Marlene Dietrich

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la relevancia que atesoró Marlene Dietrich en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que estuvo en el mundo fue determinante no sólo para las personas que frecuentaron a Marlene Dietrich, sino que a lo mejor dejó una huella mucho más insondable de lo que logremosfigurar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Marlene Dietrich en persona.Marlene Dietrich fue un ser humano que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Marlene Dietrich, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo fundamental para que podamos poner en valor no sólo la vida de Marlene Dietrich, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Marlene Dietrich, gentes a quienes de de una u otra forma Marlene Dietrich influenció, y por supuesto, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Marlene Dietrich.

Vida y Biografía de Marlene Dietrich

(Marie Magdalene Dietrich; Berlín, 1901 - París, 1992) Actriz cinematográfica alemana. Hija de un policía y de una dama de buena cuna, desde pequeñísima recibió una capacitación muy severa que cuidaba tanto sus modales y educación como su forma de vestir. Esta capacitación y sus destrezas musicales la introdujeron en el planeta del cine como integrante de orquestas que acompañaban a las proyecciones de cine mudo.

Con solamente 19 años (ahora mismo ahora se presentaba como Marlene, apelativo que brotó de la fusión de su auténtico nombre, Marie Magdalene) fue rechazada por el directivo teatral Max Reinhardt en el momento en que procuró ingresar en la Deutsche Theaterschule, si bien un par de años después lo lograría, y en el transcurso de un tiempo alternó sus clases con breves visualizaciones en otros espectáculos y ciertas películas dirigidas por Georg Jacoby (Los hombres son como esto, 1922) o William Dieterle (Un hombre al filo del sendero, 1923), entre otros muchos.

Se casó con Rudolf Sieber en 1924, tras conocerse en el rodaje de Tragedia de amor, de Joe May, y empezó a ser reclamada para distintos papeles por directivos como George W. Pabst (Bajo la máscara del exitación, 1925), Alexander Korda (La actualizada Du Barry, 1926) y Gustav Ucicky (En el momento en que la mujer pierde su sendero, 1927).

Pero el instante más esencial de su trayectoria fue indudablemente en el momento en que Josef von Sternberg la llamó para interpretar el papel de Lola-Lola en El ángel azul (1930), película simbólica del muy, muy brillante tándem que formaron y de la historia del cine; un relato sobre la humillación humana en el que Marlene/Lola lúcida una encendida pasión en todos y cada uno de los que se mueven a su alrededor.

El éxito y el reconocimiento que alcanzó tras el estreno de la película la llevó a Hollywood, en donde la Paramount la contrató para intervenir en Marruecos (1930) a la vera de Gary Cooper, el gallardo del estudio. Fueron liderados por Sternberg, quien la tuvo a sus órdenes en otras cinco películas mucho más, cubriendo la etapa mucho más atrayente de sus respectivas carreras y transformándola, también, en entre las actrices mucho más taquilleras de la década de los treinta.

Si en todos sus nuevos trabajos Sternberg supo conocer en su actriz algún aspecto diferente, el público la procuró siempre y en todo momento encantado por su deslumbrante presencia y su mágica expresión, sorprendiéndose con individuos como el de Shanghai Lily en El expreso de Shanghai (1932). Fueron unos años de creciente popularidad que concluyeron con la separación artística del directivo y la actriz.

Tras este idilio creativo, Marlene Dietrich inició una exclusiva etapa donde trabajó con directivos como Frank Borzage (Deseo, 1936), Richard Boleslawski (El jardín de Alá, 1936; por este trabajo cobró entre los sueldos mucho más altos actualmente) y Ernst Lubitsch (Angel, 1937). A lo largo de los años 40 trabajó en toda clase de producciones, en especial en westerns como Arizona (1939), de George Marshall, o Los usurpadores (1942), de Ray Enright, al lado de James Stewart y John Wayne.

Antes de la Segunda Guerra Mundial consiguió la nacionalidad estadounidense, ademán que le logró formar parte activamente en la venta de bonos y ser parte de las comitivas de artistas que se desplazaron adelante a lo largo de la contienda. A lo largo de los años cincuenta sus visualizaciones en el cine fueron mucho más ocasionales; solamente resaltan sus trabajos en Pánico en la escena (1950), de Alfred Hitchcock, y Encubridora (1952), de Fritz Lang, uno de su western mucho más particulares.

Sus visualizaciones siguientes dejaron la impresión agridulce de quien supo ofrecer todo lo destacado de sí en papeles en donde la hermosura, marchita ahora por el correr del tiempo, transmite una alguna añoranza de tiempos mejores. Es tal como se recuerda su trabajo, siempre y en todo momento efectivo, en Testigo de cargo (1957), de Billy Wilder; Sed de mal (1958), de Orson Welles; y ¿Campeones o vencidos? (1961), de Stanley Kramer. En los primeros años sesenta decidió dejar prácticamente el planeta del cine, dedicándose con intensidad a la música, actuando directamente y grabando varios discos tanto en Europa como en Estados Unidos.

Marlene Dietrich se transformó en entre los mitos del cine, y como tal fue reverenciada por varios espectadores que asistieron en masa a conocer sus películas; fue una actriz con extensa variedad de registros expresivos que engrandeció con sus canciones y actuaciones de baile. Por su impresionante personalidad (incontenible en varios momentos de su historia), se transformó en la mujer mortal arrebatadora y misteriosa que, alén de representar en sus papeles, interpretaba a lo largo de su vida. Sus preciosas piernas y la voz ronca quedaron como iconos (visuales y sonoros) representativos de una trayectoria que se movió en los márgenes de un romanticismo abocado, irremisiblemente, a la fatalidad.

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Evidentemente llegar a comprender a Marlene Dietrich es algo que está reservado a pocas personas, y que intentar reconstruir quién fue y cómo fue la vida de Marlene Dietrich es una especie de puzzleque posiblemente logremos rehacer si colaboramos juntos.

Por esta razón, si eres del tipo de personas que confían en que de modo colaborativo es posible hacer algo mejor, y detentas información acerca de la biografía de Marlene Dietrich, o con respecto a algún característica de su personalidad u creación que no se observe en esta biografía, te pedimos que nos lo hagas llegar.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre imprescindibles, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de un ser como Marlene Dietrich, que tuvo su importancia en una época concreta, es imprescindible procurar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

Sin titubeos, contacta con nosotros para narrarnos qué conocimientos tienes tú con respecto a Marlene Dietrich. Estaremos complacidos de perfeccionar esta biografía con más información.