Pelagio

La historia de las civilizaciones la narran las personas queen el transcurrir de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho queel género humano, de un modo u otro,progrese.

Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. Pelagio es uno de esos seres humanos cuya vida, en verdad, merece nuestro interés por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Pelagio es conocer más acerca de etapa determinada de la historia de la humanidad.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que tuvo Pelagio en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en este mundo fue determinante no sólo para las personas que frecuentaron a Pelagio, sino que tal vez produjo una señal mucho más vasta de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Pelagio en persona.Pelagio fue uno de esos seres humanos que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Pelagio

(Britania, h. 360 - Alejandría?, h. 422) Monje de origen británico. Hacia el año 380 llegó a Roma, donde profesó al lado de sus acólitos un estricto ascetismo, y criticó seriamente el laxismo ética dominante en la localidad. Su doctrina, famosa como pelagianismo, confirmaba la excelencia de la creación y del libre albedrío, en menoscabo del pecado original y de la felicidad, con lo que se opuso públicamente a las enseñanzas de las Confesiones de San Agustín. Al caer la localidad a cargo de los godos de Alarico en el 410, los dos hubieron de emigrar al norte de África. Allí debió llevar a cabo en frente de los asaltos de San Agustín, quien logró la condena de su doctrina en múltiples concilios africanos (411, 416, 418) y en el concilio de Éfeso (431). En 412 se instaló en Palestina, donde redactó De libero arbitrio (416), en contestación a sus poco a poco más varios opositores. Sus sacrificios resultaron inútiles y por año siguiente fue excomulgado por el papa Inocencio I.

El pelagianismo es una concepción especial de la vida religiosa y ética que toma el nombre de su máximo gerente, el monje britano Pelagio, probablemente de origen irlandés, quien, adjuntado con sus acólitos Julián de Eclano y Celestio, la defendió en la primera mitad del siglo V, en abierta polémica con San Agustín, el que tuvo ocasión de determinar, contra él, aquella doctrina de la felicidad que se encontraba destinada a quedar como normativa en la tradición del cristianismo hasta la temporada de la escolástica. Las ideas de Pelagio (personalidad sobradamente famosa en la sociedad aristocrática de Roma a inicios del siglo V, hombre de vivo talento, si bien desprovisto de una profunda cultura) se encuentran expuestas con toda claridad en su conocida carta A Demetriades y en sus Exposiciones de las Epístolas de San Pablo.

En la carta a Demetriades, Pelagio lleva a cabo la iniciativa de la fundamental amabilidad de la naturaleza humana, en la que existiría una santidad natural con la capacidad de ejercer el juicio del bien y del mal. El mal no es ya que inseparable al hombre; el hombre fué desarrollado por Dios a su imagen y semejanza, es señor de todos y cada uno de los seres conformados y su razón y su prudencia lo resguardan contra las fuerzas brutales de la naturaleza. También frente Dios el hombre es a la perfección libre. El primer precaución de aquel que desea ser grato a Dios es el de saber su intención y conformarse a ella, en sus acciones, con un acto voluntario y libre de su espíritu.

En el comentario a las Epístolas de San Pablo, las doctrinas soteriológicas paulinas son de forma sistemática interpretadas desde este programa ética que ubicaba el sujeto humano como centro único de la vida ética y como libre constructor del bien y del mal. En el comentario a la Epístola a los romanos, Pelagio se esmera en atenuar tanto como puede las proposición soteriológicas del apóstol. Allí donde San Pablo charla de la redención "a través de la fe, sin las proyectos de la ley", Pelagio se apura a indicar el abuso hecho de este pasaje por la parte de los que aseguran que la sola fe puede bastar al bautizado; donde el apóstol asegura que Jesucristo resucitó para "justificarnos", Pelagio comprende "para corroborar la justicia de los fieles".

Para Pelagio, el pecado de Adán no ha afectado en nada la amabilidad de la naturaleza humana, sino solo ha brindado al hombre un caso de muestra de pecado. Del mismo modo que, siguiendo el ejemplo de Adán, el hombre ha pecado y se ha distanciado de Dios, de este modo, siguiendo el lumínico ejemplo de Cristo, el hombre ha comprendido nuevamente cuál es la recta senda del bien y se ha reconciliado con Dios. Pelagio niega, consecuentemente, el pecado original como culpa que ha dañado irremisiblemente la aptitud de obrar bien de la raza humana entera.

Contra los que aseguran la transmisión del pecado, Pelagio mira que, si el pecado de Adán daña asimismo a los no pecadores, de igual forma la justicia de Cristo debe de contribuir a los no fieles. Si el bautismo, en cuanto al resto, lava aquel delito, los que nacen de 2 bautizados hubieran de estar inmunes de este pecado, en tanto que no pudieron trasmitir a los hijos lo que ellos no tenían. Muy lejos de concebir el pecado como algo inmanente a la vida de los hombres, Pelagio interpreta el popular pasaje de San Pablo (Rom. VII, 15-17) concediendo que el pecado habita en nosotros, pero "como un huésped, como algo extraño", en tanto que la naturaleza humana "podría no pecar, si quisiese", y la predestinación de Dios es solo presciencia.

La tentativa de Pelagio consistía ya que, en substancia, en ofrecer una base religiosa y cristiana a una concepción completamente racionalista y autonomista de la vida ética: concepción que se resolvía en la práctica, si no formalmente, en una negación de la iniciativa cristiana de la salvación obtenible solo merced a las virtudes salvadores de Cristo, y que por consiguiente no dejaba sitio alguno, gracias a sus capitales individualistas, a la concepción de la Iglesia como administradora de sacramentos.

Es inútil saber históricamente la génesis y las fuentes de similar posición, que no era, en el fondo, característica de Pelagio, sino una actitud de extensos estratos de la población cristiana de entonces; el monje Pelagio no fue un iniciador, sino más bien la expresión de una inclinación difusa en todas y cada una partes. No debe extrañar la actitud singular adoptada por el cristianismo oriental frente a la disputa pelagiana. El cristianismo oriental iba polarizando poco a poco más sus intereses hacia los mucho más duros inconvenientes de la metafísica, y, tal como en otra ocasión el Occidente había considerado las polémicas provocadas por Arrio prácticamente como mercancía de importación, de esta forma el Oriente asistía en este momento con una alguna indiferencia a la disputa pelagiana, extraño a los inconvenientes morales relativos al hombre y a su puesto en el planeta que fueron vida y tormento del cristianismo latino. Sin embargo, había algo en el cristianismo heleno que lo llevaba a simpatizar con el límpido racionalismo ético de Pelagio, con su recio intelectualismo, con su programa ascético todo él transido de orgullosa seguridad.

Colabora para ampliar la biografía de Pelagio

¿Qué opinas de la biografía de Pelagio? ¿Has encontrado la información que pensabas que ibas a hallar?

Sin duda conocer profundamente a Pelagio es algo que está reservado a muy pocas personas, y que pretender reconstruir quién y cómo fue la vida de Pelagio es una especie de puzzleque a lo mejor alcancemos a rehacer si contribuimos todos a la vez.

Por eso, si eres del tipo de personas que creen en que colaborando es posible crear algo mejor, y detentas información acerca de la existencia de Pelagio, o en relación con algún detalle de su personalidad u creación que no hayamos contemplado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.

Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que perfilan la diversidad, y en el tema de la vida de una persona como Pelagio, que poseyó su importancia en una época concreta, es vital procurar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

Sin titubeos, contacta con nosotros para narrarnos qué conocimientos posees en relación con Pelagio. Estaremos ilusionados de perfeccionar esta biografía con más información.