Teobaldo I el Trovador

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Vida y Biografía de Teobaldo I el Trovador

(Troyes, 1201 - Pamplona, 1253) Rey de Navarra (1234-1253) y conde de Champagne y Brie como Teobaldo IV (1201-1253). Hijo del conde Teobaldo III de Champagne y de Blanca de Navarra, en 1234 sucedió a Sancho VII en el trono navarro, pero tuvo que confrontar a Jaime I de Aragón, a quien correspondía el trono según un convenio entre este y el previo monarca. Estableció sus leyes por escrito, preparando un Cartulario Magno con todas y cada una ellas y el comienzo del Fuero General de Navarra. En 1239 marchó a batallar a Tierra Santa, en una cruzada que resultó un fracaso. A su muerte fue sucedido por su hijo Teobaldo II.

A lo largo de la minoría de edad de Teobaldo ejercitó la regencia en Champaña y Brie su madre, bajo la tutela del rey Felipe II Augusto de Francia. Teobaldo se formó en la corte de Felipe Augusto hasta el momento en que, en 1222, se encargó del gobierno efectivo de los 2 condados paternos. Si bien asistió, al lado del monarca francés Luis VIII, a la novedosa cruzada albigense (1226) difundida por el papa Honorio III, decidió por último tomar parte, en Aviñón, por el conde Raimundo VII de Tolosa. Asimismo, tras la rápida muerte de Luis VIII (1226) a las puertas de Tolosa, se encaró a su viuda y reina regente, Blanca de Castilla, si bien entre 1227 y 1230 procuró un positivo acercamiento.

Mientras que, había contraído matrimonio en 1220 con Gertrudis, condesa de Metz y viuda del duque Teobaldo I de Lorena (link que fue anulado un par de años después por consanguinidad), y en 1222 con Inés de Beaujeau, prima hermana de Luis VIII, con quien tuvo a Blanca, la futura mujer del conde (o duque) Juan I de Bretaña. En terceras nupcias enlazó, antes de entrar al trono navarro (1233), con Margarita de Borbón-Dampierre.

En 1230, unificados nuevamente los reinos de Castilla y León por Fernando III, las presiones castellanas y la sepa de un heredero directo en Navarra forzaron a Sancho VII de Navarra a la firma de un convenio de prohijamiento mutuo con Jaime I de Aragón (1231), que, sin embargo, no llegó a consumarse. A la desaparición del rey navarro (1234), los estamentos del reino se apuraron a admitir como soberano a su sobrino (con lo que las dinastías de origen francés accedían por primera vez al trono navarro), con el acompañamiento del papa Gregorio IX y de Luis IX de Francia, puesto que preferían escoger ellos mismos al nuevo rey para de esta manera poder demandarle la confirmación de los derechos y fueros habituales de Navarra y la reparación de los agravios realizados a barones y nobles por Sancho VII.

En efecto, a su llegada a Pamplona, Teobaldo I de Navarra se halló con la férrea resistencia de la nobleza navarra a aceptar el gobierno autocrático que había ejercido en sus dominios franceses y el ingreso a consejeros champañeses de su seguridad a los altos cargos del reino. El nuevo monarca, ya que, tuvo que amoldarse a las leyes del reino, que fueron compiladas por vez primera, bajo su reinado, en el llamado Fuero Viejo (1238), germen del futuro Fuero General del Reino, y logró llegar a un comprensión con todos y cada uno de los estamentos, excepto las discusiones que sostuvo a lo largo de años con el obispo de Pamplona.

La política interior mereció su mayor atención. La reforma y reorganización del reino bajo el modelo del aparato estatal francés se dejó ver en la administración territorial, con la creación de las merindades; en las finanzas del reino, con la introducción de la contabilidad fiscal a través de la confección de registros de cuentas cada un año; en los temas jurídicos, con la fundación de una cancillería permanente y la concesión de fueros a distintos concejos (Saracoiz, Baigorri, Olendain, Amunárriz); e inclusive en la composición económica, con la introducción de nuevos cultivos y maneras de riego.

En cuanto a la política exterior, Teobaldo I de Navarra se esmeró en sostener la paz con los 2 reinos vecinos de la Península, tal como en proyectar su predominación en los territorios franceses; en frente de los feudos ingleses del sur de Francia logró asegurar la presencia navarra en Ultrapuertos, al respaldar las revueltas gasconas de 1242-1244. Participó además de esto en una cruzada a Tierra Santa (1239-1240), malograda por las desavenencias surgidas entre los amos de la expedición.

Poseedor de una gran cultura humanística y literaria, sus creaciones trovadorescas le valieron en su tiempo mucho más popularidad que su tarea política como conde y rey; por eso sea llamado Teobaldo I el Trovador. En efecto, sus canciones corteses, pastoriles y de cruzada se ubican entre las mucho más refinadas y auténticos de la poesía trovadoresca en lengua de oil. Se preservan cerca de sesenta creaciones genuinas, mucho más veinta atribuidas, que llamaron la atención, por servirnos de un ejemplo, de Dante Alighieri.

Al fallecer le sucedió en el trono el primogénito de su tercer matrimonio, Teobaldo II (1253-1270). Hijos suyos fueron asimismo Enrique (Enrique I, 1270-1274), que sucedió a su hermano Teobaldo II a la desaparición de este sin descendencia; Pedro, señor de Muruzábal (m. en 1261); Margarita, que casó con el duque Federico III de Lorena (1251-1303); Leonor y Beatriz, que enlazó con el duque Hugo IV de Borgoña (1218-1272).

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