Hans Blix

Ya sea inspirando a más seres humanos o tomando parte de la acción. Hans Blix es una de las personas cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Hans Blix es comprender más sobre una época concreta de la historia del género humano.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas significativas como Hans Blix, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es una cosa esencial para que podamos poner en valor no sólo la existencia de Hans Blix, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Hans Blix, aquellas personas a quienes de de una u otra forma Hans Blix influyó, y sin duda, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Hans Blix.

Las biografías y las vidas de personas que, como Hans Blix, seducen nuestra curiosidad, deben servirnos siempre como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Hans Blix, el motivo por el cual Hans Blix vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Hans Blix

(Uppsala, 1928) Político y diplomático sueco. Hans Blix nació en Uppsala el 28 de junio de 1928, en una familia burguesa. Estudió en la facultad de su localidad natal, entonces en la de Columbia (Novedosa York) y se licenció en derecho por la británica de Cambridge.

En 1959 se doctoró en derecho por la Universidad de Estocolmo, donde inició una carrera universitaria como instructor de derecho en todo el mundo, mientras que ingresaba en el cuerpo diplomático. Ocupó distintos cargos en el Ministerio de Asuntos Exteriores, fue integrante de la delegación de Suecia en la Asamblea General de la ONU (1961-1981) y en la charla del desarme de Ginebra (1962-1978), hasta transformarse en un reputado especialista en todo cuanto concierne a la carrera armamentista y la proliferación de armas nucleares.

Director general de la AIEA

Aunque simpatizante del Partido Socialdemócrata, Hans Blix fue ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno compuesto por el liberal Ola Ullsten en 1978 y se sostuvo en el cargo en una coalición de partidos burgueses hasta 1981, en el momento en que fue designado directivo general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), con origen en Viena, organismo solicitado de supervisar las inspecciones sobre los programas nucleares furtivos de los países empeñados en contar con del arma nuclear, entre ellos Iraq y Corea del Norte, más allá de las prohibiciones establecidas por el Tratado de No Proliferación (TNP), que entró en vigor en 1970.

Sus críticos le recriminan que, a lo largo de los años que estuvo adelante de la AIEA (1981-1997), los regímenes de Iraq y de Corea del Norte desarrollasen clandestinamente sus programas de armas nucleares, lo que solo se descubrió en la situacion iraquí tras la guerra del golfo Pérsico en 1991.

El Pentágono ordenó entonces a la CIA que abriese una investigación para saber los fallos y los engaños de los gobernantes de la ONU. «Es acertado decir que la AIEA fue burlada por los iraquíes», reconoció Blix en el momento en que los reproches se repitieron tras sus novedosas responsabilidades en Iraq.

Tuvo éxito, por contra, en Sudáfrica, cuyo gobierno, tras la abolición del apartheid, procedió al desarme nuclear unilateral. Las inspecciones de la AIEA fueron pedidas por Pretoria tras firmar el TNP en 1991. Dos años después, el gobierno sudafricano anunció que seis bombas nucleares y una séptima en curso de fabricación habían sido demolidas. Los inspectores de la AIEA comprobaron con sencillez esa destrucción, pero las armas químicas y biológicas han quedado ajeno del escrutinio de las Naciones Unidas y envueltas en el mayor misterio.

Al frente de la Unmovic

Retirado de la vida pública, y en el momento en que estaba de vacaciones en la Antártida, en el mes de enero de 2000 fue requerido por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, a iniciativa de Francia y Rusia, a fin de que admitiera su ascenso como presidente ejecutivo de la Comisión de las Naciones Unidas de Vigilancia, Verificación y también Inspección (Unmovic) del desarme de Iraq, construída por la resolución 1.284 (17 de diciembre de 1999) del Consejo de Seguridad para sustituir a la Comisión Especial para el Desarme (Unscom) establecida en 1991.

Su decisión levantó una fuerte polémica, puesto que el Consejo de Seguridad había rechazado a Rolf Ekeus, el candidato propuesto por Estados Unidos y Gran Bretaña. Hans Blix entró en funcionalidades el 1 de marzo de 2000, mientras que arreciaba la disputa después de que el embajador estadounidense en las Naciones Unidas lo describiese como «bastante estricto para Saddam Hussein, bastante juicioso y cortés para Washington y poco puesto en compromiso para los que querían la paz a cualquier precio».

El períodico The New York Times lo consideró «un hombre irresoluto» y enjuició su designación como «un signo turbador de que la red social en todo el mundo no tiene la determinación que se requiere para ordenar un efectivo sistema de inspección de armas en Iraq».

Hans Blix no perdió la tranquilidad ni la neutralidad frente a los óbices que se levantaban por tirios y troyanos frente a la misión más esencial de su extendida carrera diplomática. Rechazó el acoso o el insulto de sus interlocutores y también insistió en que su trabajo no podría ser efectivo sin la independencia de los inspectores y la cooperación de las autoridades iraquíes. «No somos quizá los mucho más refulgentes, pero no nos encontramos a sueldo de absolutamente nadie», declaró.

Esas declaraciones le granjearon desde el primer instante la hostilidad de los halcones del Pentágono, pero contribuyeron a que el ministro de Asuntos Exteriores iraquí, Naji Sabri, dirigiera una carta al secretario general de la ONU (16 de septiembre de 2002) para transmitirle que su gobierno admitía la reanudación sin trabas de las inspecciones interrumpidas en el último mes del año de 1998.

La resolución 1.441

El acuerdo para la reanudación «instantánea, sin condiciones ni restricción» de las inspecciones fue firmado en Viena el 1 de octubre de 2002 por los representantes del gobierno iraquí. El 3 de octubre, al comparecer frente al Consejo de Seguridad, Blix solicitó una exclusiva resolución para determinar el orden y en su caso agrandar el de los inspectores.

La resolución 1.441, aprobada unánimemente el 8 de noviembre, fortaleció la autoridad de la Unmovic y demandó a Iraq el libre ingreso «inmediato, sin óbices, incondicional y sin limitaciones» a todas y cada una de las instalaciones, inmuebles, ficheros, personal científico, medios de transporte y palacios de presidentes. También amenazó al gobierno iraquí a dar en treinta días una declaración actualizada y completa sobre sus programas de armamento.

Blix se trasladó a la ciudad más importante iraquí en compañía de Mohamed El-Baradei, directivo de la AIEA, para elaborar el lote, el 18 de noviembre, y los 270 inspectores comenzaron a llegar diez días después. Las autoridades iraquíes ofrecieron una mayor cooperación, pero en su primer informe frente al Consejo de Seguridad, el 9 de enero de 2003, el jefe de los inspectores lamentó la poca cooperación de Bagdad y reconoció que la declaración iraquí del 7 de diciembre previo, donde negaba la presencia en el país de armas de destrucción masiva, era incompleta.

Una semana después, los inspectores hallaron once cabezas de misiles vacías en increíble estado, en el momento en que el despliegue de la maquinaria bélica estadounidense parecía incontenible. En otro informe, anunciado frente al Consejo de Seguridad el 27 de enero, Hans Blix explicó que Iraq no había recibido de forma plena el desarme que se le había impuesto por las resoluciones de la ONU y apuntó varios errores en la cooperación, pero aseguró que los inspectores no habían encontrado rastros ni pruebas específicas de arsenales prohibidos.

En consecuencia, se declaró partidario de proseguir con las inspecciones, tras expresar sus inquietudes sobre la presencia de armas químicas y biológicas. En resumen, solicitó mucho más tiempo a Estados Unidos y mayor cooperación a Iraq para poder el desarme.

Ultimátum y fuertes presiones

En un corto informe del 14 de febrero empleó términos similares, y una semana después, Blix dio un ultimátum a Iraq a fin de que destrozara los misiles Al Samud-2, cuyo alcance superaba los límites establecidos por la ONU. Sometido a fuertes presiones contradictorias, volvió a comparecer frente al Consejo de Seguridad el 27 de febrero y el 7 de marzo para admitir progresos en el desarme y también insistir en que la cooperación iraquí distaba bastante de ser incondicional, una situación bivalente, si bien reflejo de una situación cansado complicada, que ofreció razonamientos a los oponentes.

En la grave crisis representada en el Consejo de Seguridad de la ONU a propósito del desarme de Iraq, Hans Blix, heredero de una tradición de independencia, terminó por encarnar el justo medio, la neutralidad del especialista que se atrae, frente todo, por los hechos, en la mitad de la refriega entre los incondicionales de la guerra y los defensores de la continuidad de las inspecciones. Pero no ha podido eludir una guerra que, según declaró, «se encontraba planeada ya hace un buen tiempo».

Tras el estallido de la guerra de Iraq, promovida sin el acompañamiento de la ONU por el llamado «trío de las Turbes» (el presidente estadounidense George W. Bush, el presidente británico Tony Blair y el presidente español José María Aznar), Hans Blix lamentó que Estados Unidos y Gran Bretaña no le hubiesen dejado finalizar la labor, y aseguró que las dos potencias estaban mucho más con intereses en acabar con el régimen de Saddam Hussein que en revisar su desarme.

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Debido a esto, si eres del tipo de personas que creen en que de modo colaborativo existen posibilidades de elaborar algo mejor, y tienes información con respecto a la vida de Hans Blix, o acerca de algún elemento de su persona u creación que no se contemple en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.

Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de un ser como Hans Blix, que tuvo su significación en una época concreta, es indispensable tratar de mostrar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

Sin titubeos, contacta con nosotros para contarnos qué conocimientos posees con respecto a Hans Blix. Estaremos ilusionados de poder completar esta biografía con más información.