Francis Joseph Spellmann

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que atesoró Francis Joseph Spellmann en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo mientras permaneció en la tierra fue determinante no sólo para quienes conocieron a Francis Joseph Spellmann, sino que a caso produjo una huella mucho más profunda de lo que podamosconcebir en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Francis Joseph Spellmann de forma personal.Francis Joseph Spellmann ha sido una persona que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Francis Joseph Spellmann, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa esencial para que seamos capaces de apreciar no sólo la existencia de Francis Joseph Spellmann, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Francis Joseph Spellmann, personas a quienes de un modo u otro Francis Joseph Spellmann influenció, y por supuesto, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Francis Joseph Spellmann.

Vida y Biografía de Francis Joseph Spellmann

(Whitman, 1889 - Nueva York, 1967) Prelado católico estadounidense. Miembro de una modesta familia de origen irlandés, efectuó sus estudios en la Universidad de Fordham y en el Colegio Norteamericano de Roma, donde fue ordenado sacerdote el 14 de mayo de 1916, exactamente el mismo año en que recibió el doctorado en teología. Luego de ejercer su apostolado en la parroquia de Todos los Santos de Roxbury (Massachusetts), pasó a Boston; allí fue directivo de la gaceta Pilot y archivero de la arquidiócesis en 1923.

En 1925 fue llamado a la Secretaría de Estado del Vaticano, donde se ocupó, entre otras muchas cosas, de la traducción de las encíclicas que se propagaban mediante la Radio. Allí continuó a lo largo de ciertos años, en el lapso de los que se ganó la seguridad del papa Pío XI y la amistad del cardenal Pacelli, futuro Pío XII.

El 8 de septiembre de 1932 fue consagrado obispo en la Basílica de San Pedro, y regresó entonces a Estados Unidos para ejercer como obispo socorrer de Boston. El 15 de abril de 1939 fue nombrado arzobispo de Nueva York por el recién escogido papa Pío XII. Antes, en 1936, en el momento en que el cardenal Pacelli visitó los Estados Unidos en calidad de Secretario de Estado del Vaticano, fue Monseñor Spellman quien lo acompañó por todo el territorio. Pío XII lo nombró cardenal el 18 de febrero de 1946.

Bajo su dirección, la arquidiócesis de Nueva York vivió años de excepcional expansión y desarrollo. En el primer año subsanó la deuda de 28 millones de dólares americanos que la diócesis amontonó en la Gran Depresión; en 1939 creó la Comisión de Construcción para supervisar todas y cada una de las creaciones de la diócesis; del mismo modo, un par de años después instituyó los Servicios Institucionales de Mercancías para iglesias y también instituciones, como una enorme central para las compras de la arquidiócesis, lo que le dio un ahorro de 1,5 millones de dólares americanos por año.

A lo largo de su gobierno asimismo conoció una enorme expansión la institución "Charitas Católica"; llegó a crear o reformar mucho más de 370 centros institucionales de principal y secundaria, con lo que se realizó merecedor del sobrenombre de "cardenal de la educación". Conocedor del colosal influjo de la televisión, creó el Centro de Instrucción para Televisión y lo dotó de buenos equipos. Financió la edición de Catholic Encyclopedia for School and Home (1964) y la New Catholic Encyclopedia (1967).

Renovó completamente el seminario diocesano de San José y en sus predios edificó la Biblioteca Arzobispal en memoria del arzobispo Corrigan, tal como el centro recreativo "Cardenal Spellman" y el Centro de Procesamiento de Datos. Su campo de predominación excedió los límites de su diócesis siendo nombrado Vicario Castrense para los Estados Unidos, cargo que le dio la posibilidad de conocer los frentes de la Segunda Guerra Mundial animando a los soldados norteamericanos, tal como entonces hiciese en el campo de guerra de Corea.

Sus afirmaciones contra el comunismo, contra la inmoralidad y a favor de la educación a todos y cada uno de los escenarios merecieron la atención en todo el mundo. Destacan entre sus publicaciones The Road to Victory (1942), Action this day (1943), No greater Love (1945) y The foundling (1951). Figura importante en el panorama nacional de Estados Unidos, se mostró acorde con la modernidad y los avances en tecnología, y fue a lo largo del Concilio Vaticano II entre los mucho más firmes defensores del esquema sobre la Iglesia y el planeta moderno, y de la Declaración sobre la Libertad Religiosa.

El papa Pablo VI lo nombró integrante de la Comisión Preparatoria del Concilio; fue integrante de las comisiones organizadoras del trabajo conciliar y integrante de la Comisión Central Postconciliar para la interpretación de los documentos conciliares. Después del Concilio fue entre los primeros obispos empeñados en poner en práctica las reformas del mismo, referentes a la liturgia y a la organización de la vida parroquial y diocesana.

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