueblo hebreo no es el pueblo escogido; en Contra Marción criticó la herejía gnóstica de Marcion, que distinguía dualísticamente el Dios del Antiguo Testamento del Dios bueno del Nuevo Testamento que había enviado a Jesucristo para socorrer a la raza humana. Tertuliano fue asimismo creador del primer libro católico sobre el bautismo.

En sus proyectos morales resulta singularmente clara la inclinación del creador al montanismo: una ética especialmente estricta ya es aparente en los contenidos escritos morales del periodo de tiempo de ortodoxia, como en el mencionado Sobre los espectáculos, y se acentúa entonces hasta llegar a la proclamación de doctrinas claramente opuestas a las de la Iglesia, como sucede en Sobre la exhortación a la castidad (207), donde las segundas nupcias se muestran decididamente condenadas como adulterio, en De la corona del soldado (211), obra en la que el creador niega la legimitad del servicio militar para el católico, o en Sobre la escapada en la persecución (hacia 212), que, según las enseñanzas montanistas, asegura no estar tolerada a los seguidores del cristianismo la escapada para librarse de la persecución, método del que previamente no había sido partidario Tertuliano.

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