Luciano Benetton

Apreciar las luces y las sombras de las personas significativas como Luciano Benetton, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa esencial para que podamos apreciar no sólo la existencia de Luciano Benetton, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Luciano Benetton, personas a quienes de de una u otra forma Luciano Benetton influenció, y por supuesto, conocer y descifrar cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Luciano Benetton.

Vida y Biografía de Luciano Benetton

(Ponzano, Treviso, 1935) Diseñador de tendencia y empresario italiano. Nacido en una provincia de vieja tradición textil, su padre marchó a África para trabajar como camionero tras la Segunda Guerra Mundial, y, perjudicado de malaria, murió en 1945. Luciano, que entonces contaba nueve años de edad y deseaba estudiar medicina, debió dejar la escuela y ponerse a trabajar para sostener a su madre y sus tres hermanos inferiores. Consiguió un empleo de ligado en una tienda de tejidos y confección. Un día de 1955 le ha propuesto a su hermana, que entonces tejía prendas para un taller, que trabajasen los 2 juntos: ella tricotando jerséis, y Luciano vendiéndolos.

Sin dinero pero con bastante arrojo, pusieron manos a la obra. Tuvieron que vender ciertos de sus elementos personales, así como una guitarra, una armónica y una bicicleta, y con las 35.000 liras que lograron lograron obtener una máquina de hilar. Su hermana pasaba mucho más de dieciocho horas enfrente de la máquina y Luciano se dedicaba a vender la mercancía en la tienda donde trabajaba de ligado. Más adelante, con el muestrario bajo el brazo, se resolvió a conocer a los mercaderes del pueblo y logró un pedido de setecientas prendas. La demanda aumentó y próximamente debieron repartir el trabajo entre otros muchos artesanos.

En 1965 creó adjuntado con su hermana Giuliana y sus hermanos Gilberto y Carlo la firma comercial Fratelli Benetton. Cuatro años después la compañía abrió su primera tienda en el extranjero, en París. En 1975, diez años tras su nacimiento, Benetton era ahora prácticamente una internacional que tenía nueve factorías en el planeta, cinco en Italia y una en España, Francia, Escocia y Estados Unidos. En 1989 Benetton tenía ahora 600 tiendas en Norteamérica, 500 en Francia, 200 en España, tal como establecimientos en Bucarest, Praga y Budapest. El conjunto vendía mucho más de setenta millones de prendas en unos ochenta países de todo el planeta, facturaba unos 152.000 millones de pesetas por año (con unos provecho de sobra de 11.000 millones de pesetas) y cotizaba en las bolsas de Tokio y Francfort y en Wall Street.

Tales cantidades bastan para ubicarlo al lado de los enormes nuevos negociantes del ámbito textil (como Isak Andic o Amancio Ortega) que, tras la universalización del prêt-à-porter, edificaron desde la nada excelentes imperios con renovadas tácticas empresariales. Consciente de la necesidad de diversificación de la actividad empresarial, Luciano Benetton creó una línea de baño completa, un perfume elaborado por Hermés y un holding financiero llamado Edizione para prestar servicios a sus asociados y otras entidades del ámbito textil. Edizione adquirió la compañía de productos de deporte Nordica, asimismo italiana y que ocupa el top en el planeta entre los desarrolladores de prendas deportivas de invierno.

Al éxito de los colores vivos y del estilo informal de la marca contribuyó indudablemente una propaganda original, que de forma frecuente vio intensificada su difusión y efectividad merced a las polémicas que provocaba. En los años 90, Luciano Benetton y su fotógrafo promocional Oliviero Toscani usaron imágenes que levantaron el escándalo y fueron censuradas, como la de un recién nacido al que no le habían cortado el cordón umbilical, la de un sacerdote y una monja besándose, o la de una familia que acompaña a un moribundo de vih. En febrero de 1993 apareció desvisto y con sus manos cubriendo sus partes mucho más íntimas en periódicos y gacetas de todo el mundo. El aviso formaba una parte de la campaña de publicidad del Clothing Redistribution Project, una operación beneficiosa de obtenida de ropa utilizada y destinada al Tercer Planeta.

Su paso por la complicada política italiana fue sutil. En los comicios electorales del 5 de abril de 1992, se presentó candidato al Senado por el Partido Republicano Italiano (PRI) y consiguió el escaño. Pero en el mes de octubre de 1993 la Cámara concedió el suplicatorio que había pedido la justicia italiana en el mes de abril para juzgarlo de la acusación de delito de bancarrota y falsedad en comunicaciones sociales en la situacion del alquiler de la marca Fiorucci. Benetton no se presentó a la reelección como senador en los comicios de finales de marzo de 1994 y calificó esa etapa de efectiva, al unísono que solicitaba el voto para Alianza Democrática. La fecha del desarrollo se fijó para marzo de 1997 en un tribunal de Milán; su defensa adujo que en el momento en que se causó la quiebra de Fiorucci ahora hacía un par de años que habían dejado el accionariado.

Desde 1996, Luciano Benetton se transformó en entre los mayores terratenientes de Argentina, país en el que adquirió primero 600.000 hectáreas de lote en las provincias de la Patagonia, para dedicarlo a la cría ovina y bóvida. Dos años después sus pertenencias habían incrementado hasta las 900.000 hectáreas. Su imperio empresarial no ha cesado de medrar y diversificarse. En 1997 disponía de siete mil puntos de venta de sus fabricantes United Colors of Benetton, Sisley y 012 en ciento veinte países, y las ventas rondaban los 300.000 millones de pesetas; la adquisición y también incorporación de novedosas compañías al conjunto fué incesante, tal como la entrada en el accionariado de corporaciones extrañas al campo de la tendencia.

Luciano Benetton transformó en sede de su conjunto la Villa Minelli, una vieja mansión de su ciudad natal, Ponzano, construida en el siglo XVII y restaurada en 1969. Desde allí prosigue moviendo los hilos de su imperio, en cuya dirección asimismo forman parte sus hijos Alessandro y Rocco. Coleccionista de turismos viejos y aficionado al motor, patrocinó entre 1986 y 2001 una escudería de turismos de Fórmula 1. Ya en 1991 su crónica quedó obtenida en la autobiografía Benetton, el color del éxito, redactada por la periodista estadounidense Andrea Lee.

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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente esenciales, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de alguien como Luciano Benetton, que poseyó su relevancia en un momento histórico concreto, es esencia tratar de ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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