Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo una pieza esencial de la acción. Simone de Beauvoir es una de esas personas cuya vida, realmente, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Simone de Beauvoir es comprender más sobre etapa determinada de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la importancia que tuvo Simone de Beauvoir en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo mientras estuvo en la tierra fue determinante no sólo para aquellas personas que conocieron a Simone de Beauvoir, sino que tal vez legó una huella mucho más profunda de lo que logremossospechar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Simone de Beauvoir personalmente.Simone de Beauvoir ha sido uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Conocer lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Simone de Beauvoir, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo fundamental para que podamos apreciar no sólo la existencia de Simone de Beauvoir, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Simone de Beauvoir, gentes a quienes de de una u otra forma Simone de Beauvoir influyó, y sin duda, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Simone de Beauvoir.
Vida y Biografía de Simone de Beauvoir
(París, 1908-1986) Pensadora y novelista francesa, gerente del movimiento existencialista ateo y figura esencial en la reivindicación de los derechos de la mujer. Originaria de una familia burguesa, resaltó desde temprana edad como una pupila refulgente. Estudió en la Sorbona y en 1929 conoció a Jean-Paul Sartre, que se transformó en su compañero a lo largo del resto de su historia.
Se graduó en filosofía y hasta 1943 se dedicó a la docencia en los liceos de Marsella, Ruan y París. Su primera obra fue la novela La convidada (1943), a la que prosiguió La sangre de los otros (1944) y el ensayo Pyrrhus y Cineas (1944). Participó intensamente en los debates ideológicos de la época, atacó con dureza a la derecha francesa y aceptó el papel de intelectual comprometida. En sus contenidos escritos literarios examinó los conceptos de historia y personaje y también incorporó, desde la óptica existencialista, los temas de "independencia", "situación" y "deber".
Fue creadora al lado de Sartre, Albert Camus y Maurice Merleau-Ponty, entre otros muchos, de la gaceta Tiempos Modernos, cuyo primer número salió a la calle el 15 de octubre de 1945 y se convirtió en un líder político y cultural del pensamiento francés de mitad del siglo XX. Posteriormente publicó la novela Todos los hombres son fatales (1946), y los ensayos Para una ética de la ambigüedad (1947) y América cada día (1948).
Su libro El segundo sexo (1949) significó un punto de inicio teorético para diferentes conjuntos feministas, y se transformó en una obra tradicional del pensamiento contemporáneo. En él realizó una narración acerca de la condición popular de la mujer y examinó las diferentes especificaciones de la opresión masculina. Afirmó que siendo excluida de los procesos de producción y recluída al hogar y a las funcionalidades reproductivas, la mujer perdía todos y cada uno de los vínculos sociales y con ellos la oportunidad de ser libre. Analizó la situación de género desde la visión de la biología, el psicoanálisis y el marxismo; destrozó los mitos femeninos, y también incitó a buscar una genuina liberación. Sostuvo que la pelea para la emancipación de la mujer era diferente y paralela a la pelea de clases, y que el primordial inconveniente que debía enfrentar el "sexo enclenque" no era ideológico sino más bien económico.
Simone de Beauvoir creó con ciertas feministas la Liga de los Derechos de la Mujer, que se ha propuesto reaccionar con solidez frente cualquier discriminación sexista, y preparó un número particular de Tiempos Modernos designado a la discusión del tema. Ganó el Premio Goncourt con Los mandarines (1954), donde trató las adversidades de los intelectuales de la posguerra para asumir su compromiso popular. En 1966 participó en el Tribunal Russell, en el mes de mayo de 1968 se solidarizó con los alumnos dirigidos por Daniel Cohn-Bendit, en 1972 encabezó la asociación Choisir, encargada de proteger la libre contracepción, y hasta sus últimos días fue una incansable luchadora por los derechos humanos.
Sus rebosantes títulos testimoniales y autobiográficos tienen dentro Memorias de una muchacha formal (1958), La plenitud de la vida (1960), La fuerza de las cosas (1963), Una muerte muy dulce (1964), La vejez (1968), Final de cuentas (1972) y La liturgia del adiós (1981).
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente importantes, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de un ser como Simone de Beauvoir, que tuvo su trascendencia en un momento concreto de la historia, es vital intentar brindar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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